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El informe oficial refiere que el coeficiente de Gini, que mide el nivel de concentración que existe en la distribución de los ingresos en la población, ha permanecido prácticamente constante dicho indicador en alrededor de 0,48, al comparar a nivel nacional el valor del 2016 con el obtenido en 2015.
De acuerdo a los resultados exhibidos por la DGEEC, la economista Verónica Serafini explicó que estos datos son consistentes con otra información disponible, y que la reducción de la pobreza se estancó y existe un leve repunte del desempleo. “Esta situación debería preocupar a todos, autoridades y ciudadanía en general, teniendo en cuenta que se da en un contexto de crecimiento económico y de aumento de la inversión pública, tanto en obras viales y de otro tipo, como en la inversión social”, explicó.
Siguió diciendo que algo está pasando, ya que ni el crecimiento económico ni las políticas públicas contribuyen a la distribución. Y las mejoras en la distribución del ingreso se registran fundamentalmente por esas dos vías. “O crecemos y se generan empleos de calidad y eso contribuye a que las personas aumenten sus ingresos, sobre todo las que están en la base de la pirámide económica, o el Estado redistribuye con políticas públicas. Pareciera ser que ninguna de las dos vías está funcionando”, se preguntó.
Agregó que el crecimiento económico siempre fue débil para redistribuir, ya que apenas contribuyó a reducir la pobreza, pero además con mucha lentitud.
Para la economista, la política pública tiene como instrumento a la política fiscal, que se divide en dos: ingresos y gastos. “Sabemos que la estructura tributaria basada en impuestos indirectos y en una gran cantidad de exoneraciones y deducibilidades no contribuye a la equidad”, dijo.
A su criterio, el problema central es que la desigualdad no está en la agenda pública. Y la evidencia empírica internacional nos dice, según remarcó, que con estos niveles de desigualdad se obstaculiza el crecimiento económico a largo plazo y es foco de conflicto social e inseguridad ciudadana. Y estos temas son muy sensibles para toda la población. Los conflictos son cada vez mayores (campesinos, limpiavidrios, cuidacoches, jóvenes, indígenas y niños en situación de calle) así como la inseguridad. La población privada de libertad no para de subir y esta es una señal implacable de que algo no funciona. Los países de mejor calidad de vida y menor desigualdad cierran sus cárceles, concluyó la directora de investigación del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep).