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No es para menos, a cambio de la energía cedida, base del desarrollo industrial del Brasil, el equivalente a la producción de dos años de la usina Yacyretá, se desembolsa una simbólica compensación que hasta 1986 debía abonar la propia Itaipú.
Muy diferente al precio justo, acordado en el Acta de Foz de Yguazú del 22 de junio de 1966, sustituido posteriormente por la figura de la compensación en el Tratado de Itaipú del 26 de abril de 1973. Un acuerdo redactado en secreto, que al desviarse de su fin y su objeto resultó lesivo a los altos intereses nacionales.
La compensación, para los pocos avisados se presenta como la compra del derecho a disponer del excedente energético. Todo ello, a causa de la interpretación sesgada del Tratado que obliga que la energía sobrante sea derivada exclusivamente al Brasil.
De la fuente de abastecimiento Itaipú se proveen ambas márgenes. La electricidad no utilizada por la margen derecha, cedida obligatoriamente, es adquirida de la hidroeléctrica por la Eletrobrás, que entrega a las empresas compradoras brasileñas por el doble de su costo. Esta operación, arbitrariamente prohibida a la ANDE, es privativa de la margen izquierda.
La declaración conjunta entre gobiernos del 25 de octubre de 2009, en alguna medida, trata de restituir la violación de este derecho reconociendo por primera vez que la ANDE “pueda gradualmente, a la brevedad posible, comercializar en el mercado brasileño energía de Itaipú correspondiente a los derechos de adquisición del Paraguay¨. Solo cabe preguntarse cuándo.
No obstante, la margen opuesta sigue disponiendo de la electricidad paraguaya. Mientras, la demanda nacional supera ampliamente la oferta disponible en la usina hidroeléctrica.
Los cortes estivales son moneda común, concomitantemente, y numerosas industrias no pueden ampliarse o instalarse por carencia del fluido energético y miles de fuentes de trabajo se ven postergadas.
En Itaipú siempre se privilegió los intereses brasileños. Los sucesivos gobiernos, la ANDE, los funcionarios paraguayos de los órganos de administración de la Entidad Binacional, se allanaron a la política del estatu quo que lo mantenían inmóviles pero florecientes.
Para el regreso de la electricidad paraguaya se requiere, en lo inmediato, aumentar la capacidad de transformación de la subestación de la margen derecha; seccionar las otras dos líneas de 500 kV de 50 ciclos para superar el techo técnico disponible de 3.500 MW; la puesta en marcha de la línea de 500 kV; fortalecer el sistema de transmisión, todo para romper la política de restricción técnica –la perfecta excusa– que nos impide disponer a plenitud de nuestro recurso energético.
Estas medidas serían insuficientes sin la voluntad política brasileña que debe encontrar otras fuentes sustitutas para reemplazar la energía paraguaya tan generosamente cedida.
De no concretarse estas condiciones, el Paraguay seguirá dependiendo de las compensaciones que la margen opuesta nos ofrece a tenor de precio justo. Unas ¨dádivas de misericordia¨ (Lu 11:41), recurrente error de los fariseos que apenas sirve para la prosperidad de unos pocos.
Compra. La compensación, para los pocos avisados, se presenta como la compra del derecho a disponer del excedente energético.
jujanantoniopozzo@gmail.com Autor de los libros “Itaipú, la apropiación indebida” e “Itaipú, una victoria bien brasileña”.