Cargando...
1. Itaipú es la usina hidroeléctrica de mayor producción mundial de electricidad limpia y renovable a partir de la energía cinética y el potencial del río Paraná, imponente curso de agua que sirve de límite entre la República Federativa del Brasil y la República del Paraguay.
La marca histórica de generación, en el año 2008, fue de 94, 6 millones de megavatios hora. La máxima producción anual prevista para la represa “Tres Gargantas” de la China Continental es de 84, 7 millones de megavatios hora. La Central Itaipú Binacional, que puede producir en condiciones ideales hasta 100 millones de megavatios hora, abastece el 19% del mercado brasileño –principalmente São Paulo y Río de Janeiro– y el 77% del mercado paraguayo. El costo de la obra a ser cancelada en el año 2023 será de unos US$ 61.000 millones –cifra que duplica el precio de la usina “Tres gargantas” de la China Continental y triplica el presupuesto para la reconstrucción de las regiones de Chile devastadas por el terremoto del año 2010– y cuya mitad abona puntillosamente como la otra Alta Parte Contratante el Paraguay.
La desaparición de las cataratas del Salto del Guairá, del bosque Atlántico y su fauna, de los pueblos originarios que poblaban los montes, la interdicción de la comunicación por el río Paraná bloqueado por la gigantesca represa y la inundación por el embalse de unos 600 kilómetros cuadrados de tierra inmensamente fértil sacrificó el Paraguay para la construcción de la central hidroeléctrica.
Las aguas del torrentoso río y la mitad del pago por el sideral costo de la construcción son los otros aportes del Paraguay a cambio de apenas un 8% de la energía eléctrica producida por la usina.
El Tratado, acordado en el año 1973 por el Brasil y el Paraguay para realizar el aprovechamiento hidroeléctrico de los recursos hidráulicos del condómino río Paraná, creó en igualdad de derechos y obligaciones la entidad binacional Itaipú. En el Tratado se estableció la división en partes iguales entre los dos países de la energía producida por la usina hidroeléctrica. No obstante, reconoce para cada uno de ellos el derecho de adquisición por la energía no utilizada para el consumo del propio país, condición que obliga a derivar obligatoriamente al mercado brasileño la energía paraguaya excedente, actualmente el 83%, no a un precio justo sino a cambio de una ínfima compensación, hoy quince veces inferior al costo de producción.
Según el Estatuto del año 1973 –parte del Tratado–, en el Directorio Ejecutivo de la entidad binacional los adjuntos a los directores podían asistir a las reuniones con voz pero sin voto. Todos los directores adjuntos eran paraguayos. En la actualidad, las principales direcciones que gobiernan la entidad binacional siguen a cargo de funcionarios brasileños.
Por razón del Tratado de Itaipú, la producción energética y el manejo de la entidad binacional quedaron a cargo del Brasil. La energía no utilizada por el Paraguay anualmente –el equivalente a dos años de producción de la usina Yacyretá cuando esta central opere a cota 83– debe ser cedida de manera obligatoria al Brasil casi gratuitamente sin la posibilidad de venta a terceros.
2. Esta apropiación indebida de la industria más importante del Paraguay tuvo su origen en el compulsivo Tratado de Límites del 9 de enero del año 1872 que concretó la antigua aspiración brasileña de apoderarse de los territorios situados entre los ríos Blanco y Apa y las zonas del Amambay, unos 62.000 kilómetros cuadrados de territorio nacional, el triple del actual departamento de San Pedro, el más extenso de la Región Oriental del Paraguay. Sin embargo, el Tratado no modificó la situación jurídica del Salto del Guairá. Las instrucciones de las cancillerías del Paraguay y del Brasil para su demarcación coincidieron en la común convicción de que las cataratas debían quedar dentro de territorio paraguayo. Para que ellas pasaran de la soberanía del Paraguay al Brasil era menester una explícita adjudicación a favor de ese país, que el Tratado de 1872 no estipuló. El Tratado complementario del año 1927 ratificó que el límite de Paraguay y Brasil entre el río Apa y la Bahía Negra es el río Paraguay.
En el año 1930, por insistencia de Brasil, se decidió nuevamente demarcar la frontera ya pactada en el año 1872 y fue en esta ocasión que por primera vez articuló pretensiones sobre la totalidad del Salto exhibiendo un mapa carente de valor jurídico para modificar el Tratado.
Esta segunda demarcación iniciada en el año 1933 –sin consideración a la guerra que el Paraguay libraba en el Chaco– hecha con procedimientos técnicos irreprochables, permitió comprobar los fehacientes derechos del Paraguay sobre el Salto del Guairá, pues la línea de fronteras terrestre toca el río Paraná al Norte de las cataratas –dejándolas en el lado paraguayo– y no por el Sur como lo interpretó el Brasil, situación que impide hasta hoy demarcarse oficialmente los límites entre Paraguay y Brasil en unos 20 kilómetros de extensión, entre el punto 341/IV de la Cordillera del Mbaracayú y el Salto del Guairá.
Desde el año 1955 el Brasil comenzó a realizar estudios para el aprovechamiento del Salto del Guairá. En febrero del año 1962, el “Jornal do Brasil” informó que se contrató los servicios técnicos de un especialista para confeccionar un relatorio preliminar sobre el aprovechamiento integral del “Sete Quedas” o Salto del Guairá en el río Paraná. La reacción paraguaya no se hizo esperar y por nota al ministro de Relaciones Exteriores del Brasil se manifestó que mientras no se concluyan los trabajos de demarcación en la frontera común ninguno de los países podrían proponerse unilateralmente el aprovechamiento integral de la energía hidráulica del Salto del Guairá.
El 2 de septiembre del año 1963, el presidente João Goulart por medio de su ministro de Energía y Minas de visita al Paraguay anunció que “ninguna estaca se pondría para estas obras sin pleno acuerdo con Paraguay”.
Al año siguiente, el 19 de enero del año 1964, en la hidroeléctrica “Tres Marías”, Estado de Minas Gerais, se reunieron los presidentes Stroessner y Goulart y acordaron sobre todos los aspectos generales relativos al aprovechamiento conjunto del potencial hidroeléctrico del Salto del Guairá. Decía en parte el informe de prensa suministrado en el Palacio de López: “…gran obra que harán conjuntamente los dos Estados y que será la de mayor importancia entre todas las de su género hasta hoy emprendidas en el mundo”.
Para desgracia del Paraguay, el 31 de marzo del año 1964, militares brasileños depusieron al gobierno de João Goulart y en el siguiente año, junio del año 1965, un destacamento militar brasileño se instaló en territorio paraguayo en el trecho de veinte kilómetros de la línea de límites aún no caracterizada, entre el hito 341/IV y el Salto del Guairá, Puerto Renato para los brasileños. Según el general (R) Adolfo Samaniego, de guarnición entonces en Puerto Presidente Stroessner, eran cuatro los batallones de ocupación.
Era evidente que el Brasil no quería un socio para la gran obra. El potencial energético de las cataratas, ahora en su poder, sería suficiente para llevar a cabo unilateralmente el emprendimiento.
La crisis siguió escalando y el 21 de octubre del mismo año fueron detenidos varios miembros de la Comisión de Límites destacados para verificar en el terreno la ocupación militar brasileña.
Juan Antonio Pozzo Moreno
C.I.Nº 261686