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El desempeño dinámico de la economía paraguaya en la última década, incluso con altibajos cíclicos vinculados a cuestiones climáticas, parece haber creado y favorecido las condiciones para una marcada disminución de la pobreza, especialmente en las zonas rurales, como resultado directo e indirecto de un conjuntos de sistemas productivos y comerciales que lograron, con intensidades diferentes, mejorar los ingresos de una buena parte de la población.
En este sentido, es pertinente cuestionarse sobre la participación del Estado y de las diferentes políticas públicas implementadas por los ministerios y demás instituciones orientadas a generar respuestas y ofertas sociales al segmento menos favorecido. Aunque el discurso oficial suele tener un alto contenido social y de lucha contra la pobreza, no ha sido fácil articular las diferentes instituciones del nivel central entre ellas ni con las descentralizadas como las gobernaciones y los municipios. Son incontables las iniciativas y proyectos tendientes a lograr una disminución de la pobreza, pero con enfoques y abordajes poco adecuados y mal adaptados a las necesidades concretas y cotidianas de la población meta.
Uno de los primeros programas innovadores para contrarrestar la condición de pobreza fue Tekoporã, encarado por la Secretaría de Acción Social. El mismo consistía, y sigue vigente aún, en transferencias condicionadas de dinero en efectivo a las familias en situación de pobreza, con el objetivo de que las mismas dispongan de los recursos necesarios para satisfacer los gastos asociados a la alimentación. El programa Tekoporã forma parte de un esfuerzo por instalar un sistema de protección social que incluya acciones articuladas de protección, promoción e inclusión social, en busca de la erradicación de la pobreza.
Por primera vez en el país se montaron esquemas objetivos para identificar y seleccionar a la población meta, mediante la utilización de herramientas e instrumentos de focalización a nivel territorial (IPEGX) y a nivel de hogares (ICV). El índice de Prioridad Geográfica y el índice de Calidad de Vida se recogen y complementan con un instrumento denominado “ficha hogar” que determina la calificación de la familia para ingresar o no al programa.
Las familias beneficiarias reciben bimensualmente un promedio de G. 400.000 (dependiendo de la cantidad de hijos) para que puedan mejorar a corto plazo su alimentación con una canasta familiar apropiada para la buena nutrición. A manera de contraprestación, los beneficiarios de dicho apoyo en dinero se comprometen a asegurar la asistencia regular de los hijos a la escuela y a los centros de atención primaria en salud (en especial embarazadas). Según la ley que regula este programa, se permite una permanencia máxima de 72 cuotas equivalentes a 6 años. Como resultado, en promedio van egresando en forma automática aproximadamente 15.000 (quince mil) familias cada año.
El modelo de transferencias condicionadas como Tekoporã ya había sido implementado en otros países de la región. Paraguay se ponía a tono en cuanto a políticas sociales. No debe olvidarse que este y otro tipo de instrumentos posibilitaron que más de 15 millones de brasileños hayan salido de la pobreza en los últimos años en el país vecino.
Iniciado en el año 2005, el programa ha incorporado a más de 130.000 familias en situación de pobreza, con una cobertura territorial de casi 200 distritos, incluyendo comunidades indígenas. Estas cifras explican por sí solas la intensidad y extensión de la pobreza como fenómeno social en Paraguay, así como la urgencia de atención a dicha población.
El programa Tekoporã, sin embargo, debe ser considerado solo como la puerta de ingreso de la población desprotegida a los servicios públicos y a una política de acceso a derechos fundamentales. En este sentido, es vital que la población en situación de pobreza encuentre los mecanismos para integrarse a los procesos productivos locales para generar sus propios ingresos. El programa Tekoporã funciona como una política que sostiene a las familias vulnerables y las prepara para una etapa productiva, con generación de empleo y mejoramiento de los ingresos. El nuevo programa denominado Tenonderã, destinado a atender la fase de incorporación a la producción de los beneficiarios de los subsidios de Tekoporã, constituye un avance relevante de las políticas públicas para generar un desarrollo productivo mayor, así como instalar el paradigma de la ascensión social por el esfuerzo personal, mediante la producción y la comercialización del producto que sea.
Una de las críticas más comunes a los programas de transferencias condicionadas, como Tekoporã, suele ser la generación de una cultura y conducta pasiva de parte de los beneficiarios, que no reciben ni sienten los estímulos suficientes para integrarse a la fuerza de trabajo, pues los subsidios generaron un acostumbramiento a sobrevivir de los mismos.