El Banco Mundial promete que será inflexible con la corrupción

Estuvo en Paraguay el vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe y no es casualidad. El organismo multilateral inició un reposicionamiento en el país luego de un período de relativa y silenciosa retirada. En su portafolio trae US$ 1.000 millones para los próximos cuatro años.

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Para ponerlo en contexto, el “Grupo Banco Mundial” (que a su vez incluye el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, la Corporación Financiera Internacional, la Asociación Internacional de Fomento, el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones y el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones) tiene un presidente, David Marplass, que acaba de asumir a propuesta de Estados Unidos, y un vicepresidente para cada región del mundo.

Axel van Trotsenburg es el vicepresidente para América Latina y el Caribe y es uno de los más altos funcionarios de la institución que visita el Paraguay, país que conoce bien, por sus años como responsable de la zona Cono Sur en la década del 2000.

El Banco Mundial ha anunciado un cupo de US$ 1.000 millones para el Paraguay para el siguiente cuatrienio, de los cuales US$ 600 millones son para proyectos públicos encarados por el Estado y US$ 400 millones para proyectos de inversión del sector privado.

La nueva estrategia está alineada con un documento elaborado en 2018, “Paraguay, diagnóstico sistemático del país”, que sostiene que el modelo de crecimiento paraguayo, basado en la explotación de recursos naturales y en el bono demográfico, irá declinando en los próximos años, y pone énfasis en la necesidad de reformas, entre ellas la calidad de la educación y el combate a la corrupción.

Pero empecemos por el principio.

-Sr. Vicepresidente, ¿qué es el Banco Mundial?

-En julio se cumplen 75 años de la reunión de 44 países (19 de ellos de América Latina) en Bretton Woods, Estados Unidos, para diseñar la arquitectura financiera para la posguerra, después de la Segunda Guerra Mundial. Ese es su origen. Ahí nacieron el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

-Muchos siguen confundiendo o asociando estrechamente a ambas instituciones.

-El FMI se preocupa sobre todo de los grandes asuntos macroeconómicos, de los desequilibrios, de cómo la economía internacional puede ayudar a un país cuando está en dificultades financieras. Pero al mismo tiempo había que reconstruir Europa y hay que pensar en promover el desarrollo, para eso fue creado el Banco Mundial, no en vano fue denominado Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento. Esos dos aspectos son hasta hoy determinantes en nuestras operaciones.

-¿Qué hace específicamente?

-Hemos puesto énfasis en ayudar a construir infraestructura, también ayudar en el desarrollo humano, sea en educación, salud o protección social, o ayudar a proteger el medio ambiente. Al mismo tiempo, pensar en cómo podemos fomentar al sector privado, porque es el sector privado el que genera los puestos laborales, y hay mucha presión en todo el mundo para ofrecer a los jóvenes oportunidades en el mercado laboral. Por esa razón estamos también trabajando mucho en la microeconomía, en fomentar la competitividad, facilitar la inversión privada con el objetivo final de mejorar la vida de la gente, crear trabajo, dar un futuro, dar posibilidades de mandar a los chicos a las escuelas. Eso es el Banco Mundial.

-Y en estos 75 años, ¿cuál ha sido el impacto del BM en pos de esos grandes objetivos? 

-El impacto más grande fue claramente la reducción de la pobreza. Fuimos socios de muchos países en la lucha contra la pobreza. Los resultados más evidentes han sido en Asia. Países que estaban casi condenados a la miseria si uno mira los informes de los años ‘50 y ‘60, hoy han cambiado radicalmente su situación. China tenía más de 80% de pobreza extrema hace cuarenta años.

-¿Hasta dónde se puede decir que eso es mérito del BM?

-Yo he sido responsable de oficinas del Banco en Asia y puedo decir que en China hemos ayudado al gobierno a crear una economía de mercado. Tuvimos una influencia bastante grande sobre los chinos, no solo con estudios, sino también con ayuda técnica. Por supuesto que el mérito es de los chinos, pero en Asia hemos contribuido a sacar de la pobreza a 2.000 millones de personas.

-¿Qué pasó en América Latina, donde la pobreza sigue siendo estructural?

-Es interesante que si se mira la situación de América Latina entre 1950 y 1970, algunos países tuvieron crecimientos tan fuertes como los de Asia, lo que demuestra que ese proceso no es únicamente posible en Asia. La realidad es que también América Latina demostró que tiene posibilidades de avanzar rápidamente hacia el desarrollo y la reducción de la pobreza.

-A costa de un alto endeudamiento, la crisis de la deuda frustró aquel impulso inicial, ¿es así?

-Ciertamente hubo eventos que desencadenaron la crisis de la deuda, siempre hay complicaciones, retrocesos. Pero hay que mirar dónde estuvo un país hace 30 años, 40 años. Visto así, indudablemente ha habido avances.

-¿Cómo ve el caso paraguayo?

