Confuso quizás, pero sin excusas

La inequidad social existente en nuestro país es un tema preocupante, incluso desde la arista de la moral y la decencia. Un país con grandes riquezas naturales, pero con un 32% de su población viviendo en la pobreza, evidencia que hay factores claves que no se están aprovechando correctamente.

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La falta de oportunidades de educación y salud al nacer dentro de un ambiente de pobreza o, peor aún, en la miseria (pobreza extrema) como les sucede a casi 2 de cada 10 paraguayos, es limitante condicional a sus posibilidades de desarrollo humano en su futuro.

Violencia

Estamos viviendo confusas situaciones con dramáticos finales, como lo ha sido el cobarde asesinato del Sr. Lindstron. Esta violencia, desde luego, no puede ni debe intentar justificar desde la ideología de la defensa del derecho de los pobres. Sería un adefesio para cualquier doctrina política, económica, social o religiosa, pues el derecho a la vida, indiscutiblemente, debe primar ante cualquier otro.

Desde ese ángulo, nos toca hoy analizar la imagen país y la atracción de inversiones, tanto de nacionales como de extranjeros, pues antes de invertir dinero en nuevas empresas o incrementar proyectos de expansión, no podemos alejar del tablero de estudio las condiciones de seguridad física y jurídica de la cual deben gozar todos los habitantes de un país.

Desde que el mundo es mundo, existen hechos criminales; en otros países e incluso en aquellos llamados desarrollados existen actos de violencia, sin embargo de todas maneras son lugares donde surgen y se atraen inversiones, ¿por qué sería diferente en nuestro país?

En toda comunidad donde coexistan seres humanos habrá sentimientos de ira, vanidad, egoísmo, frustración, envidia, hastío y otros muchos que dan origen a estas penosas actuaciones y reacciones que se reflejan en la prepotente violencia. No estoy pregonando que deben desaparecer los actos criminales, eso sería absurdo y caería en el campo de la fantasía, lo que estoy señalando es que no puede existir impunidad.

Cuando dejamos de sorprendernos por la brutalidad de un asalto en un comercio o el robo de un celular en el bus, es cuando admitimos que la criminalidad está permeando en la sociedad y estos se convierten en actos habituales, son los denominados crímenes comunes.

La impunidad a cualquier tipo de crimen da lugar al caos, así, desde quien incumple una norma de tránsito hasta quien corrompe el sistema judicial, cargan a la sociedad en su conjunto de desconfianza que se traduce en costos económicos. Solo como ejemplo, podríamos señalar que al crecer la inseguridad y no confiar en la policía se asumen costos de alarmas, cámaras de seguridad y guardias privados, entonces podríamos numerar otros efectos financieros productos de la impunidad como la coima, accidentes evitables, demandas, honorarios, tasas judiciales, etc.

Ahora, estamos presenciando los primeros efectos de la impunidad del crimen organizado, grupos armados que han sido detectados desde principios de la década de los 90 en varias comunidades campesinas, en especial en aquellas donde reina la ausencia del Estado. Así, fueron permeando en la sociedad, cumpliendo un rol proveedor y de liderazgo que se les permitió pudiera crecer y consolidarse en lo que actualmente se autodenomina EPP.

Diferente y temible

No debemos cometer el error de utilizar indistintamente los conceptos de crimen organizado y organizaciones criminales. Si bien ambos se refieren a grupos de personas que, con el fin de obtener beneficios económicos o de poder, realizan acciones que violan la legislación, la gran diferencia es que en el crimen organizado las personas tienen los vínculos necesarios para evitar ser perseguidos por los delitos que cometen o tienen la capacidad de evitar la pena o el castigo de los mismos.

Un grupo armado que tiene como fuente de ingreso la extorsión y que no duda en realizar asesinatos para sembrar terror y lograr obediencia de la población civil, lejos puede estar de ser tomado a la ligera.

El sector empresarial y la comunidad civil precisan de ciertos principios básicos para poder aumentar sus oportunidades de desarrollo. Los empresarios requieren de seguridad física y jurídica mientras que las familias precisan de salud, educación e instrucción como condición sine qua non para producir riqueza y lograr su distribución a través del empleo o la oferta de bienes y servicios. El sustento diario de una familia basado en la dignidad del trabajo implica acceso a esas oportunidades.

Quien se sienta excluido del sistema productivo por no haber tenido la oportunidad de una nutrición adecuada en su primera infancia o por no contar con habilidades formales de educación o instrucción en oficios, probablemente encuentre en actividades de subempleo o de mendicidad una forma de ingreso, pero que no le proveen sentido de orgullo, pertenencia o satisfacción, tan necesarios para la formación en valores y principios de una familia.

Por otro lado, la salida que, en ocasiones, encuentra una persona ante la desesperación de no poder satisfacer necesidades básicas puede ser la criminalidad, por ello el mantenimiento de unos estándares de calidad dignos en las condiciones de vida de la población debería estar entre las prioridades de toda estrategia dirigida por el Estado a la atención integral de las comunidades.

La inseguridad reinante en el ambiente de negocios atenta contra el alentador panorama de nuestra economía, podríamos señalar el crecimiento sostenido, el auge de las inversiones extranjeras, la disminución de los niveles de pobreza, las mejoras en infraestructura y acceso a educación, entre otras positivas condiciones actuales. Sin embargo, todo ello se confunde y deteriora cuando no logramos dar certeza de seguridad física y jurídica en nuestro país.

El único camino real y sustentable para la disminución de la pobreza es lograr desarrollo económico y social en base a la creación de riqueza con equidad social, para lograrlo tanto el sector empresarial como el de la sociedad civil deben trabajar alineados con una estrategia país que corresponde al sector estatal impulsar y coordinar, para ello precisará de confiabilidad y por eso sus decisiones y acciones son fundamentales pues será allí en donde se compruebe la coherencia de sus discursos.

Lograr el desarrollo sustentable de las actividades económicas implica un compromiso y responsabilidad importante de parte de los empresarios, pero cualquier esfuerzo será insuficiente si no logramos articular las acciones entre todos los sectores. Sigamos hablando de dinero, así aprendemos a manejarlo mejor.

Básicos

El sector empresarial y la comunidad civil precisan de principios básicos para poder aumentar sus oportunidades.

Atenta

La inseguridad reinante en el ambiente de negocios atenta contra el alentador panorama de nuestra economía en la actualidad.

gloria@cadiem.com.py

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