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1. Han transcurrido 40 años del inicio de las obras en ambas binacionales, Itaipú y Yacyretá.
2. En Itaipú pasaron 30 años desde el llenado del embalse y consecuente generación hidroeléctrica; en Yacyretá 20 años.
3. En ambas hidroeléctricas, nuestros socios condóminos, Brasil y Argentina, llevaron 90 y 95% respectivamente de la energía limpia y segura; y lo hicieron bajo el concepto de “cesión energética”, asentada en los tratados.
4. Reiteramos hasta el cansancio de que dicho concepto, a mi criterio, el más pernicioso en ambos tratados, es la causa principal de tan grande inequidad e injusticia energética y una de las principales fuentes de renta para nuestros socios.
5. También afirmamos que otra renta considerable, si no la principal para nuestros socios, es la renta financiera. En ambos estados contables se ha incorporado las cargas financieras, capital e intereses, como parte del costo total. Como el principal prestatario para Itaipú es el propio Estado brasileño, a través de sus bancos estatales y la Eletrobrás, es lógico suponer que la renta financiera queda “en casa”. Lo mismo ocurre con Yacyretá, pero en mayor complejidad. Será motivo de otro análisis.
6. Otra cuestión mencionada en varias ponencias se refiere a las obras inconclusas. Para el caso de Itaipú la principal es la exclusa de navegación, vital para un país mediterráneo como el nuestro. Este concepto fue reafirmado por el Estado brasileño en el Acuerdo Lugo-Lula, además de estar expresamente asentado en el Tratado. Pacta sun servanda, dirían nuestros socios brasileños. Para el caso Yacyretá el tema es más complejo puesto que en los propios antecedentes del Tratado constan tres represas como partes de un gran complejo. Lo que no podemos permitir, bajo ningún sentido, es continuar así como está.
7. La materia prima fundamental de ambos complejos es el agua, consecuentemente el que proporciona la renta energética principal. Si los países no obtienen renta de sus recursos naturales, o peor, si son desviados, escamoteados o birlados por otros Estados, ¿de dónde sacarán recursos para el desarrollo? Como diría el Gral. Pozzo: ¿Cómo pretendemos una integración económica sincera, justa y fraterna en el Mercosur, si no cumplimos el concepto básico de equidad, más aún con el socio más pobre de la región?
8. Ninguno de los tratados son vitalicios. Urge analizarlos bajo un nuevo tiempo; un contexto libre, democrático, alejado de dictaduras de derecha y de izquierda. Apegado al derecho internacional y bajo el imperio de la soberanía de los Estados libres e independientes.
9. La equidad, la justicia y la renta compartida deben ser los ejes de la nueva estructura organizativa de los Tratados de Itaipú y Yacyretá. Cualquier remiendo que no incluyan estos conceptos serán meros parches o caricaturas de un Tratado.
10. Los costos de Itaipú y Yacyretá, corrupción incluida, son similares. 20 mil millones para Itaipú y 16 mil millones para Yacyretá. ¿Será que estas deudas, así como todo el tratado serán vitalicias? Solo este punto amerita exponerlo ante un gran y poderoso árbitro internacional. Jeffrey Sachz nos dio algunas recetas pragmáticas, no lo desechemos por un simple y egoísta interés político de coyuntura.
Acompañé con interés la lucha del Dr. Hugo Saguier Caballero en la OEA y la NN.UU., cuando nos suspendieron del Mercosur y Unasur. Lo consideré un gran patriota, independiente de su origen partidario. También escuché las promesas de campaña del Sr. Horacio Cartes, hoy presidente del Paraguay. Ambas posiciones hablaban de recuperar la dignidad y la soberanía nacional. ¿Qué pasó de esa postura?
Por otro lado, según expresiones del Dr. James Spalding, en Itaipú, en 10 meses se ahorraron 22.847.160 dólares americanos, en vehículos, combustibles, viáticos, alquiler de aeronave, mantenimiento de edificaciones, entre otros. Es una cifra interesante que, sumada a los aproximadamente 60 millones de la misma moneda incurrida en los famosos “gastos sociales”, forma una interesante cifra que el Estado paraguayo podría gastar, celosamente, en infraestructura, educación, salud; y sobre todo, en la lucha contra la pobreza extrema.
No obstante, como está de moda la publicación de salarios de la binacionales, lo cual me parece justo, razonable y constitucional, menciono a la población que la suma de todos los gastos de sueldos, beneficios laborales, juicios laborales y gastos sociales de sus cerca de 1.800 funcionarios no alcanza el 5% de su presupuesto anual. El 70% representa el pago de los servicios de la deuda. El resto, sus costos operativos. La suma total que la Hidroeléctrica paga por la “triplicada” cesión de energía, aproximadamente 360 millones de dólares americanos, sumados a los “gastos sociales” y los ahorros actuales, no llegan a los 450 millones de la misma moneda, por año; y esto señores, comparado con una probable venta al mercado libre de nuestros excedentes, es una migaja.
Termino esta ponencia con las palabras de Ernesto Samper, expresidente de Colombia, del 94 al 98: “El problema de América Latina es que muchos quieren hacer negocios similares al de los huevos revueltos entre la gallina y el cerdo; donde la gallina plantea poner los huevos y exige al cerdo poner el tocino”. Así no da.
95%
En ambas centrales nuestros socios Brasil y Argentina llevaron 90 y 95% de la energía limpia y segura; y lo hicieron bajo el concepto de “cesión energética”.
Rentas
Además de la renta energética en ambas hidroeléctricas, nuestros socios tuvieron otra renta considerable, si no la principal: la renta financiera.
(*) Vicepresidente de la Sociedad de Ingenieros Liberales del Paraguay.