Declaración conjunta del 25 de julio de 2009

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Veinte meses después de la declaración conjunta entre los presidentes Lugo y Lula, los resultados de todo el proceso de negociación son magros. Todo indica que el Brasil, hasta tanto logre substituir la energía que el Paraguay le exporta casi gratuitamente, seguirá dilatando el asunto.

El socio condómino maneja la iniciativa y si en algo sirvió el reclamo oficial sobre el patrimonio nacional en Itaipú fue para poner en evidencia la voluntad política brasileña que históricamente fue adversa para el Paraguay. También sirvió para demostrar que los negociadores paraguayos no difieren en mucho de aquellos otros del pasado.

En la página 86, de “Itaipú Binacional en una nueva dimensión histórica”, redactado por el consejero Efraín Enríquez Gamón y editado a fines del año 2009, se lee:

“La aquiescencia del Gobierno del Brasil para negociar y conversar sobre los temas planteados, y así formalmente, más allá de los simples escarceos diplomáticos o protocolares anteriores que siempre llevaban a una victoria ‘pírrica’ si es que algo se obtenía al final; es decir, victoria lograda a costa de enormes pérdidas”. Se puede colegir que el autor –al pretender que los reclamos al Brasil serán fructuosos “más allá de los simples escarceos diplomáticos o protocolares anteriores”– funda su criterio en el error y la ilusión.

El consejero no puede desconocer que Itaipú se hizo para el Brasil –así lo afirman sus altos dirigentes– y que el sistema energético nacional está colapsado precisamente porque la ANDE no puede disponer de la energía paraguaya de la usina binacional, aplicada para uso del país vecino. Es imposible, de momento, que la margen izquierda interrumpa el uso de la electricidad paraguaya para satisfacer la demanda de la ANDE. Esa es la realidad y no otra.

Respecto del error y la ilusión, dice el pensador, educador y filósofo francés Edgar Morin (1921- ) que todo conocimiento lleva consigo ese riesgo; el error y la ilusión parasitan la mente humana desde la aparición del homo sapiens. Marx y Engels enunciaron justamente en la “Ideología Alemana” que los hombres siempre han elaborado falsas concepciones de ellos mismos, de lo que hacen, de lo que deben hacer, del mundo donde viven; ninguno de los dos escapó a esas falsedades, tampoco el consejero, cuya sola exultante predisposición es insuficiente para reivindicar la soberanía energética birlada por el vecino más poderoso.

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