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El profesional que se anime a luchar por la mejora de la compensación de la “cesión” de nuestra energía, que hable de moral, de principios y valores, está condenado a una muerte institucional. Será enviado a las mazmorras, donde los niveles salariales son bajos, la temperatura bajísima, la carrera empresarial destrozada y la esperanza reducida al mínimo. Para los herederos de los López, de Rodríguez de Francia, de los Ayala, solo le espera el ninguneo, la segregación y la exclusión cobarde y sínica.
En estos días, el compañero Blas Cañete, coautor de esta serie y autor de la anterior, “Uso y Abuso en la Cajubi”, sufrió una humillación insoportable; fue impedido de ingresar a la central hidroeléctrica a la cual brindó más de 40 años de su vida. Como si no bastase el pago miserable de una “jubilación provisoria”, del desfasaje actuarial de US$ 925 millones, de las pérdidas por las “inversiones” en los paraísos fiscales, de las burbujas inmobiliarias y las pérdidas cambiarias, también se lo debe someter a una injuria moral.
Siempre sostuvimos que los hombres y mujeres peligrosos para la binacional no son los terroristas de Al Qaeda, de Al Fatah, ni del EPP, sino los claudicantes y entreguistas. Ellos son los que posibilitaron que nuestros socios condóminos queden con el filete miñón, y nosotros con las “achuras” energéticas. El affaire de la Cajubi es un entreguismo más.
¿Por qué la Cajubi es una claudicación? Sencillo, porque la ley de creación de nuestra caja paraguaya, así como la brasileña, dice que los desfasajes actuariales y perjuicios económicos deben ser asumidos por la patrocinante, es decir la Itaipú Binacional. Acá tenemos un desfasaje monumental y nos estamos acomodando a la “orden superior” de la Dirección Financiera Ejecutiva, es decir, la brasileña.
Los personajes empotrados en las gerencias y entidades conexas como la Cajubi, la Fundación Tesãi y otras no tienen problemas para ceder nuestra energía limpia, ceder la cogestión plena, ceder el precio justo, ceder la exclusa de navegación; en fin, ceder nuestra soberanía energética y todos los derechos consagrados en la Constitución y el Tratado. Harán todo eso por un mezquino cargo.
¿Desconocimiento, cobardía o complicidad?
Sin embargo, lo preocupante es que pocos jubilados y aun menos empleados activos comprenden la gravedad del tema. Muchos piensan que nuestros socios ya no quieren cargar recursos en un barril sin fondos, y tendrán razón. Otros piensan que la bonanza de Itaipú será vitalicia. Ya veremos qué pasa a partir del 2023. Entonces no tenemos otro camino que enderezar la Cajubi y blindarlo contra golpistas y entreguistas. Las cortinas de humo son efectivas, pero solo a corto plazo.
Comencemos por los golpistas. ¿Quiénes fueron los que remitieron los fondos al exterior? Sencillo, los que firmaron actas de remesas a los paraísos fiscales. Pero también son culpables los analistas actuariales, los abogados que emitieron su parecer y los gerentes que firmaron los cheques. El síndico y los contadores que observaron la “viabilidad” de los negocios tienen siete vidas.
En nuestros doce artículos anteriores hemos demostrado fehacientemente con documentos, listados y copias institucionales las aberraciones administrativas. Es muy probable que esta página no pueda contener, ni en decenas de series, todas las pruebas que obran en nuestro poder y en ABC; el espacio es un artículo demasiado escaso en un periódico.
Sin embargo, la fiscalía debería, de oficio, hacer una ampliación de lo que citamos con frecuencia, por ejemplo: las actas firmadas por los ejecutivos, administrativos, gerentes y analistas y consultores. Si alguna vez los jubilados quieren realizar las denuncias formales, existen pruebas suficientes. Es solo decisión de los mismos, apoyo de los sindicatos de la IB y esto tendrá otra dirección y sentido.
¿Quién blanquea a Quién? Preguntas que el Consejo de Cajubi debe responder a los afiliados:
1. ¿Cómo fueron a parar en el Consejo representantes de la IB con sendos sumarios, en la que fueron declarados culpables? Explíquenos los alcances de la DET/JE/0009/2013, a pedido del entonces director jurídico, Ab. Benigno López, cuyas resultas recomienda “apercibimiento por escrito a varios empleados, una de las cuales es Consejera Titular, nombrada por el DGP, la Sra. Marie Melot de Bogado. Se trata de un affaire de US$ 8 millones.
2. ¿Cómo llegaron al Consejo personas jubiladas a los 48 años y con sendos antecedentes judiciales?
3. ¿Cómo es que continúan en el Consejo accionistas confesos de bancos donde la Cajubi tiene fondos de aplicación? Esto está muy claro en la Ley 1361/88 de creación de la Cajubi.
4. ¿A cuánto realmente asciende los perjuicios directos y cuánto se debe a la industria de los honorarios? Son tres columnas simples, a la izquierda lo verdaderamente remesado al exterior, en la segunda, lo verdaderamente repatriado y en la tercera el monto total incluyendo la industria de los honorarios y otros gastos.
5. ¿Si el delito está en firmar actas, a más de 14 años de iniciar las remesas a los paraísos fiscales, por qué solamente cayeron algunos? ¿Quiénes son Timke, Mascheroni, Eduardo García Obregón y Marcelo Barone? Estos manejan informaciones claves que los jubilados merecen saber.
6. ¿Cuánto están cobrando en concepto de viáticos algunos consejeros actuales? Otra lista simple, o tendremos que pedir al Presidente de la República que ordene dicha información.
7. ¿Por qué permanecen en sus cargos las mismas personas que asesoraron o administraron informaciones y fondos de los recluidos en Tacumbú? ¿Podría publicar en un comunicado o en el sistema oficial de Itaipú el listado de los cajeros, tesoreros, secretarios, asesores legales y cargos de confianza del 2002 y los de ahora?
Dedicamos una expresión histórica, muy humanista a los sindicatos de la Itaipú: “Mis peores enemigos no fueron los ingleses ni los austriacos, fueron mis amigos que aplaudían todo lo que yo hacía” (Napoleón en su lecho de muerte en Santa Elena). Pero dedicamos esta otra expresión cristiana y eterna al Consejo de la Cajubi. Se trata de Policarpo, obispo de Esmirna, quemado como mártir en el año 155 DC por mantener su convicción ante quienes lo querían hacer apostatar de su fe en Cristo: “Durante ochenta y seis años he sido su siervo, y no me ha hecho mal alguno. ¿Cómo puedo ahora blasfemar de mi Rey que me ha salvado?” Es lo que pensamos.
Blas Fernando Cañete (*) Exsecretario general del Sticcap, jubilado de IB
Luis María Fleitas Vega (**) Exsuperintendente de Energías Renovables de IB, empleado activo.