-Para mí fue positivamente sorprendente que el país ha logrado un crecimiento económico de 4,5% en los últimos 15 años. Eso ha permitido la reducción de la pobreza. ¿Quiere decir que todo está hecho? No. El informe del Banco Mundial sobre la situación del país trata de identificar la tendencias muy positivas y también las áreas donde hay que intensificar el trabajo. Hemos puesto hincapié sobre la agenda microeconómica, la competitividad, el desarrollo humano, el desafío de un crecimiento económico sostenible, sobre todo la preocupación con la deforestación.

-El informe habla mucho sobre corrupción.

-El Banco considera que la corrupción es un cáncer global y estamos determinados a hacer nuestra parte para combatirla.

-¿Hasta qué punto considera que la corrupción ha sido un limitante del desarrollo específicamente de Paraguay?

-Nosotros pensamos que la corrupción en forma general limita las posibilidades de desarrollo donde sea y, francamente, la corrupción no existe solamente en países como Paraguay, también existe en los países donantes. El Banco Mundial no hará distinciones y actuará en consecuencia.

-¿Qué hará, por ejemplo?

-Por ejemplo, si en cualquiera de nuestros proyectos, en nuestras licitaciones de bienes y servicios, donde todo el mundo tiene que poder participar y a todo el mundo se le tiene que asegurar transparencia, encontramos que hay una compañía involucrada en corrupción, no importa si es de países en desarrollo o de la OECD, lo investigaremos y lo castigaremos..

-Es una promesa, le tomamos la palabra.

-Ya hemos dado muestras de nuestra voluntad. Hemos indentificado, investigado y castigado a grandes compañías internacionales, como el caso de Siemens, esto está documentado y publicado. Queremos señalar que en la corrupción no importa dónde estás ubicado, nosotros vamos a ser duros y transparentes, no importa cuál es color en tu piel o cuál tu nacionalidad.

-¿Hasta dónde el BM puede ejercer su influencia en Paraguay?

-Cuando hablamos de influencia, yo no lo veo en el sentido de imponer algo, o de hacer que alguien haga algo únicamente porque yo digo. Creo que el poder de las ideas es muy importante, compartir las experiencias del mundo, no decir al gobierno que hay que hacer a, b o c, sino exponer las experiencias positivas que hemos recogido en distintos temas y en distintos lugares y dejar a los gobiernos y a los gobernantes introducirlos en la discusión interna para mejorar las decisiones, de manera informada.

-¿Cuáles serían algunas de las ideas aplicables a Paraguay?

- Todo lo que está vinculado a la agenda de largo plazo, sea en el marco institucional, en la estabilidad macroecónomica y en la agenda microeconómica, tal vez mejor captada por el “Doing Business” (informe anual del Banco Mundial sobre el ambiente de negocios en los países), donde queremos indicar que un marco regulatorio transparente y previsible ayuda a la inversión privada, lo mismo que la seguridad jurídica.

-Rubros donde no estamos precisamente bien calificados.

-Hay muchos países que tienen mucho por hacer, eso no es algo único de Paraguay. Pero en el contexto de Paraguay, tienen que ver si hay áreas donde es necesario mejorar más. Nosotros estamos dispuestos a ayudar al país en lo que nos pidan.

-¿Ayudar cómo?

-En todo sentido, desde asistencia financiera hasta asistencia técnica y, sobre todo, compartiendo las experiencias que hemos colectado a lo largo y ancho del mundo gracias a nuestra operación global. Con eso no pretendemos decir que si algo fue muy bueno en Europa del Este va a ser necesariamente aplicable aquí, pero hay muchas experiencias valiosas que merecen ser estudiadas. Acá en Paraguay hay mucha gente muy interesada en el debate del desarrollo. Y hay diferencias, por supuesto, porque el desarrollo no es lineal, tiene que haber diversidad, confrontación de ideas, nosotros estamos interesados en participar.

-Finalmente,como responsable del Banco Mundial en toda América Latina, ¿qué nos dice con situaciones como la que se vive en Venezuela?

-Lamentablemente, ya durante el período del Presidente Chávez Venezuela cortó todo vínculo con el Banco Mundial, no estamos activos ni tenemos ninguna operación en el país. Pero apenas lo requieran, allí estaremos, como ahora con Birmania, por ejemplo, donde estamos reinciando contactos después de casi 30 años.

Pobreza

“Fuimos socios de muchos países en la lucha contra la pobreza. En Asia hemos contribuido a sacar de la pobreza a 2.000 millones personas”

Paraguay

“Me sorprende el crecimiento de 4,5% de Paraguay en los últimos quince años. ¿Quiere decir que todo está hecho? No. Hay áreas donde hay que mejorar”

Corrupción

“En corrupción no importa dónde estás, nosotros vamos a ser duros y transparentes, no importa cuál es color en tu piel o cuál tu nacionalidad”

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