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La transición de una economía poco diversificada, con muy pocas cadenas de valor, a otra de mayor actividad, exigió una adaptación y mejoramiento continuo de las infraestructuras y los servicios. Una buena parte de los agentes económicos comenzaron a observar oportunidades de expansión e innovación, atendiendo la ampliación del tamaño de la oferta.
Varios procesos simultáneos ocurrieron en la última década: expansión e intensificación de la agricultura y la ganadería, impactando en el mayor número de empresas y trabajadores en los distintos eslabones, el crecimiento de los sectores de comercio y servicios, que aprovechaban los mayores ingresos y la mayor cantidad de gente con empleo, es decir un aumento de consumidores.
Rápidamente los distintos sistemas de producción, acopio, así como las infraestructuras viales, los servicios públicos e inclusive las estructuras urbanas mostraron las serias limitaciones en cuanto a la capacidad de carga. Muy pocas fueron las políticas públicas que se anticiparon y lograron mejorar el desempeño en algunos servicios. Por lo general, el crecimiento económico y el conjunto de modificaciones que se produjeron en las estructuras productivas y sociales no estuvieron acompañadas con la velocidad ni intensidad necesaria o requerida.
La principal característica de la evolución de los sistemas económicos ha sido la inercia, entendida como la fuerza que se autodirige a sí misma, sin más directrices u orientaciones que las provenientes de las actividades productivas.
Paradójicamente, el crecimiento económico generó nuevos problemas y limitaciones que exigían soluciones nuevas, creativas y alternativas, donde el principal responsable era el Estado, justo el actor que menos se había adaptado a las nuevas condiciones.
No han existido planes nacionales y menos aún sectoriales que hubiesen podido orientar, organizar o adelantarse a los cambios que venían.
La crisis de la planificación central de la década de 1980, y la emergencia del concepto de la descentralización, aparecida en la década de 1990, parece que no crearon las condiciones para pensar de forma orgánica en las posibilidades, recursos y habilidades de desarrollo nacional.