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La pobreza
El crecimiento económico no siempre se ve reflejado en la distribución de la riqueza, para que la misma ocurra se deben generar oportunidades para que todos puedan acceder a una porción de ese crecimiento, lo que sucede a través de la creación de empleo y oportunidades de proveer bienes y servicios en la economía.
Obtenemos ingresos a través de la venta de nuestros bienes o servicios, para lo cual precisamos ofertar un valor que sea apreciado en el mercado a fin de que alguien esté dispuesto a pagar un precio por el mismo. En otros términos, podríamos decir que para recibir un pago por nuestro trabajo, el mismo debe ser valorado por quienes nos contratarán.
Actualmente la pobreza está en el orden del 32% mientras que la pobreza extrema margina al 18% de los paraguayos. Esto, a efectos prácticos, implica que 18 de cada 100 paraguayos no recibe ingresos diarios para tener una vida digna, estando apenas a un nivel de supervivencia. Este dato es aún más alarmante si transferimos los criterios de pobreza y pobreza extrema a la población infantil y sin duda se recrudece al llevarlo a la población infantil indígena.
Cuatro de cada diez bebes que nacen en nuestro país están atrapados en la pobreza, la que lleva a la desnutrición, la que a su vez durante toda su vida le condenará a penosas consecuencias pues impactará negativamente en su salud, en su capacidad intelectual, y le negará el derecho a una oportunidad laboral digna, obligándolo a repetir el proceso generador de pobreza con sus propios hijos.
Esta lectura también varía sustancialmente si observamos la proporción de la pobreza en áreas rurales y en zona urbana, siendo visible la mayor incidencia de la pobreza en la zona rural, aunque la pobreza urbana va en aumento a causa de la migración rural a las ciudades, las cuales los acogen en cinturones de pobreza que no cuentan con la infraestructura adecuada para proporcionar una calidad de vida digna a sus nuevos ocupantes.
La inequidad social de Paraguay es de las más altas de América, siendo esta una tarea pendiente de corte humanitario e incluso ético para todos los ciudadanos, debemos dar una mirada al entorno y asumir las responsabilidades sociales que nos corresponden, en especial a los sectores privados (empresas) y al Estado.
La educación
La inclusión económica de esta gran masa de personas en situación de pobreza, solo podría darse por el incremento de producción de empresas e industrias que generen empleo, sea para obedecer a la demanda de sectores privados o públicos. Por ejemplo, en el sector de la construcción se tiene expectativa de un auge que durará varios años, con lo cual se desataría una cadena importante de necesidades. Así, las constructoras precisarán contratar personal capacitado, también requerirán de cemento y otros materiales de construcción, por lo que los proveedores deberán dinamizar sus industrias contratando más personas, el sector del transporte y el de las maquinarias también tendrán un incremento en su demanda, luego las rutas, puentes, edificios y casas precisarán de mantenimiento, se impulsará además la demanda de equipos de oficina, acondicionadores de aire y otros servicios. En fin, se levanta un área económica y, como ocurre al tocar un hormiguero, se desplegará un enorme movimiento que ofrece oportunidades, pero claro, para aprovechar esta generación de empleos, precisamos de personas preparadas y capacitadas. Así como el sector de la construcción, hay otros varios sectores que se están desarrollando y están atrayendo inversiones extranjeras, pues están gozando del auge que provoca el efecto imán iniciado con el despertar de inversores institucionales desde la emisión de Bonos del Tesoro en el mercado internacional.
Además, las empresas encuentran en Paraguay condiciones inmejorables como ser energía abundante, la presión tributaria más baja de la región, gran cantidad de mano de obra disponible y con alta apertura de captar la capacitación pues se trata de población joven, un clima favorable todo el año y ausencia de desastres naturales, además de la ubicación geográfica que le permite llegar a grandes industrias en el Brasil y en la Argentina a bajos costos. La única opción viable a corto, mediano y largo plazo, es la educación. Esta afirmación engloba desde la capacitación en oficios hasta la imperiosa necesidad de atender la salud materno-infantil, pues es en los primeros 1.000 días (desde la concepción hasta los 2 años) cuando se desarrolla el 80% del cerebro. Por ello, un niño desnutrido y sin estimulación, no estará en condiciones de aprender aunque se cuente con la mejor infraestructura edilicia, una computadora por niño o los docentes mejor preparados.
Nuestros niños se enferman por no contar con agua potable o no tienen caminos para llegar a la escuela. Entonces, cuando hablamos de educación es clave que comprendamos que se trata de un desafío integral que amerita el desarrollo de políticas públicas coordinadas y a largo plazo, no se trata de un Gobierno por los próximos 5 años, sino del presente y futuro de nuestra dignidad humana.
El Estado lo conformamos todos y elegimos a un Gobierno que se erige como administrador de turno, que independientemente a sus ideologías políticas o partidarias, tiene el deber moral indelegable de actuar en cumplimiento de las políticas públicas que deben guiar hacia el cumplimiento de las metas indiscutibles como nación, donde encontramos que las tareas críticas e indelegables son las concernientes a la educación, salud y seguridad. Sigamos hablando de dinero, así aprendemos a manejarlo mejor.
Clave
Cuando hablamos de educación, es clave que comprendamos que se trata de un desafío integral, que amerita el desarrollo de políticas.
América
La inequidad social de Paraguay es de las más altas de América, siendo esta una tarea pendiente de corte humanitario.
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