La clase media que puede volver a ser pobre: estrategias de contención y resiliencia

El informe de Desarrollo Humano elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo-PNUD y presentado recientemente en Paraguay, aborda los nuevos desafíos económicos y sociales de la región desde una perspectiva renovada y atractiva.

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El periodo de precios altos de commodities alimentó el mejor desempeño de las economías regionales, con impactos directos en el mejoramiento del ingreso y en el descenso de los niveles de pobreza en los últimos años. Al igual que en el resto de los países de América Latina y el Caribe, se han dado grandes avances en la reducción de la pobreza. En el caso de Paraguay, la disminución marcada de la cantidad de personas pobres ha sido muy significativa, inclusive logrando el desafío de reducir la pobreza extrema en un 50%, tal como se lo señalaba en los Objetivos del Milenio del año 2000.

Si se redujo la cantidad de personas y familias pobres, en que se convirtieron? Forman parte de la nueva clase media? Estas y otras cuestiones merecen una reflexión actualizada y orientada a generar nuevas herramientas de políticas públicas que tiendan a profundizar las transformaciones esperadas y controlar los efectos no deseados del crecimiento, sobre todo cuando el mismo no estaba en el presupuesto de casi ningún agente.

En efecto, el crecimiento económico de nuestro continente y especialmente el de Paraguay no fue preparado, ni planificado, ni anticipado, sino experimentado como un proceso positivo que dinamizó a los diversos sectores de la economía, conformó cadenas productivas, incrementó de demanda de mano de obra en varias áreas y descentralizó la actividad económica en las diferentes regiones del país. Puede asumirse que los últimos ocho o diez últimos años han modificado la estructura económica y social del Paraguay contemporáneo. Si se agrega al bono demográfico, es decir a la disponibilidad de población joven disponible y dispuesta a trabajar, se comprende el efecto transformador que tuvo este periodo de crecimiento económico en toda la sociedad paraguaya.

Uno de los resultados más auspiciosos del crecimiento económico, inclusive con algunos años de crecimiento negativo del Producto Interno Bruto, fue la disminución significativa de los niveles de pobreza y en especial de pobreza extrema. Refrendado por datos oficiales, la caída de la pobreza muestra de forma indirecta un fenómeno nuevo en la estructura socioeconómica del país, la clase media.

Los organismos internacionales han generado modelos de estructuración de clases sociales según umbrales de ingresos. El Informe de Desarrollo Humano presenta cuatro grupos: los de ingresos de entre 0 y 4 dólares por persona por día, que sería la población en situación de pobreza, los que disponen de ingresos diarios por persona de entre 4 y 10 dólares, considerada como población vulnerable, en el sentido de que se encuentra muy cerca de la línea de pobreza (4 dólares diarios por persona), pero que al mismo tiempo es el grupo que ha logrado salir de la pobreza mediante el incremento de los ingresos. Posteriormente las personas con ingresos de entre 10 y 50 dólares diarios, que conforman la clase media y finalmente un grupo denominado residual con ingresos diarios superiores a 50 dólares.

El crecimiento económico, asociado al incremento de los ingresos, ha catapultado a miles de familias paraguayas a la clase media, al menos medido desde la perspectiva de los ingresos monetarios. Sin embargo, al aplicar la mirada del progreso multidimensional se observan aún aspectos problemáticos y desafiantes en cuanto a las condiciones sociales de las personas, es decir de transformaciones necesarias que no pueden resolverse con un incremento del ingreso, como la protección social, los sistemas de cuidados para niños y ancianos y el acceso a activos físicos y financieros de los hogares, y sobre todo una mayor calidad laboral. Este parece ser uno de los principales aportes de la propuesta del progreso multidimensional, tendiente a nuevos elementos que permitan comprender las nuevas necesidades de una sociedad que deja la pobreza, debiendo navegar en las aguas intermedias poco tranquilas, para llegar a la sólida y estable clase media.

Si hasta hace pocos años los discursos tanto del sector oficial como el de los organismos de cooperación internacional era la lucha contra la pobreza y su erradicación paulatina, el Informe de Desarrollo Humano del PNUD muestra un nuevo camino a recorrer, el de nuevos desafíos, esta vez menos vinculados a los ingresos monetarios y a la pobreza, sino más preocupados en generar condiciones que permitan incrementar la clase media, sostener a la población vulnerable susceptible de volver a la pobreza. Esta transición, tanto del indicador de ingreso hacia otras dimensiones más sociales, como la del bienestar y como la de la focalización sobre la pobreza hacia el concepto de clase vulnerable y media, también deben ser reconocidos como una manifestación, esta vez conceptual, del crecimiento económico.

