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En mi opinión, el tema necesita un análisis más profundo y desde varias aristas, pues la buena voluntad con desconocimiento puede realizar estragos en la confianza y en el bolsillo de muchas personas.
El lado amable
Las personas físicas o jurídicas, que realizan inversiones, están dispuestas a transformar su ahorro en una inversión con la expectativa de generar ganancias, asumiendo el riesgo que eso implica.
La tecnología aplicada a las finanzas, utilizada a nivel mundial, provee de agilidad y eficiencia a las operaciones, impactando en los márgenes de rentabilidad al disminuir los costos y tiempos de transacción. Sin duda, todo ello resulta de gran utilidad a los sistemas de gestión ofreciendo mayor seguridad y haciendo posible la generación de mayor cantidad de operaciones comerciales.
Los usuarios nos adaptamos con tremenda rapidez a la comodidad que nos brinda el sector financiero en sus servicios a través del uso de la tecnología, así disfrutamos de innumerables ventajas como la disponibilidad de uso las 24 horas de un cajero automático, el pago de una compra con una tarjeta de débito o crédito, la facilidad de comprar del exterior a través de una cuenta web, la posibilidad de realizar transferencias electrónicas entre cuentas o la de realizar pagos de servicios entre otros innumerables servicios que se encuentran a solo un clic de distancia, permitiendo la integración de una economía global.
La tecnología ha ido avanzando ofreciéndonos actualmente la posibilidad de cerrar transacciones desde una aplicación del celular, permitiéndonos disponer de nuestro cada vez más apreciado tiempo, pues en lugar de trasladarnos físicamente, completar formularios y formar largas filas, nos proporciona la libertad de poder utilizarlo para producir o disfrutar.
Actualmente, gracias a la innovación tecnológica las transacciones financieras y bursátiles se desarrollan con agilidad evitando el traslado de documentos, títulos valores e incluso cheques, que predisponían a riesgos físicos y a una mayor posibilidad de cometer errores humanos.
Todo ello, sin duda alguna, colabora a mejorar la calidad de vida de las personas, a la vez que permite generar nuevas oportunidades de negocios que no requieren una alta inversión de capital, favoreciendo la posibilidad de generar valor monetario con base en la creatividad y al conocimiento.
El aporte de la tecnología es innegable y sería absurdo intentar frenarlo, por el contrario, utilizarlo y generar valor a través de una constante transformación y mejora en la innovación es una tendencia, que para las nuevas generaciones incluso resulta un factor gravitante en su ambiente natural de vida y toma de decisiones, al punto que pareciera que “si no existe online, no existe”.
Los riesgos
Los negocios surgen por voluntad de partes, alguien ofrece un producto o un servicio que satisface a una demanda, así se establecen alianzas, acuerdos y dichas transacciones van formando tendencias, mercados y colaborando en el desarrollo de la comunidad.
No se crea un mercado por imperio de la ley, nadie puede obligar a las personas a definir acuerdos transaccionales, pero tampoco puede prohibir que se unan las partes que quieren cerrar pactos comerciales. De hecho, la mayoría de los mercados nacen por intersección de la oferta y la demanda fijando cantidades, calidades y precios de manera natural y libre; surgiendo luego la necesidad de normas y reglamentos como forma de regular las actividades para evitar abusos.
Así, surgen oportunidades también en los mercados monetarios y bursátiles, pues quienes se percatan de que existen necesidades insatisfechas pueden desarrollar productos y servicios que otros precisan y de esa forma se gana dinero. La tecnología, en la actualidad, ya no es una herramienta reservada para grandes capitalistas, desarrollar una plataforma transaccional requiere relativamente poco capital y puede generar un volumen atractivo de operaciones.
Información y transparencia
En este contexto, la Comisión Nacional de Valores (CNV) ha comunicado a través de su página en Internet y de la prensa escrita una advertencia con relación a plataformas web que intermedian títulos de deuda (pagarés) de empresas y que no se encuentran debidamente inscriptas en sus registros, por lo tanto no han cumplido con la presentación de información relevante que precisa de formalidad y un debido grado de control, a fin de resultar confiable para el potencial inversionista.
Mientras exista transparencia en la información entregada por buena voluntad, quizás no se presenten inconvenientes, pero la historia de la humanidad, y en especial del comercio, nos ha enseñado claramente que esto no dura mucho tiempo, siempre aparecen falsificadores o estafadores, que perjudican a todo el sistema a menos que se encuentre debidamente fiscalizado. La legislación vigente es clara con relación a las empresas que desean recibir dinero del público, las mismas deben registrarse en la Comisión Nacional de Valores y cumplir los requisitos de transparencia de información contable, financiera, organizacional, de gestión y legal. Dicha normativa también regula y fiscaliza las funciones de la Bolsa de Valores y de los intermediarios de títulos valores, que son las Casas de Bolsa.
Proteger al inversionista
Esto permite que los inversionistas cuenten con la información relevante de la empresa que pretende captar su dinero, ya sea en forma de deuda (préstamos que se formalizan a través de la emisión de Bonos) o de capital (distintas clases de acciones). No implica que las empresas que se inscriben en la Comisión Nacional de Valores sean grandes ni que sean perfectas, lo que se pretende es proteger el derecho del inversionista a contar con información adecuada para tomar una decisión financiera con base en datos objetivos.
En mi opinión, el problema no es la plataforma web ni la tecnología. Personalmente veo tres problemas concretos: 1) Existe una ley que no está siendo respetada: ni por las empresas que captan dinero, ni por los intermediarios; 2) Las plataformas que unen a personas físicas que solicitan préstamos con otras personas que quieren prestarle dinero no van en contra de la normativa, es un préstamo de dinero entre personas físicas, pero definitivamente una empresa no puede captar dinero de esa forma porque va en contra de la legislación vigente en materia del Mercado de Valores; 3) Existe un peligro real, se está haciendo oferta pública y masiva a cualquier persona para invertir en empresas, sin contar con el mínimo cuidado de control de la información que se ofrece ni contar con un organismo que las fiscalice. Si incluso en mercados regulados se pueden cometer irregularidades, ¿qué nivel de riesgo existe en las inversiones no supervisadas ni controladas? Las pequeñas y medianas empresas a quienes principalmente se pretende apoyar ofreciéndoles esta alternativa para captar capital, constituyen la gran mayoría de empresas en nuestro país, pero también sabemos que en ese segmento se concentra la mayor franja de informalidad de todo el sistema.
Por todo esto, considero que quienes pretendan operar de manera responsable y trasparente en un mercado regulado, deben cumplir con las reglas de ese sistema, de lo contrario se presentan como una competencia desleal e ilegal, a la vez de generar un peligro de contagio al sistema formal, principalmente por la falta de información y formación de la gran mayoría de la población.
La educación financiera aún enfrenta muchos desafíos en el país, se precisa de más conocimiento para poder formarse una opinión fundada y defender un criterio en materia de Mercado de Valores. Sigamos hablando de dinero, porque así aprendemos a manejarlo mejor.
Agilidad
Gracias a la innovación tecnológica las transacciones financieras y bursátiles se desarrollan con agilidad evitando el traslado de documentos.
Alerta
La Comisión Nacional de Valores (CNV) advirtió de plataformas web que intermedian títulos de deuda (pagarés) de firmas que no están debidamente inscriptas.
gloria@ayalaperson.com.py