El cultivo de arroz, entre expansión y caída de precios

El arroz ha irrumpido en el escenario agrícola paraguayo con mucha vitalidad, sobre todo en los últimos años donde el área cultivada pasó de 33.500 a 185.000 hectáreas sembradas. La cuenca del río Tebicuary, proveedora del agua para el riego, en la confluencia de los departamentos de Itapúa, Caazapá y Misiones se especializó en la producción de arroz.

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En pocos años se logró montar un dispositivo de producción basado en la incorporación de tecnología productiva con fuertes inversiones en compra y habilitación de campos. La productividad fue incrementándose de forma sostenida en los últimos años, pasando de poco más de 3.000 a más de 6.000 kilogramos por hectárea, en promedio. Los productores más eficientes logran sin embargo hasta 9.000 kilogramos por hectárea.

La consultora Investor Economía observa que las inversiones para instalar y sostener cultivos de arroz son importantes. Se estima que el costo de puesta en producción de un campo es de alrededor de 1.500 dólares por hectárea, es decir tres veces más que el de la soja. De igual forma, la maquinaria especializada en las tareas en arrozales es significativamente más costosa que para otros cultivos.

Una particularidad del cultivo del arroz en Paraguay es su desarrollo en áreas marginales, sobre todo en los departamentos tradicionalmente ganaderos, como Caazapá y Misiones, donde el arroz ganó terreno rápidamente, casi siempre sobre campos ganaderos hiperextensivos. Estas regiones recuperaron lentamente el dinamismo de otro tiempo por la logística, movimiento y actividades propias del cultivo de arroz.

La expansión del cultivo de arroz tuvo que buscar nuevas zonas productivas que dispongan de agua para riego. De esta forma, la cuenca del río Manduvirá, en los departamentos de San Pedro y Cordillera, así como en la cuenca del río Paraguay (Ñeembucú, Paraguarí, San Pedro) y recientemente inclusive en el Chaco.

Los precios internacionales altos, sobre todo de Brasil, el principal mercado paraguayo, alimentó y sostuvo una expansión acelerada, en parte facilitada porque los campos susceptibles de ser incorporados eran en su mayoría zonas marginales y de bajo costo.

La producción arrocera generó oportunidades industriales innovadoras, como los molinos de arroz que se volvieron necesarios ante el crecimiento sostenido de la producción y de la exportación.

Sin embargo, el momento de gloria del arroz paraguayo se encuentra ante el desafío de hacer frente a la disminución sustantiva de los precios internacionales y, sobre todo, la situación económica de Brasil, el mercado cuasiúnico del arroz paraguayo. El descenso de los precios, de alrededor de 250 a solo 160 dólares por tonelada en el arroz con cascara, encendió la luz de alerta no solo en los productores, sino también en el sistema financiero.

Definitivamente el año 2015 será un periodo de ajuste en la matriz productiva agrícola del país. La caída de los precios en los commodities alimenticios, específicamente la soja, el maíz y el trigo, ya se percibían desde finales del año 2015, mientras el arroz aún gozaba de cierta estabilidad. Actualmente, la caída internacional de precios del arroz se agrega a la de los demás cultivos y con efectos sensibles en la economía nacional.

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