Es hora de retirarse

Si sos dueño de un negocio propio, fundador de una empresa que con el tiempo se ha convertido en una empresa familiar o profesional independiente, entonces lo más probable es que te encuentres frente a un desafío importante: saber cuándo retirarte y tomar medidas para ese momento.

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Planificar la jubilación implica prepararse emocional y financieramente, pero también, en el caso de ser el fundador de una empresa, requiere de coraje y madurez, pues se deben definir estrategias que permitan una sucesión ordenada que no afecte al normal desenvolvimiento del negocio. Usualmente, hay que aprender a descentralizar decisiones y a estructurar la empresa con base en metas, objetivos e indicadores operacionales.

Proceso trascendental

La sucesión en el directorio de una empresa familiar puede ser motivo de muchos conflictos o, por lo menos, de cambios importantes que crean turbulencias en el ambiente interno de la empresa, empezando desde los mismos directores, para permitir que un nuevo esquema de gestión llegue al nivel operacional.

Por otro lado, la primera generación tendrá que definir si lo que quieren es dejar una herencia que pueda luego venderse y repartirse como producto entre los herederos, o si lo que desea es dejar un legado, es decir, un patrimonio activo con el compromiso de las siguientes generaciones a fortalecerlo y hacerlo crecer. Dependerá, principalmente, de esta definición la ejecución de un plan apropiado para la sucesión.

No es tan distinta la situación de una persona que tiene un negocio propio, un comercio quizás, o incluso la de un profesional independiente. Tienen en común que cuando quieren o necesitan retirarse precisan de una fuente de ingresos que mantenga su calidad de vida cuando ya no trabajen.

Para ello, precisan de una estructura que les genere dinero, pero ¿cómo lograr esto cuando se trata de un negocio pequeño donde el dueño ha sido siempre quien toma todas las decisiones y también quien gestiona el día a día?

La misma situación ocurre con un profesional independiente, que si no trabaja no cobra. Supongamos un médico o un electricista, ambos tienen la misma situación: dejan de trabajar y dejan de percibir ingresos activos, pero entonces ¿de qué van a vivir?

Todo esto no está tan alejado del contexto de una empresa que podría ser una firma familiar o incluso una empresa donde sean varios los fundadores aunque no sean parientes entre sí; estas personas que han trabajado quizás en el quehacer de la empresa 20, 30 o 40 años, deben afrontar su retiro en algún momento, ya sea porque desean jubilarse o porque consideran que las nuevas generaciones están mejor preparadas para aportar una nueva visión a la empresa y la renovación es importante.

En estos casos el dueño, el fundador o los directores, deben tener suficiente humildad como para anticiparse a esa situación y ya varios años antes de llegar a la edad de jubilación o de retiro plantearse cómo será la estrategia de sucesión, principalmente en la toma de decisiones y el gerenciamiento de la empresa. No hacerlo sería una irresponsabilidad, que evidentemente tendrá sus consecuencias graves para la organización.

Soy alguien separado del cargo que ocupo

Sin embargo, aunque podamos entender, desde la lógica del razonamiento, la importancia de estas decisiones oportunas no resulta tan fácil ejecutarlas.

Por un lado, porque requiere de una estructura financiera que permita previsionar los fondos necesarios para ese momento del retiro, pero, por otro lado, también hay una situación emocional arraigada, que podríamos plantear como “la empresa que yo formé no puede vivir sin mí”. Además, la fuente de poder de la persona está fuertemente relacionada a su rol o a sus compromisos laborales.

Analizar dejar las actividades, más que prepararse para la jubilación (júbilo, alegría, disfrute) pueden sentirlo como enfrentar que “está viejo y debe prepararse para morir” y desde luego con esa visión dramática no se puede construir un buen escenario.

