Cuando la salud se deteriora

Es común que cuando un problema de salud afecta a un miembro de nuestras familias, los comentarios que surgen son: no tenemos seguro médico, nuestro seguro privado solo cubre una parte o, el más usual, menos mal que tenemos IPS.

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Sucede que, incluso en familias de clase media alta, un inconveniente grave de salud puede implicar costos extraordinarios capaces de dejar en la calle a toda una familia. Pero, no se trata solo de los medicamentos, estudios clínicos y de imágenes o gastos de internación; la dificultad generalmente es más grave y con muchos costos de los cuales no contamos con un recibo.

¿Cuándo empiezan los inconvenientes?

Evidentemente, cada caso será distinto, pero hay muchas enfermedades y accidentes que pueden prevenirse o evitarse. Por lo tanto, antes de su aparición podemos también evitar incurrir en estrés familiar, empresarial y financiero. Veamos solo algunos pocos ejemplos en el cuadro N° 1, que permitirán ilustrar la complejidad que se enfrenta en cada situación.

Los costos relacionados a veces son fáciles de identificar por el monto de la erogación realizada, pero muchos otros se encuentran ocultos pero de igual manera menoscaban terriblemente la calidad de vida y a veces generan crisis financieras y emocionales agudas en las familias, o impactan negativamente en las finanzas de una empresa.

Definitivamente, para las enfermedades de alto costo, como un problema cardiaco u oncológico e incluso operaciones mayores, la mayoría de la población precisa utilizar al sistema público de salud; sin embargo, en nuestro país no todos tienen acceso al mismo, o en el caso de conseguir atención e internación, de todas maneras se deben asumir altos costos de medicación, instrumentos médicos, prótesis o tratamiento de recuperación posterior.

En casos de internación por largo tiempo, en estos lugares se precisa de un acompañamiento constante, pues una persona debe estar permanentemente esperando indicaciones sobre su paciente, por lo que además de quien se encuentra hospitalizado habrá otro miembro de la familia que no podrá trabajar ni estar con sus allegados, pues debe estar atento al proceso. En caso de que nadie pueda hacerlo, se deberá contar con los recursos económicos para contratar a quien lo haga.

De estas cosas no solemos hablar y pensamos que solo le suceden a otros, pero solo una visita a cualquiera de los hospitales y centros de trauma nos puede hacer ver la realidad y caer en cuenta de que los pocos que no se encuentran de alguna manera afectados por su propio caso, o el de un familiar cercano, deben sentirse la excepción y que están gozando de una bendición. Hay que prepararse sicológica, emocional y sobre todo financieramente para la vida real, de manera que un imprevisto no deteriore nuestra calidad de vida y la de nuestra familia. Sigamos hablando de dinero, así aprendemos a manejarlo mejor.

gloria@ayalaperson.com.py

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