La planificación para el desarrollo nacional (III)

En publicaciones anteriores habíamos señalado que para cualquier país y, en especial para el Paraguay, es muy importante fortalecer un sistema de planificación y cumplir el precepto constitucional que los planes serán de aplicación obligatoria para el sector público y servirá de orientación para el sector privado (Constitución Nacional Arts. 176 y 177). Esta herramienta será de gran utilidad para enfrentar con éxitos al enemigo número uno de los paraguayos: La pobreza.

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Uno de los desafíos para el Gobierno en el Paraguay es la erradicación del la pobreza, la pobreza extrema y el hambre. Seguidamente, presentamos el contexto latinoamericano sobre el particular.

“Hambre y subnutrición en América Latina y el Caribe”

De acuerdo al Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe 2012, publicado por la Oficina Regional de la FAO, nueve de los 33 países de la región cuentan con una tasa de prevalencia de hambre inferior al 5%, mientras que en 16 la tasa es superior al 10%. Los países más afectados por al hambre en la región son Haití (con prevalencia de 44,5 %), Guatemala (30,4 %), Paraguay (25,5 %) Bolivia (24,1 %), y Nicaragua (20,1 %).

Alarmante

Esta información es alarmante, hasta lapidario que después de Haití y Guatemala ya esté el Paraguay en el que uno de cada cuatro habitantes está afectado por el hambre.

Pero ¿qué es el hambre? Hasta jocoso sería para muchos definir el hambre. Pero, según Amartya Sen, premio Nobel de Economía 1998, “el hambre no se define porque no haya suficiente alimentos para comer, sino porque algunas personas no dispongan de suficientes alimentos para comer”.

Pobre es aquella persona a la que le falta el ingreso necesario para satisfacer sus necesidades esenciales: alimentos, vestidos, vivienda. Mientras que pobre extremo es aquel cuyo ingreso económico no le permite satisfacer sus necesidades básicas de alimentación.

Esta situación no se explica por una insuficiente producción o por falta de abastecimiento alimentario, sino que se debe, fundamentalmente, a la falta de acceso a los alimentos por parte de un sector importante de la población que no cuenta con ingresos suficientes para adquirirlos.

Paraguay: pobreza, pobreza extrema y desnutrición

En un artículo anterior habíamos señalado que uno de los compromisos y desafíos de la clase política nacional es la “Erradicación de la pobreza extrema, el hambre y la desnutrición en el Paraguay”.

En el Paraguay, 4 de cada 10 habitantes (2.500.000 personas) viven en la pobreza, y 2 de cada 10 son pobres extremos (aproximadamente 1.350.000 personas). Es decir, sus ingresos económicos no les alcanzan para cubrir sus necesidades alimentarias mínimas. Además, cabe señalar que esta situación se torna crítica en el área rural, en especial la pobreza extrema.

La desnutrición es consecuencia de la pobreza más la educación sobre cómo alimentarse.

Los datos reflejados en el cuadro nos demuestran que el 65% de las mujeres embarazadas en el último decenio tuvieron problemas de nutrición, es decir, mala nutrición.

Por otro lado, sabemos que un niño mal nutrido desde el vientre materno trae graves consecuencias para los futuros habitantes de este país.

Es una responsabilidad del Gobierno dar alta prioridad a esta situación y dar solución en la brevedad que le sea posible. La salud y la educación en sus diversas manifestaciones tienen que reflejarse en los programas de Gobierno de todos los candidatos presidenciables que competirán en 21 de abril próximo.

En la actualidad existen esfuerzos institucionales con un débil sistema de coordinación para solucionar estos graves problemas sociales. El principal es la ejecución de un “Plan Nacional de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional” (PLANAL) que pretende constituirse en una política que busca erradicar el hambre y la desnutrición del Paraguay, desde un enfoque territorial participativo. Es decir, a los afectados ya no se les deben llevar soluciones enlatadas, sino deben participar en determinar sus problemas y plantear las alternativas de solución a los mismos y con activa participación de los municipios y gobernaciones del país.

Las entidades públicas involucradas en el tema, entre otras, citamos al MAG, con su Programa Producción de Alimentos, al Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, a través del INAN; al MEC, DIBEN, SAS, INDI etc. La Secretaría Técnica de Planificación (STP) es la instancia de coordinación, difusión y monitoreo del citado plan.

¿Qué hace falta? Fortalecer las instancias de coordinación y difusión mediante un fuerte respaldo político-institucional.

La FAO dio su valioso apoyo al país desde la elaboración del plan hasta el fortalecimiento y empoderamiento de parte de las instituciones nacionales y las autoridades políticas.

Los planificadores de los candidatos que pugnarán por el poder político en abril próximo deberán plantear las alternativas de solución a estas problemáticas: Pobreza, hambre, desnutrición. Y no existe margen de error, ¡porque el pueblo ya no puede esperar!

No perdamos de vista esa frase de “Juntos podemos, solos pereceremos”.

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En el país, uno de cada cuatro habitantes está afectado por el hambre y es un problema que debe ser resuelto sin perder tiempo.

(*) Economista, graduado en la UNA, con especialización en Planificación de Desarrollo en Israel y países como Japón, Corea, EEUU. Docente de la UNA y actual director general de Desarrollo Territorial e Integración Regional de la STP.

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