En Paraguay el concepto de pobreza se encuentra muy arraigado en los analistas sociales y económicos, así como en la percepción de la población, existiendo inclusive valores culturales positivos asociados a la pobreza, como la humildad, la honestidad. Es muy probable que estas representaciones se hayan construido y mantenido desde inicios del siglo XIX y fortalecidos luego de la guerra contra la Triple Alianza. Definitivamente el nuevo tiempo de la sociedad y de la economía paraguaya se despega de la pobreza y transita hacia una clase media que debe ser ampliada y fortalecida, además de los esfuerzos para que más personas del estrato inferior puedan disfrutar del bienestar.

El desempeño de Paraguay en el Informe de Desarrollo Humano

Durante varios años Paraguay se situó en niveles de desarrollo humano semejantes a varios países centroamericanos, y muy alejados de los países del cono sur que históricamente mostraron un mayor nivel de desarrollo humano. Actualmente Paraguay ha alcanzado a los países de mayores niveles de desarrollo humano, como Brasil, Uruguay o Chile, acoplándose de esta forma a la dinámica regional.

Paraguay se encuentra entre los países de desarrollo humano medio, ocupando el puesto 112, que puede parecer regular, pero se sitúa a solo 6 puestos del grupo de desarrollo humano alto. Igualmente Paraguay ha mejorado significativamente su desempeño en las variables analizadas en la última década.

El informe de desarrollo humano muestra que para el caso paraguayo la canasta de resiliencia, entendida como el conjunto de medidas que permitirían contener a la población vulnerable, la de ingresos por persona diarios menores a 10 dólares, de volver a caer en situación de pobreza. Una de las medidas señaladas es justamente el mejoramiento de la cobertura y funcionamiento de la seguridad social y la lucha contra la precarización del empleo, que en Paraguay tiene una cara marcada por la informalidad, sobre todo en los sectores de mejor comportamiento como el de la construcción. Si el crecimiento económico de los últimos años genero miles de empleos, una parte considerable de los mismos es precario y por lo tanto amenaza la ascensión social.

La creciente clase media en Paraguay

En el año 2004 solo el 18% de la población paraguaya tenía ingresos superiores a 10 dólares diarios, mientras que para el año 2013 dicho porcentaje se había duplicado y llegaba al 38,1% representando casi 2,5 millones de personas. Estas cifras son consistentes con los datos oficiales y con los diversos fenómenos vinculados, como por ejemplo la expansión y crecimiento del sector servicios en Paraguay y, en mayor medida, el incremento vigoroso del consumo de las familias, materializado en el crecimiento de la tenencia de bienes principalmente.

Si el crecimiento económico que experimenta aun Paraguay, con un promedio de crecimiento anual en torno al 5%, aunque en los últimos años a tasas cada vez más bajas, fue suficiente para disminuir la pobreza y alimentar una clase media, deben preverse los mecanismos y políticas publicas específicas para seguir creciendo y mejorando el bienestar de la población inclusive en los años o periodos de menor dinamismo. Justamente, el informe de desarrollo humano llama la atención sobre este aspecto al indicar que las próximas políticas públicas deben orientarse hacia otras dimensiones, sobre todo las de protección social y las de calidad del empleo.

El sector privado sigue haciendo su parte, con la intensificación de las inversiones e innovaciones necesarias para impulsar la producción con efectos directos sobre la creación de empleos y los ingresos. El Estado por su parte, está llamado a hacer más esfuerzos en su gestión para asegurar aquellos aspectos (servicios e infraestructuras) que están “más allá del crecimiento económico y del ingreso”.

Por último, el crecimiento económico se acompaña de transformaciones demográficas relevantes. El número de las familias decrece según se ascienda socialmente. En otras palabras, cuanto mayor sean los ingresos, la cantidad de hijos disminuye. Una muestra de los cambios operados por la transición demográfica y el nuevo rol de las mujeres en la sociedad.

Clase media

Uno de los resultados más auspiciosos del crecimiento económico, inclusive con algunos años de crecimiento negativo del PIB, fue la disminución significativa de los niveles de pobreza y en especial de pobreza extrema que muestra de forma indirecta un fenómeno nuevo en la estructura socioeconómica del país, la clase media.

Ingresos monetarios

El crecimiento económico, asociado al incremento de los ingresos, ha catapultado a miles de familias paraguayas a la clase media, al menos medido desde la perspectiva de los ingresos monetarios. Sin embargo, al aplicar la mirada del progreso multidimensional se observan aun aspectos problemáticos y desafiantes.

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