Entonces, valdría mejor evaluar cuál es el punto más importante en esta preparación para el momento del retiro. Usualmente, las respuestas van orientadas a justificaciones de que no puede retirarse por no contar con los fondos necesarios para mantenerse sin trabajar. Pero una vez solucionado ese aspecto, aparecen las respuestas de trasfondo, como por ejemplo: “¿y para qué me voy a jubilar?”, “todavía me siento activo”, “¿qué es lo que voy a hacer en mi casa? me voy a pelear con mi señora todo el día”. Estos comentarios denotan temor ante una situación desconocida y para lo cual no se está emocionalmente preparado.

Evidentemente, la jubilación o el retiro cuando no se trata de una imposición legal (el caso de empleados dependientes) es una decisión personal que pasa mucho por admitir la mortalidad, por un lado, y también darse derecho de llegar a esa etapa. Para ello debemos preparar con anticipación las actividades que realizaremos e incluso qué nuevas fuente de poder y autoridad tendremos en el momento de la jubilación.

Por ejemplo, el conocimiento y la experiencia que durante tantos años se ha desarrollado en el sector empresarial o profesional, ¿a quiénes podría servir? La docencia, una nueva organización o quizás un voluntariado, podrían ser importantes para capitalizar toda esa vivencia adquirida.

Lo que más cuesta, probablemente, en el momento de planificar es vencer el miedo y la soberbia.

Desde el temor a la muerte, a días vacíos de presión y actividad productiva, a esa adrenalina a la cual estamos acostumbrados, extrañaremos el estrés y sentirnos importantes resolviendo conflictos, todo ello se reduce principalmente al miedo a ceder el control y el poder, quizás porque hay una peligrosa duplicidad entre quién soy y el rol. Si ya no soy el presidente o el director o el doctor o el jefe... ¿quién soy?

“Y ahora de qué voy a vivir?”, “¿Por qué la empresa seguiría dando dinero, si yo ya no trabajo allí?”. “¿Para qué me voy a quedar en mi casa?”… estas y otras muchas preguntas van relacionadas a ese miedo, a esa incertidumbre entre la vida actual o la vida que conozco y la nueva existencia que tendré que enfrentar ante esa situación de retiro.

Poner en marcha esta decisión implica tomar decisiones muy duras y fuertes, pero hay que poner a la empresa por encima de esa situación. Hay que priorizar el núcleo de la empresa y también visualizar qué es lo más importante para el futuro de la organización. Al fin y al cabo, la familia va a seguir siendo la propietaria o dueña de esa empresa, pero para eso la compañía tiene que existir.

Cuando se trata de un negocio propio, donde no hay una familia involucrada sino el dueño es quien está gestionando, o es la decisión de un profesional independiente, parece evidente que si deja de trabajar, deja de cobrar. Entonces, prácticamente su actividad le condena de por vida, tiene que trabajar hasta que se muera. Eso no debe ser así. La planificación de la jubilación debe empezar desde la decisión de “voy a abrir este negocio” o “voy a seguir tal carrera”. Es fundamental que tengamos esa consciencia desde el inicio de la profesión como para que realmente podamos tener una provisión mensual de fondos que nos permita jubilarnos correctamente.

En todas las profesiones y oficios

En todas las profesiones y oficios se puede analizar la forma en que la misma pueda convertirse en una unidad económica independiente a la gestión personal, por ejemplo, un odontólogo podría dirigir una clínica odontológica donde se generen ingresos en su calidad de dueño independientemente a su rol profesional. Esto se puede aplicar a muchas profesiones, entonces ¿cómo fortalecer o institucionalizar procesos empresariales incluso cuando se trata de profesiones independientes? Cada caso será distinto, pero es una manera de lograr ingresos pasivos cuando llegue el momento de la jubilación.

Empleados, profesionales independientes, comerciantes o empresarios, todos somos personas que debemos proyectar el momento de retirarnos, para ello precisamos convertirnos en inversionistas y hacer que nuestro dinero trabaje para nosotros.

Sigamos Hablando de Dinero, así aprendemos a manejarlo mejor.

gloria@ayalaperson.com.py

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