Cargando...
El Paraguay, una nación que se acerca a los 200 años de vida independiente, pero que -valga la antítesis- depende de la voluntad de un tercero para recibir un poco más por la energía eléctrica injustamente subsidiada en beneficio del Brasil, ha recibido sobradamente muestras de la nula intención del Brasil de reivindicar sus justos reclamos, los cuales, para rememorar, lo constituyen: 1. Libre disponibilidad de la energía que el Paraguay no consume para su venta a otros mercados que ofrezcan mejores precios; 2. Precio justo por la energía paraguaya cedida al Brasil; 3. Revisión del saldo del pasivo de Itaipú a la luz del Tratado y mejores condiciones financieras del pasivo restante; 4. Cogestión plena en la administración del ente hidroeléctrico; 5. Fiscalización conjunta de Itaipú y 6. Terminación de las obras no ejecutadas, la subestación seccionadora eléctrica de la margen derecha (paraguaya) y las obras de navegación.
Con mis compañeros que componemos el Gabinete de la Energía en la Sombra (GES), estamos plenamente convencidos de que la única vía posible que le queda al Paraguay en sus reclamos en Itaipú es llevar el conflicto a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) con sede en La Haya. Y luego de un largo análisis, buscando la causa posible del trato dispensado por nuestro vecino en Itaipú, he arribado a la conclusión de que también podemos y debemos demandar la devolución ante la CIJ de los Trofeos de Guerra, que todavía son exhibidos indecentemente por el Brasil en el Museo Histórico de Río de Janeiro.
Dimensionemos nada más la actitud del Brasil en lo concerniente a la devolución del Cañón "Cristiano" y los archivos históricos y culturales del Paraguay; y ahí encontraremos la explicación de las vueltas inacabables que nos seguirán dando en Itaipú, tal cual trompo girando eternamente en sus interminables promesas de mejor trato y precio justo.
En relación al Cañón "Cristiano", de casi 11 toneladas, repasando hace unos días la historia del Ferrocarril del Paraguay, he leído con mucha emoción que el "Gordo Cañón" fue fabricado en la Fundición La Rosada (también destruida por las Fuerzas Brasileñas al término de la Guerra de la Triple Alianza) y transportado en el Ferrocarril hasta la capital -Asunción-, de donde partiría hasta el frente de Batalla en barco a vapor, para alistarse como un "bravo recluta" en la batería de Angostura. Ese cañón que fue hecho con las campanas de las iglesias del Paraguay reposa tristemente en territorio brasileño, a la espera del retorno a sus tierras de donde hace rato debía estar, y que sus verdugos aún no asimilan la finalización de la Guerra de la Triple Alianza.
Así también, estoy convencido de que ha llegado la hora de reclamar en la instancia oportuna la devolución de los Archivos Históricos del Paraguay, los cuales contienen el historial de la República en su proceso de conversión y consolidación como Nación, y que no tienen razón de seguir estando guardados -bajo secreto perpetuo- por el Brasil.
La Causa Nacional en Itaipú se vería fortalecida al reclamar judicialmente la devolución de un Cañón denominado "Cristiano", sin importancia bélica en la actualidad, pero con enorme mística para los paraguayos, en razón de estar fabricado con el bronce de las campanas entregadas por los diferentes pueblos ante el llamado de la Patria. Ese bronce, que anteriormente formaba una campana para convocar a todo el pueblo a los oficios religiosos, luego convertido en instrumento de defensa de la Nación paraguaya, hoy grita en silencio el retorno a la tierra que pertenece, y del cual el Imperio se resiste a liberarlo.
Ya han pasado más de 140 años de la finalización de la contienda, y las heridas aún no cicatrizan completamente, dado que además de negarse impertinentemente a devolver toda propiedad del Paraguay sustraída en la Triple Alianza, la explotación desigual en Itaipú hacen que las cicatrices, antes que cerrarse, tiendan indefectiblemente a abrirse nuevamente.
La postura del Imperio solamente puede entenderse como una negación al respeto como un país vecino al Paraguay. Además, la negativa a entregar lo que es del Paraguay solamente viene a confirmar asimismo una vez más que el Brasil nos hace de menos en cuanta oportunidad se la dé. Ya sea hace 140 años, o actualmente en Itaipú.
Parecería descabellado llegar a la Corte Internacional de Justicia demandando al Brasil por el Tratado de Itaipú; y además reclamar la devolución de Trofeos de una Guerra de más de un siglo de finalización. Pero realmente lo incoherente para el Brasil sería que, por un lado, es una Nación en camino de convertirse en una de las potencias mundiales; y por el otro, mantiene perfectamente vigente la política de Imperio con su vecino, al negarse a devolver Trofeos de Guerra y profesar la explotación en el uso condómino de Itaipú.
El Cañón de 11 toneladas y los archivos históricos constituyen la muestra perfecta de que el abuso que siempre profesó el Brasil al Paraguay se instaló perfectamente igual en Itaipú. El acto de demandar a un país ante la CIJ es de lo más normal, conforme se puede leer en los antecedentes de litigios tramitados por la CIJ. He encontrado incontables ejemplos de litigios, los cuales fueron dictaminados por ese órgano. Recordemos el caso de las papeleras que involucró al Uruguay y la Argentina. Así también, días pasados Nicaragua comunicó que llevará a la Corte de La Haya el conflicto con Costa Rica.
Con lo expuesto, jamás busco reavivar odios anteriores que el paraguayo ha olvidado, sino tan solo busco recordar que las cicatrices dejadas por la casi extinción del Paraguay en la Triple Alianza jamás cerrarán completamente, hasta tanto el Brasil no se concientice de que está tratando con un país en igualdad de derechos.
El Paraguay tan solamente tiene que armarse de coraje; ese coraje que llevó a los Próceres de Mayo a arrancarle la independencia a Velazco; o esa valentía que llevó a José Gaspar Rodríguez de Francia a cerrar las fronteras cuando nuestros vecinos nos oprimían y hostigaban. Ya que en Itaipú no avanzamos, ya que no nos devuelven el Cañón "Cristiano", y ya que aún los Archivos del Paraguay reposan en el Brasil, para todos estos justos reclamos el Derecho tiene prevista la vía pertinente, la cual nos aguarda y se denomina: CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA.
Abog. Guillermo Trovato Fleitas
Profesor de la Facultad de Derecho
Universidad Nacional de Itapúa
Universidad Nacional de Asunción