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Puesto esto, a los antiguos problemas del sector eléctrico, ya por casi todos conocidos y por muchos sufridos, tales como las consecuencias de: la inadecuada capacidad disponible en líneas de transmisión, la obsolescencia de casi la totalidad de su sistema de distribución y el crecimiento desenfrenado de los recursos humanos inadecuados y no capacitados, se le adicionan otros más actuales, que sin agotarlos, se los puede citar, por ejemplo:
a) El cese en sus funciones de especialistas del sector y el mantenimiento de “cargas” innecesarias como “asesores” sin función.
b) La carencia de una política energética, razón por la cual los grandes problemas no son explicitados y mucho menos discutidos seriamente. Últimamente hasta le exponemos al presidente de la República a ofrecer lo que no sabe si dispone.
c) La omisión de los partidos políticos respecto a sus propuestas sobre política energética. Para ser más objetivo, sí existe alguna, pero ellas son ambiguas, parciales o incompletas.
d) La inexistencia de un amplio debate sobre temas atinentes a la propiedad de las empresas del sector eléctrico, la apertura de la estructura y rol de la (s) empresas públicas.
e) Posturas aparentemente contradictorias entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, que últimamente nos da la idea del sometimiento antes que el trabajo conjunto. Pero, ¿es esto saludable para el país?
EL PLAN ENERGÉTICO NACIONAL PROPORCIONA UN INSTRUMENTO PARA SUPERAR ESTAS DIFICULTADES:
Es un consenso entre profesionales y especialistas que el Paraguay debe seguir el ejemplo de otros países, elaborando un PEN (Plan Energético Nacional) que exponga, en forma sistemática y explícita, la política energética del Estado paraguayo.
La eficiencia económica, la seguridad, calidad y suficiencia del suministro, nuevas obras y la protección al usuario, incluyendo la viabilidad ambiental, son los ejes principales para orientar el desarrollo del PEN.
Su existencia será importante, también para transmitir confianza, credibilidad y coherencia a los potenciales inversores que decidan asumir riesgos en el sector y lo más importante, si se quiere ofrecer energía se sabrá como mínimo, primero, si se puede, y segundo, cuánto se puede disponer para la venta.
¿Qué es un plan energético nacional?
Para quienes no sepan, es una gran “hoja de ruta” con la que el país debe orientarse para transitar, en materia energética, durante los próximos años.
La propuesta coherente es que Paraguay cuente con un Plan Energético Nacional, que surja de una discusión profunda sobre su alcance, contenido y formulación.
El mismo deberá establecer las líneas básicas de la política energética paraguaya para un lapso determinado: por ejemplo diez años como mínimo. Ello involucrará una visión estratégica de largo plazo, que vaya más allá, caso ocurra, de la alternancia democrática de los partidos políticos en el gobierno.
Elaborado, discutido y consolidado este documento, las decisiones empresariales privadas y públicas contarán, por primera vez, con una referencia concreta dentro de la cual deberán enmarcar su actuación.
Contenido del plan energético nacional
Naturalmente que no tenemos la pretensión de definir con absoluta precisión lo que debería ser el contenido del PEN. No obstante, sí aspiramos adicionar a las líneas básicas, arriba mencionadas, temas que no deberían estar ausentes de dicha elaboración. Para ello, se toman algunos contenidos de modelos internacionales y otros son sugeridos como los más convenientes para nuestra realidad nacional.
Sobre esto último, estamos convencidos de que dentro de los criterios rectores del PEN dos aspectos generales y profundamente relacionados deben estar incluidos, el grado de autonomía energética y la seguridad del suministro que debe tener el Paraguay.
¿Cuál debe ser “nuestra autonomía energética” y ¿qué horizonte de planificación se debe considerar? Las respuestas se deben dar en un contexto bien amplio, incluyendo todas las fuentes existentes y viables de energía.
Particularizando, por su trascendencia en nuestro país de la energía eléctrica, sobre la primera pregunta afirmamos que es necesario determinar el grado de dependencia de la “Exportación” de energía, tanto al Brasil como a la Argentina desde las dos binacionales. Resaltamos exportación, por que muchos creen que somos exportadores de energía cuando en realidad no exportamos, cedemos energía y no siempre con beneficios reales para el Paraguay.
A este respecto, se desconoce algún informe de la ANDE en el que se establezcan los criterios empleados por esta empresa para determinar la magnitud de la potencia de respaldo necesaria. Entendemos que (esta potencia) debe ser suficiente para permitir el abastecimiento de la demanda local sin restricciones y sin que afecte severamente la actividad productiva del país, aún en las sequías más severas registradas históricamente.
Se puede percibir que esta es una clara definición no empresarial, sino de política energética. Lastimosamente, mientras esa definición no llega, la ANDE suple la deficiencia con sus propios criterios. Criterios que, por cierto, no deben ser las más acertados ya que Paraguay, aun siendo propietario del 50% de las dos grandes centrales binacionales, está con una carencia alarmante de suministro.
En respuesta a la segunda cuestión, 20 años es el plazo mínimo de planificación para cualquier Plan Energético Nacional.
Para concluir, sin temor a equivocarnos, afirmamos que en la elaboración del PEN se deberán incluir, al menos, los siguientes grandes temas:
a. Recursos energéticos disponibles.
b. Sobreprecio que se está dispuesto a pagar por la contratación real de recursos energéticos disponibles en Itaipú y Yacyretá.
c. Grado de seguridad del suministro.
d. Estructura de sistema de transmisión y distribución.
e. Y a más largo plazo, de la sustituibilidad de los distintos tipos de energía y de la diversificación energética.
La falta de definición clara de algunos de estos temas dejará la definición del PEN en el punto que los gobiernos nos tienen acostumbrados, la improvisación y ¡basta de improvisación e igualmente de improvisados!
Carencia
Carencia de una política energética, razón por la cual los grandes problemas no son explicitados y mucho menos discutidos seriamente.
¿Qué es?
Para quienes no sepan, es una gran “hoja de ruta” con la que el país debe orientarse para transitar, en materia energética, durante los próximos años.
(*) Exdirector de Yacyretá.