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La prensa y los analistas moderaban no obstante el optimismo, al indicar que el respeto a las obligaciones presupuestarias previstas exigirá una disciplina de hierro. Además, el país seguirá sometido a una estrecha vigilancia por parte de sus acreedores. “Sería un error terrible cultivar la ilusión de que el final de los programas de ayuda significa un retorno a la normalidad” estimaba el diario de oposición Ta Nea. “Lo que viene es una vigilancia extrema que ningún otro país ha experimentado” tras salir de sus programas.
Los acreedores acordaron reestructurar la elevada deuda helena y su salida de una odisea de casi una década de rescates, aunque en efecto sus ojos continuarán puestos sobre Atenas para vigilar el cumplimiento de sus compromisos.
En una reunión del Eurogrupo en Luxemburgo y unas seis horas de discusiones sobre Grecia, los 19 ministros de Finanzas de la zona euro lograron acordar cómo aliviar la deuda griega (casi 180% del PIB), de cara a su regreso a los mercados a partir del 20 de agosto. Ello se produce después de varios años de profunda recesión y tres programas de ayuda. El acuerdo prevé una última reestructuración de la deuda, para ayudar al país a recuperar su credibilidad en mercados financieros. “La crisis griega termina aquí, esta noche”, se felicitó el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici. Es un “acuerdo muy positivo” reaccionó por su parte desde París el presidente francés, Emmanuel Macron.
Bajo presión de Alemania, algunas medidas de alivio de la deuda seguirán condicionadas a que prosigan las últimas reformas en curso, algunas de ellas a lo largo de varios meses. Para saludar el acuerdo del Eurogrupo, Tsipras apareció el viernes por primera vez con corbata, durante un discurso ante los diputados de su coalición en el palacio Zappeion de Atenas. El dirigente, de 43 años, había prometido al llegar al poder en 2015 que no llevaría corbata hasta que los memorandos impuestos a Grecia llegaran a su fin. No obstante, Tsripas se sacó la corbata color burdeos nada más terminar su discurso, señalando que “el pueblo griego ganó una batalla, pero no la guerra”.
En 2010, Grecia, que estuvo a punto de salir del euro cinco años después, no pudo seguir financiándose en los mercados internacionales y tuvo que recurrir a la financiación de sus socios europeos y del Fondo Monetario Internacional (FMI) , a cambio de un duro plan de austeridad. La crisis financiera mundial de 2008 se transformó en una crisis de la deuda en el bloque europeo, que impactó especialmente en los países del sur de Europa, como Grecia, Chipre, España y Portugal, y cuyas consecuencias todavía se sienten. Ahora, a pesar de un crecimiento del 1,4% del PIB en 2017 y un 1,9% estimado para este año, y un excedente presupuestario del 0,8% (-15,1% en 2009), Grecia sigue manteniendo el nivel de deuda más elevado de la Eurozona y de desempleo (20,8%, en febrero).