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Ambos fenómenos se han producido en las últimas décadas en el país y favorecieron el desempeño del sector, y también han generado impactos positivos en cada uno de los eslabones de la cadena agrícola.
Pocas veces se ha abordado las razones del crecimiento de la producción, puesto que se suele insistir en la expansión de la superficie cultivada y el de los paquetes tecnológicos.
Los métodos de trabajo del suelo, que se modificaron en las últimas décadas, son claves para comprender la fortaleza del sector, así como para estimar la potencialidad del aporte de la agricultura a la economía nacional.
El sistema de siembra directa (SSD) ha sido uno de los factores principales que ha permitido el incremento de la productividad en los cultivos y, por ende, en las exportaciones e ingresos de divisas.
El sistema está compuesto por cinco técnicas productivas, que implementadas simultáneamente permiten un mejoramiento integral de la fertilidad del suelo, especialmente en los degradados o expuestos a la erosión hídrica.
De igual forma, el conjunto de técnicas de cultivo y manejo permite el mantenimiento y la creación de las condiciones ideales para que los cultivos agrícolas logren su desempeño ideal. No debe olvidarse que las prácticas del SSD reducen considerablemente la aplicación de agroquímicos, constituyendo esto una doble ventaja, tanto por el ahorro de los productos químicos, por un lado, como el ahorro del uso de máquinas agrícolas y diésel que se hubiesen utilizado en el sistema convencional.
Básicamente, el sistema de siembra directa permite la gestión adecuada del suelo, principal recurso natural, sobre el cual se construye el sistema productivo de la agricultura. En Paraguay, desde que se implementó esta metodología, se han obtenido importantes logros agronómicos, productivos y económicos. Así, lo que en un principio solucionaba la erosión de los suelos fue consolidándose como una poderosa herramienta, que hizo crecer el rendimiento promedio de los diferentes cultivos. Definitivamente, sin la siembra directa, la agricultura paraguaya no estaría en la vanguardia productiva ni tecnológica que hoy presenta.
Desde la perspectiva ambiental, el sistema de siembra directa
Impacto del sistema de siembra directa en la economía paraguaya
La evolución de la siembra directa en Paraguay ha sido vertiginosa, alentada por los resultados obtenidos en la producción. En el caso del cultivo de soja, los promedios de rendimiento por hectárea se incrementaron en poco más de 1.000 kilogramos, luego de la implantación de la siembra directa.
A inicios de la década de 1990 existen solamente alrededor de 20.000 hectáreas cultivadas bajo el modelo de siembra directa, incrementándose aceleradamente hasta superar las tres millones de hectáreas actualmente.
Más que una opción entre otras, el modelo de siembra directa fue la mejor para detener la erosión de los suelos, pero terminó resultando en una herramienta de gran trascendencia para la agricultura en su conjunto.
No debe olvidarse que el área agrícola de mayor producción se sitúa en una zona subtropical, es decir con un régimen de lluvias alto, y por lo tanto con un alto riesgo de erosión y de pérdida de suelo.
En los periodos de sequía, que coinciden con los años de crecimiento económico del PIB, la siembra directa permite retener mayor cantidad de agua y por lo tanto evitar y disminuir las pérdidas de los agricultores, que se trasladarán luego a las pérdidas y problemas a los demás actores de la cadena.
La porción fértil del suelo se concentra especialmente en los primeros 10 centímetros. Estudios agronómicos indican que el 70% de la fertilidad del suelo se concentra en esta primera franja.
Si la tierra de vocación agrícola tiene un valor promedio aproximado de US$ 15.000, la franja de los primeros 10 centímetros tiene un valor de US$ 10.500. La capacidad productiva del agricultor está determinada entonces por los primeros 10 centímetros del suelo.
Aquellos agricultores que disponen de tierra, pero que no realizan las prácticas ni modelos recomendados pueden quedarse sin suelo, o que es lo mismo, con escasa capacidad productiva y efectos serios en la pérdida de competitividad.
Se ha demostrado que la práctica de la siembra directa permite obtener ingresos suplementarios de entre US$ 40 y US$ 80 por hectárea.
Si se agrega el valor de los productos químicos, alrededor del 35% de disminución de costos, y de las labores ahorradas, el valor económico de este sistema es aún mayor.
En maíz, el aumento de productividad también fue significativo, llegando incluso a los 10.000 kilogramos por hectárea, 40 a 80 dólares por hectárea de más.
Paraguay dispone de recursos escasos, por lo tanto debe seguir implementando modelos productivos eficientes, que permitan ganar productividad por unidad de superficie y no conquistando nuevas zonas productivas, debido al agotamiento de la frontera agrícola.
Perspectiva para lograr rendimientos potenciales
La siembra directa es una herramienta valiosa para incrementar la producción agrícola, especialmente en los cultivos de mayor relevancia para la economía del país, como la soja. Recordando que la cadena productiva agrícola tiene una participación de casi el 30% en el PIB, se ha calculado el aporte de la agricultura en general y de la siembra directa en particular a la economía del país.
En las últimas décadas, la economía paraguaya ha recibido más de 15.000 millones de dólares adicionales, provenientes del incremento de la productividad de la soja, logrado mediante la implementación de la siembra directa.
El potencial productivo de la agricultura es aún amplio, más si se materializan las buenas prácticas agrícolas. Debido a sus ventajas y resultados se ha expandido bastante sobre todo en la agricultura tecnificada, aunque también existen experiencias nacionales que muestran los efectos positivos en la agricultura familiar.
Expansión por ventajas
El potencial productivo de la agricultura es aún amplio, más si se materializan las buenas prácticas agrícolas. Debido a sus ventajas y resultados se ha expandido bastante, sobre todo en la agricultura tecnificada, aunque también existen experiencias nacionales que muestran los efectos positivos en la agricultura familiar.
Siembra directa
El sistema de siembra directa (SSD) ha sido uno de los factores principales que ha permitido el incremento de la productividad en cultivos y en las exportaciones e ingresos de divisas. El SSD está compuesto por cinco técnicas productivas que implementadas simultáneamente permiten un mejoramiento integral.
* No debe olvidarse que las prácticas del SSD reducen considerablemente la aplicación de agroquímicos, constituyendo esto una doble ventaja, tanto por el ahorro de los productos químicos, por un lado, como el ahorro del uso de máquinas agrícolas y diésel del sistema convencional.
* Si la tierra de vocación agrícola tiene un valor promedio aproximado de US$ 15.000, la franja de los primeros 10 centímetros tiene un valor de US$ 10.500. La capacidad productiva del agricultor está determinada entonces por los primeros 10 centímetros del suelo.