Carta abierta al presidente de la República

Ante la buena acogida del artículo anterior, también publicado en el Facebook, me veo en la obligación de convertirlo en una miniserie. En esta ocasión tendrá el formato de una carta abierta al presidente de la República, a quien se presenta, así como a los dignísimos lectores, lo siguiente:

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Una carta similar a esta, pero dirigida al entonces presidente Federico Franco, tuvo origen dentro de nuestra Sociedad de Ingenieros Liberales del Paraguay, SILP; lastimosamente no tuvo eco. Fue silenciada o ninguneada por el primer anillo presidencial que monopolizaba el sector energético. El liberalismo paraguayo estaba dividido en tres cacicazgos, representados por el entonces presidente de la república, el presidente del partido y el candidato presidencial del PLRA. Eran tres compartimientos estancos. Una parte del equipo energético obedecía al presidente, otra a Blas Llano y otra a Efraín Alegre.

La única obsesión política de Franco era inaugurar la línea de 500 KV, a cualquier costo y riesgo; no atendió las sugerencias de este gremio, que le advertía de los errores en su construcción, tampoco sobre la corrupción imperante en Itaipú o sobre el entreguismo en Yacyretá. Solo al final de su mandato Franco reaccionó y aportó las recetas de Jeffrey Sachs para echar luces a tan ensombrecido panorama; fue lo máximo que hizo por el sector energético durante un año y medio.

Sin embargo, es de caballeros reconocerlo, la situación diplomática regional estaba crítica o grave. Excluidos del Mercosur y Unasur fue difícil obtener cualquier ventaja para nuestro país, incluso con un acuerdo presidencial firmado, publicitado y ratificado en parte por el Congreso paraguayo y brasileño, el de Lugo-Lula. La fuerza bolivariana en pleno y por unanimidad nos declaró golpista y antidemocrático, a pesar de que el juicio tenía apoyo pleno del Congreso y mayoritario del pueblo. El pueblo votó a Lugo y el mismo pueblo lo castigó con su indiferencia. El resultado de abril de 2013 estaba cantado seis meses antes.

En el sector energético, Sr. Presidente, lastimosamente existen iluminados que creen ser los únicos poseedores del conocimiento. A la piedra filosofal lo guardan en “consultoras” y “empresas” de los antiguos barones de Itaipú y marqueses de Yacyretá. Y a estos, como tuvieron tiempo para recaudar durante décadas, les sobra dinero para invertir en campañas políticas, en comprar sus bancas de congresistas o como administradores de la res pública. Seguro que no esperaban que vendría un director técnico que armaría una selección nacional, dejando a la clientela política en off side. Asimismo, la “selección nacional energética” necesita renovarse con jugadores que no tienen el peso del entreguismo y la claudicación.

Y estos son pocos, tal vez un tanto tímidos o tal vez demasiado dignos para andar ofreciendo su sapiencia a cambio de metales o piedras preciosas. Los encontrará vegetando o sobreviviendo en los congeladores estatales o en alguna cátedra del desarrollo, la ciencia o la tecnología. No tienen el perfil político que los otorga velocidad de ascenso, o la agilidad de los alpinistas sociales. Son más bien parcos, silenciosos, austeros y alejados de las luces de la fama.

En las binacionales existen dos maneras de arrodillarse y perder la dignidad; una, ante nuestros socios condóminos, astutos, ágiles negociadores y con mucha experiencia en dominación; son buenos defensores de sus intereses nacionales. La otra ante el poder del dinero. Este último se traduce con cargos y prerrogativas que te dan muchas ventajas a cambio de tu servilismo incondicional. Si eres sordo, mudo y ciego administrativo, tienes el perfil ideal para el equipo recaudador.

Ante todo este dilema energético existen no más de diez temas fundamentales que deben tratarse, el resto viene por añadidura: el primero es el uso pleno de nuestra energía; el segundo, el cumplimiento del Acuerdo Lugo-Lula, que bien podría ratificarse con otro acuerdo Cartes-Dilma. Esto a su vez trae automáticamente efectos colaterales como la construcción de la exclusa de navegación, la independencia de nuestra subestación margen derecha, SEMD, sacándolo del área binacional de Itaipú, donde todavía existe hegemonía brasileña. La cuestión es idéntica en Yacyretá. Nadie, Sr. Presidente, pudo rebatir este argumento suficientemente demostrado en una serie de cinco artículos publicados en septiembre-octubre de 2012.

Un tercer tema fundamental son los gastos sociales: ¿Qué pierde el Estado al meter los rubros de Itaipú y Yacyretá en el Presupuesto de la Nación, pero con ejecución atada o condicionada? Un cuarto tema, indudablemente sería la previsión energética futura, ensayando modelos o unidades demostrativas de energías renovables. La energía solar para comunidades aisladas es una opción económica y socialmente válida. Las pequeñas centrales hidroeléctricas serán necesarias en el corto plazo. Un quinto tema, aún en pañales en nuestro país, son los biocombustibles.

¿Qué le parece, Sr. Presidente, si convierte a cada planta de mbocayá en un pequeño surtidor energético y alimenticio para el pequeño productor. El mbocayá, plantado en hileras y ordenado dentro de un ancho de corte de tractor, no compite con cultivos como la mandioca, el maíz, zapallos, sandías, ganado vacuno y otros. Además, tampoco compite con la agricultura empresarial; sin embargo, podría convertir a un campesino en un pequeño empresario de biocombustibles.

Hace unos años hemos presentado en Itaipú un Proyecto: el Plan Nacional del Mbocayá, no hubo ninguna objeción por parte de técnicos, políticos y administradores en toda la geografía nacional. No se cumplió solamente por esa incesante rotación gerencial que corta carreras, proyectos y anhelos comunitarios.

Por ahora presentaremos estos temas basados en el uso pleno, racional y eficiente de nuestra energía, luego abordaremos los temas restantes, como las forestaciones energéticas, la eficiencia energética, las tarifas, el biogás y las oportunidades de negocios, hoy desperdiciadas como en: Cateura, frigoríficos, criaderos intensivos de animales, etc. Será todo un desafío presentarles, y otro más grande, implementarlo mediante políticas de Estado.

Selección

Asimismo, la “selección nacional” del sector Energía necesita renovarse con jugadores que no tienen el peso del entreguismo y de la claudicación.

Costos

¿Qué pierde el Estado al meter los rubros de Itaipú y Yacyretá en el Presupuesto de la Nación, pero con ejecución atada o condicionada?

(*) Vicepresidente de la Sociedad de Ingenieros Liberales del Paraguay, SILP.

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