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Añadió que esta medición más aproximada a la realidad es muy importante, ya que la inflación impacta en la administración de las finanzas del hogar desde varios frentes. “Uno de los principales efectos es la pérdida del poder adquisitivo de las familias, lo que influye directamente en las elecciones de los bienes y servicios a consumir y en la capacidad de ahorro de las familias, que en casos de inflación disminuye, ya que debe utilizar más dinero en consumo y destinar menos al ahorro”, explicó la especialista en inclusión financiera que trabaja activamente con los sectores más vulnerables del país.
Apuntó igualmente que los servicios financieros y en particular las tasas de interés de los préstamos se encuentran ligadas a tasas de inflación, que aumentan junto con la inflación.
Por otro lado, acotó, el Gobierno realiza la actualización del salario mínimo al alcanzar niveles de inflación acumulada de 10% o más, desde el último aumento realizado, por ello insistió en su importancia.
Urge renovación constante
A su turno, el exviceministro de Economía Daniel Correa declaró que la nueva dinámica de la economía, que se suma a los renovados hábitos de consumo de las familias y de los nuevos tipos de consumidores, urge la actualización permanente de la canasta básica de alimentos.
A su criterio, reducir de 10 a 5 años sería una buena medida de actualización de la cesta básica del IPC, pero quizás habría que pensar igualmente en alguna metodología también más dinámica para la actualización y no esperar tanto tiempo.
La nueva canasta se construyó sobre la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) 2015/2016, realizada por la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC) y costó unos US$ 550.000.
De acuerdo a las explicaciones del BCP, el tamaño de la muestra total fue de 2.040 viviendas y el área de cobertura incluye las ciudades de Asunción, San Lorenzo, Fernando de la Mora, Capiatá, Lambaré, Luque, a lo que se sumaron Ñemby, Mariano Roque Alonso y Limpio. Estos representan el 55% de la población urbana del país, contra el 43,5% de la anterior.
La nueva canasta del IPC que se utiliza desde este mes para medir la inflación está constituida por 465 productos, 15 más que la anterior, de los cuales 358 son bienes y 107 son servicios. Esto representa el 86,1% del gasto de consumo total expandido del área de cobertura del IPC, de acuerdo a lo informado desde la banca matriz.
Los nuevos productos
En la renovada cesta disminuye la participación de alimentos para cortar el impacto de suba de productos volátiles, e incluye entre otros colita y tapa cuadril, medicamentos para colesterol, antidiabéticos, insulina, consulta a nutricionista, servicios de paquete de internet, USB, servicio de maternal, cursillo de ingreso o probatorio. En tanto, fueron excluidos el lomito, leche fresca, llamadas en cabinas, alquiler de películas, CD y gas carburante.
La canasta de bienes y servicios se divide en 12 agrupaciones, en donde los primeros tres de mayor peso son alimentación (26,9%), transporte (14,8%) y alojamiento (10,3%).
La agrupación de alimentación sigue teniendo la mayor ponderación en la estructura de gasto del consumo de los hogares, pero una menor participación respecto a la canasta anterior, comportamiento coherente con un mayor incremento del ingreso per cápita de Paraguay en los últimos años.
En cuanto a la recolección de precios del nuevo IPC, el BCP informó que las cotizaciones recolectadas corresponden a los valores de mercado pagados por los hogares en los diferentes puntos de venta en que se efectúan las transacciones, e incluyen todos los impuestos que afectan a los bienes y servicios transados. Para el IPC se excluyen precios de mercancías en liquidación, descuentos especiales para usuarios particulares, siguiendo las recomendaciones internacionales.
Selección de artículos
Para la selección de variedades para cada artículo de la canasta o producto seleccionado se investigaron diferentes productos en cada establecimiento, explicaron desde el BCP. La selección de los mismos estuvieron basados en que formen parte del consumo habitual, de que tengan continua permanencia en el mercado y que sus precios sean fácilmente observables.
La nueva canasta del IPC incorpora un componente flexible (variedad) que, al igual que el anterior IPC, permite mantener actualizado el patrón de consumo de los hogares pero a la vez posibilita sistematizar la información a través de todos los informantes. Esto especialmente sirve para los programas de comparaciones internacionales (PCI) del Banco Mundial, refiere el informe oficial.