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El comercio no fue otra cosa que la economía de los países. Lo que no absorbía el comercio interno, siempre limitado en su demanda, se lograba vía exportaciones. Así nace la economía moderna y tal sigue siendo la misma realidad. Solo su cuantificación en materia de producción, tecnología y productividad, crea el riesgo de la competencia desleal. Nunca hubo ni habrá competencia perfecta, no todos producen igual aunque lo producido para la venta sea diferente.
1- El origen del tipo de cambio
Fue, desde luego, el juego del mercado de competencia el que da origen a un régimen de cambios y a la elección de una moneda de cambio aceptada por todos. Antes fue el trueque, luego el oro, ambos limitantes del intercambio. Eso explica el manejo del comercio internacional de tipos de cambios estables. Pero esa estabilidad estuvo y está condicionada al superávit o al déficit cambiario. También, y básicamente para este análisis, el nivel de ocupación que puedan tener los países, que a su vez genera la crisis de la demanda interna y la recesión económica.
El crédito reduce sus tasas, o las endurece, se dice, para frenar la inflación. Creo, como economista no dogmático, que las fórmulas rígidas no resuelven el problema de la recesión, ni de la inflación. Son problemas que debemos aceptarlos como una realidad permanente y normal, sea en el sistema de capitalismo privado o de capitalismo estatal. La misma mantiene la democracia política una y la otra el autoritarismo. Ninguna tiene un modelo y un sistema, de darle contenido social a la democracia, sin sacrificar la libertad individual, que hace la síntesis para una convivencia más justa, sin estados de confrontaciones violentas.
El viejo ideal de la cooperación en la solidaridad, bajo el modelo cooperativo, tal vez sea la única visión para orientarnos hacia un mundo de paz. Y un tipo de cambio sin especulaciones de “dumping” cambiarias es parte de una política de paz universal.
2- ¿Por qué se devalúan las monedas?
Cuando la moneda de cambio se devalúa en el país de origen, caso del dólar, es una causa externa que tiene la siguiente explicación: Estados Unidos, patrón del dólar, debe superar, como potencia que es, su crisis de desocupación y para vender más, ya que su demanda interna decrece, la oferta es para el mercado externo y la devaluación de su moneda es el único remedio a su alcance.
Eso explica que el dólar se devalúe en su relación de cambio con el guaraní. Tal el origen de la actual baja del dólar, que beneficia la importación y perjudica la exportación.
En consecuencia, nuestro banco central carece de toda responsabilidad en esta política externa de cambio. Puede sí aligerar coyunturalmente sus efectos y así lo hace en forma técnicamente correcta y dentro de las propias limitaciones, vendiendo dólares de sus reservas al mercado. Pero, esta oferta de dólares, en las causas analizadas, actúa como un paliativo para las exportaciones.
El problema no se origina aquí. Podrá volver a valuarse en el momento en que la economía de los EE.UU. y de otras grandes potencias, retomen su equilibrio, aumentando la demanda interna. Así esta planteada esta delicada cuestión.
3- ¿Hay soluciones diferentes a las que provoca la recesión de las grandes economías?
Lo primero es saber que Paraguay no regula estructuralmente el tipo de cambio. Los países vendedores con recesión devalúan sus monedas para evitar el paro. Brasil, nuestro vecino, dada su abundante producción, recurre también a la devaluación de su moneda. Pretender que en Paraguay una devaluación del guaraní resolverá esta cuestión es una imprudente ilusión. Dado que nuestras exportaciones son fundamentalmente alimentos con poco valor agregado, la solución tampoco está en vender a futuro a un tipo de cambio superior al del mercado. Los broker que compran nuestra producción conocen muy bien cuál es el origen de esta devaluación del guaraní y no cerrarán ningún contrato en dólar a futuro; pero, una solución posible es incrementar el precio de las materias primas sin valor agregado que se exporten, incluya un precio más, de manera a equiparar la situación del exportador, con los beneficios del comprador final. Esto no absorbe ningún tipo de especulación, sino de complementar, en un punto de equilibrio, los beneficios del importador de afuera, con los perjuicios del vendedor de adentro y mantener los niveles del comercio, neutralizando el juego de devaluaciones, originadas en las causas externas analizadas.
Nadie puede quedar sin abastecerse de la materia prima sin valor agregado que produzca alimentos, que opera así como un artículo de primera necesidad. No somos un país exportador industrial que pueda competir con la producción interna del país que devalúa su moneda intencionalmente para reponer y estabilizar su economía, tanto en la producción de bienes y servicios de exportador. Para los países grandes, una solución estructural; para los países chicos como Paraguay, una solución coyuntural. El comercio internacional también requiere aplicar en sus relaciones el principio de equidad, en las actividades donde sea posible.
No desesperar, mucho menos exigir soluciones de devaluación al BCP, cuyo comportamiento en esta emergencia es el aconsejable y tiene el respaldo de legalidad en el Art. 285º de la Constitución Nacional. Alguna vez, también los paraguayos tenemos que aportar prudencia y cordura y reconocer los méritos del Directorio del Banco Central, y en particular de la inteligente gestión de su presidente Dr. Jorge Corvalán.
Nunca
Nunca hubo ni habrá competencia perfecta, no todos producen igual, aunque lo producido para la venta sea diferente.
(*) Abogado, economista, con doctorados. Integrante de la Constituyente de 1991/2, de la Comisión que redactó las disposiciones de la Banca Pública.