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El 15 de septiembre de 2008 va a quedar en la historia financiera del mundo como el día en que comenzó la crisis financiera mundial. La quiebra del banco Lehman Brothers fue el comienzo de un largo dominó que llevó a miles de personas a perder su empleo, a compañías muy grandes alrededor del mundo a enfrentar quiebras o a las grandes automotrices a verse en la necesidad de pedir apoyo del gobierno de su país para salir adelante, y eso sin contar a los bancos que tuvieron que recibir apoyo financiero del Gobierno de Estados Unidos o de los Estados europeos.
Mucha gente movió sus capitales, buscando mercados más seguros, y otros, los más pocos, tiraron la caña de pescar y comenzaron a comprar acciones a precios bajos, pensando en la recuperación y en la revaluación de las acciones de las compañías en las que invirtieron.
No era necesario ser Carlos Slim o Warren Buffett para buscar estas oportunidades; todos los inversores, sin importar su tamaño, pudieron haber adquirido esas acciones; claro, el volumen dependería de los recursos disponibles.
Pero muchas personas ganaron con esta estrategia, ya que compraron barato y si ya vendieron, lo hicieron caro, o bien sus capitales y patrimonio se han visto fortalecidos, ya que esas acciones tuvieron un repunte que les permitió ganar dinero.
La reacción ante la acción
Psicológicamente, como seres humanos reaccionamos ante la adversidad queriendo deshacernos de aquello que nos está haciendo perder dinero lo antes posible, buscando un control de daños.
Pero se olvida un pequeño detalle, la evolución histórica de nuestras acciones y los programas gubernamentales que apuntalaron a las empresas en donde los títulos perdieron su valor como efecto inmediato, peor hoy a casi dos años de distancia, esas empresas han visto una revaluación muy importante, y con ello los tenedores de las acciones también se han visto beneficiados.
Para poner un ejemplo, las acciones de las compañías estadounidenses consideradas de primer nivel, o mejor conocidas como "Blue Chip", tuvieron un importante incremento desde marzo del 2009, hasta enero de este 2010, su recuperación como podemos apreciar ha sido muy buena.
Muchas de las personas que ganaron con estas acciones no necesariamente son estadounidenses, son inversores de todo el mundo que, a través de una adecuada asesoría, tuvieron la iniciativa de ir "cazando" las oportunidades para adquirir los papeles de aquellas empresas que, como en muchos casos, sufrieron el impacto negativo de la crisis, pero no por ello perdieron actividad o disminuyeron su valor, simplemente se dio una coyuntura psicológica y de mercado.
En la primera, los tenedores entraron en pánico y pusieron a la venta las acciones que tenían, pues sus precios se desmoronaban conforme pasaban los minutos, en un ambiente donde la confusión generalizada era la única constante. Esta reacción elevó el número de acciones ofertadas, haciendo que bajen aún más los precios, por la sencilla razón de que hubo más oferta que demanda y esto las abarató.
Las acciones son un producto al igual que cualquier otro, la ley de oferta y demanda es absoluta y no permite violaciones. Supongamos que en lugar de acciones, estemos hablando de tomates, en la época del año que existe una gran producción (se ponen muchos tomates a la venta oferta) el precio tiende a bajar, pues a pesar de que la calidad y el precio son muy buenos, tampoco aumentamos el consumo de tomates de una forma descomunal por ello. Es decir, la oferta es superior a la demanda y eso produce una disminución del precio del bien (tomates en este ejemplo o acciones en el contexto de este análisis).
No obstante, cuando disminuyeron considerablemente los precios, en principio por la acción de la propia crisis y luego más aún por la reacción masiva de los inversores (poner a la venta), fue el momento en el que muchos inversores aprovecharon para adquirirlas, pescar en río revuelto nos recuerda el adagio popular, y hoy tienen buenas ganancias gracias a este sentido de la oportunidad (o de especulación, como usted prefiera).
