Cargando...
El comportamiento energético del Paraguay difiere particularmente de los demás países en desarrollo, por su relación atípica entre la capacidad energética basada en energía procedente de hidroeléctricas y su consumo de electricidad, es decir, la abundancia de hidroenergía, fuente limpia y renovable, no se compadece en la actualidad con la proporción de demanda.
En los últimos años, nuestro país centró mayor atención en la creación de mejores oportunidades para la exportación de su energía que en políticas que incentiven el aumento del consumo eficiente de la producción eléctrica del país.
La matriz energética del país posee una participación significativa de las fuentes basadas en la biomasa (generación de electricidad a partir de materias orgánicas vegetal y animal) y una limitada penetración de otras energías, especialmente de la eléctrica. Como consecuencia de la actual composición de esta matriz aparecen debilidades específicas en los indicadores económicos de sustentabilidad y de equidad.
Matriz energética paraguaya
El Paraguay, históricamente, se ha caracterizado por el consumo de una proporción significativa de la biomasa con fines energéticos y por la importación de hidrocarburos (petróleo principalmente y gas licuado de petróleo) para abastecer su demanda de energía, esto puede verse en los balances energéticos que año tras año presenta el Viceministerio de Minas y Energía, entidad matriz encargada de guiar las políticas públicas en cuanto a energía se refiere.
Nuestro principal recurso energético es la hidroenergía, la capacidad de generación eléctrica a partir de la misma es una de las mayores del mundo, haciendo una cuantificación por habitante. Sin embargo, según el Balance Energético Nacional, en energía útil para el 2011, desarrollado por la Itaipú binacional, vía Universidad Corporativa Itaipú (UCI), en convenio con el Parque Tecnológico Itaipú-Paraguay y la Fundación Bariloche como prestadora de servicio, determinó que, solo 15,3% del consumo final de energía corresponde a la electricidad. Otro aspecto, nuestro país se ubica como uno de los principales exportadores de electricidad a nivel mundial, a través de la generación de dos centrales binacionales (Itaipú y Yacyretá), cuya producción abastece gran parte de las necesidades de Argentina y Brasil, principalmente.
A fin de utilizar esta energía generada, la electrificación del país, a cargo de la ANDE, fue iniciada a partir de 1970, por entonces el esfuerzo se concentraba mayormente en la electrificación de las zonas urbanas y la mayor parte de la electricidad generada provenía de centrales térmicas (generación de energía por quema de combustible que genera vapor de agua para impulsar las turbinas), basadas en combustibles petrolíferos que fueron importados en su totalidad.
Durante esta fase, la expansión siguió un ritmo vertiginoso de crecimiento del 9% por año en el número de usuarios, llegando en 1990 a una cantidad de alrededor de 406.419 usuarios, en comparación de los 107.563 en el año 1975. En lo que se refiere al índice de cobertura del servicio de electricidad, esta expansión se tradujo en un incremento del 16%, a inicios de los 70, hasta alcanzar un nivel de aproximadamente 50% a fines de los 80 e inicios de los 90, llegando en la actualidad hasta más del 98% del total de usuarios del país.
La construcción de las centrales hidroeléctricas y paralelamente de la red de transmisión hacia los centros urbanos más importantes en el transcurso de los años 1980 y 1990 permitió disponer de la infraestructura y cantidades de energía necesarias para impulsar la electrificación rural.
En dicho contexto, recién al inicio de los años 1990 comenzó la fase de la electrificación predominantemente rural, con base en la expansión de líneas principalmente de media tensión.
El consumo de energía eléctrica en un período de más de 25 años se incrementó en un 1000%, de 500 GWh en 1970 a 5000 GWh al año en 1997. En el 2011, el consumo superó los 10.000 GWh.
Compilar un estudio de esta naturaleza en un solo material resulta inviable, por lo que en la siguiente entrega visualizaremos otros aspectos de nuestra realidad energética hasta examinar algunas condiciones específicas, destacó la colaboración del Ing. Enrique Buzarquis en el análisis y diseño de esta tanda de informaciones, existen aristas del sector energético que debemos manejarla con clara evidencia para puntualizar nuestras fortalezas y flaquezas, luego definir una expectativa de futuro que pretendemos para el Paraguay con relación a un sector que como en pocas circunstancias iniciamos un recorrido con ventaja considerable, con abundancia en generación hidro-energía.
Sin embargo, como en todo sistema, en este caso el eléctrico, existe una serie de factores, tales como: la coordinación optimizada de todas las fuentes energéticas disponibles en nuestro país, tanto en generación propia como en la importada, en el aspecto de transporte, transformación y consumo y, el adecuado manejo y administración de nuestro patrimonio en este campo, hará la diferencia entre el avance y la desaceleración de nuestro país, la decisión está en nuestras manos o en todo caso en nuestra inteligencia.
Biomasa
Paraguay se caracterizó por el consumo de una proporción significativa de biomasa con fines energéticos y por la importación de hidrocarburos (petróleo).
(*) Coordinador ejecutivo de la Universidad Corporativa Itaipú (UCI-Py)