Dualidad: bolsillo y estabilidad emocional

La prosperidad financiera resulta atractiva como idea de tranquilidad, sin embargo en base a la experiencia de analizar los inconvenientes financieros de centenares de personas que en éstos años me han regalado su confianza al contarme los detalles de su historia económica, puedo concluir que el dinero (que alcance, sobre o falte) no constituye por sí solo un causal de equilibrio.

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Por otro lado, he encontrado que, en la gran mayoría de los casos, las decisiones que se han plasmado en acciones con resultados negativos, quebrantando la tranquilidad financiera familiar, se han originado en impulsos y estados emocionales.

Tal para cual

La filosofía del taoísmo se refiere al ying y al yang como la representación de esa dualidad que se encuentra en todo lo existente en el universo, así describe a las dos fuerzas fundamentales, opuestas y complementarias que se encuentran en todas las cosas.

Tomando prestado el concepto de esta filosofía, quisiera señalar que existe una dualidad en la salud financiera, pues para lograr estabilidad emocional una persona precisa mantener armonía en sus cuentas monetarias, pero a la vez para lograr esa armonía monetaria precisa de estabilidad emocional.

Parecería obvio que no debemos gastar más de lo que ganamos, por sentido de prudencia no deberíamos comprometer un ingreso que aún no se ha concretado; sin embargo es común que el aguinaldo haya encontrado dueño seis meses antes, o que ante la expectativa de un aumento de salario o de mayores ventas se asuman nuevos compromisos. Entonces, ¿por qué generalmente, quien gana más dinero enseguida se endeuda más, e incluso a veces gasta en base a la expectativa de lo que va a ganar?

Un elemento diferenciador entre el ser humano y los demás seres vivos son los sentimientos y emociones, especialmente los considerados complejos. Se trata de ese conjunto de sensaciones que poseemos y que nos permite relacionarnos con otros y con el medio en general, de allí radica su gran importancia para definir nuestra identidad como personas.

En la sociedad, en especial en las relaciones empresariales y profesionales, se valora el conocimiento y la capacidad de razonamiento, pero si una persona pretende ser íntegra debe admitir que no puede separar sus emociones de su propio ser. Por lo tanto, tus alegrías, tristezas, decepciones, enojos, miedos, ansiedades, pasiones y resentimientos forman parte de tu forma de ser todo el tiempo.

Entonces, viene la intención de controlar las emociones, pero en realidad lo que queremos es desconectarlas o apagarlas, como cuando decimos a un niño que no llore cuando siente frustración por no poseer un juguete que desea. Pero, quizás en lugar de controlar las emociones sería mejor aliarnos a ellas, reconocer que son una respuesta natural de nuestra propia esencia y son indicadores importantes que nos alertan sobre situaciones a disfrutar o a resolver.

La pasión y compromiso, la alegría con la que compartís diariamente tu trabajo, la empatía para con los clientes, la tristeza y frustración ante la pérdida de una oportunidad son emociones aliadas, pues incrementan tu capacidad de acción y potencian tu productividad, por lo tanto deben ser reconocidas como motores de desarrollo financiero, ya que están a la par del conocimiento y el esfuerzo dedicado a desarrollar tus tareas.

La empresa o el cliente te contratará quizás por tus destrezas técnicas, pero el relacionamiento a largo plazo se basará en tu capacidad de crear vínculos, de desarrollar comunicación asertiva y en tus habilidades humanas, es decir en la capacidad que demuestres de transmitir tu propia esencia y para ello necesitas conocer, aceptar y valorar a tus emociones.

Seguridad económica y emocional

Cuando hablamos de dinero pareciera ser un tema materialista, sin embargo en mi opinión el dinero es solo un medio para alcanzar metas y en todo caso deberíamos evaluar si esos objetivos son prioritarios en nuestra vida y nos permitirán mejorar nuestra estabilidad emocional.

Una persona que tiene problemas financieros generalmente está preocupada, estresada y ansiosa, todo esto le lleva a no concentrarse en el trabajo, no puede producir correctamente en cantidad o calidad y, probablemente, esté constantemente irritable, por lo tanto, tampoco tiene una buena relación con los compañeros, aunque esté presente físicamente está distante en su atención mental, entonces se torna casi imposible trabajar con pasión y compromiso, esto sin duda influye en su eficiencia laboral.

Entonces, la falta de salud financiera, determinada por la imposibilidad hacer frente a los compromisos, sin duda golpea a la calidad de vida de las personas, evita la posibilidad de emprender nuevas oportunidades, impide mantener los costos relacionados a la familia y por ende afecta a todos sus miembros, los cuales deben cambiar sus hábitos a causa de los problemas de dinero.

El estado emocional de nerviosismo permanente repercute en una falta de paciencia y surgen constantes discusiones que desgastan las relaciones personales: con la pareja, con los hijos e incluso con los amigos, por ello se deterioran las actividades familiares y sociales. Además, generalmente, lo primero que se hace es disminuir el presupuesto en aquellos gastos que corresponden a la distracción y a la diversión, generando aún mayor ansiedad y distanciamiento de los seres queridos.

La preocupación y desánimo puede convertirse en depresión, el estrés también causa estragos en el organismo, y todo ello afecta la salud generando nuevos costos. Ante tantas ausencias, permisos, constantes llegadas tardías o retiros antes de hora a causa de éstos problemas, uno se expone incluso a perder el empleo, complicando aún más la situación en la que se estaba originalmente.

Cuando se tienen problemas financieros es bastante común percibir que todo va mal y solo tiende a empeorar, es como el peor de los mundos, todo empieza a deteriorarse. En mi experiencia, puedo reconocer que no es solo una percepción, es una realidad que se da por un efecto contagio que parece ir aumentando. No se puede separar el bienestar financiero de la parte emocional, están ligados en sus extremos como toda dualidad.

El ímpetu es pasión en bruto, tus instintos precisan ser pulidos con conocimiento, pero para ello debes reconocer y cuidar tus emociones. En ésta Navidad, te deseo que el Niño Dios ilumine tus decisiones y guíe tus acciones. Sigamos hablando de dinero, así aprendemos a manejarlo mejor.

gloria@ayalaperson.com.py

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