Aprovechando la coyuntura
El tema es que para aprovechar estas oportunidades que el sistema ofrece (en buenas épocas y también en momentos de crisis) se precisan tener información, realizar un análisis adecuado de la situación actual y proyección, disponer de liquidez para realizar la inversión y conocer la forma en la que se debe operar para concretar la inversión. Sitios especializados en información financiera, como expansión.com, dan a conocer algunas estrategias para adquirir este tipo de acciones; la primera de ellas es buscar las acciones rezagadas, es decir, aquellas acciones que no entraron en esta ola de ganancias, como las del sector salud estadounidense, ya que las grandes empresas en el área de salud se han visto cautelosas esperando las esperadas reformas al sistema de salud que en Estados Unidos impulsa el presidente Barack Obama, por lo que sus repuntes no han sido espectaculares. De hecho, calificarlas como rezagadas, quizás, sea bastante incorrecto, ya que realmente el mercado se ha movido con cautela esperando el resultado de la reforma de salud, evitando con ello especulaciones.
Si bien no podemos jugar de adivinos, las finanzas nos permiten realizar estudios basados en las transacciones y resultados realizados, sobre las cuales sumados a hechos claves (como lo descrito en el párrafo anterior) nos ayudan a inferir en proyecciones para visualizar las probabilidades futuras.
Esto nos lleva a resultados interesantes, que van desde entender la gran diferencia entre un juego de azar y el mercado de valores (la información, el criterio, la asesoría, la capacidad de entrar o salir de las posiciones); hasta comprender el alto grado de responsabilidad que implica la toma de decisiones teniendo en cuenta el nivel de riesgo que puede asumir un capital, pues es diferente invertir un excedente familiar que invertir el dinero de la jubilación, o el capital operativo de una empresa, por ejemplo.
Tipo de capital y nivel de riesgo
Inversión implica riesgo, en mayor o menor medida, pero siempre que consideremos realizar una aplicación de capital en procura de rentabilidad, estamos corriendo un riesgo. Esta es la diferencia entre inversión y ahorro, el riesgo que implica. Así, si decidimos comprar mercaderías para vender, o comprar un tractor para producir, o comprar una acción o un bono, estamos realizando una inversión; es decir, decidimos correr un riesgo en procura de generar rentabilidad sobre el capital.
Cuando nos referimos a las acciones que cotizan en la Bolsa de Valores debemos también actuar con prudencia y con base en suficiente análisis de información. Hay momentos oportunos para comprar y ocasiones ideales para vender. Su asesor financiero podrá guiarle sobre los movimientos para que usted decida qué acción comprar, en qué momento y a qué precio.
Cuando las acciones han sufrido una baja en el precio, por causas de mercado, son altas probabilidades de que a mediano o largo plazo la empresa llegue nuevamente a su ciclo económico y financiero promedio. Estamos en un buen momento de comprar, pues ahora que están baratas las acciones se aprovecha el momento de comprar más cantidad por el mismo monto de inversión. Eso sí, tendremos que esperar el tiempo que requiera nuevamente su ascenso para tomar la decisión de venta.
Como se podrá apreciar, siempre es cuestión de conocer la oportunidad, la empresa, las proyecciones y, sobre todo, conocer qué nivel de riesgo uno puede asumir con el capital que maneja.
¿Y esto puede ser para mí?
La posibilidad de invertir en fondos o bonos o acciones del mercado internacional no está limitada a los grandes inversores. Con un capital de US$ 10.000, usted ya puede acceder a un sinnúmero de ofertas de inversión en la Bolsa de Valores de Nueva York, de Londres, de Tokio, de Brasil, de México o de otras plazas bursátiles.
Para acceder a inversiones de "conformación de capital", denominados corrientemente fondos de goteo, pues se trata de inversiones pequeñas para ir conformando un capital futuro, se encuentran excelentes opciones desde aportes mensuales de US$ 250.
El precio al que cotiza cada acción es independiente al monto mínimo que usted puede invertir, pues estas inversiones tienen costos, como ser de transferencia de dinero, comisiones de corretaje, impuestos, etc. Por lo tanto, para que sea rentable realizar la inversión, usted debe tener en cuenta que el impacto de los costos es mayor cuando menor es el monto de su inversión.
Panorama bursátil en EE.UU.
Por ejemplo, durante 2009 las acciones de una empresa relacionada con las finanzas, como Standard & Poors, incrementaron su valor en un 24%, pero las relacionadas con la salud, Johnson & Johnson y Pfizer, solo lo hicieron en un 8% por ejemplo.
Esto debido a decisiones de empresas de ese rubro, relacionadas a políticas públicas esperadas en el campo de la salud que aún no se han realizado por parte del Gobierno de Obama.
Pero eso no implica que pueda ser una mala inversión comprar acciones del área de salud en este momento. En primer lugar, porque justamente las acciones están "baratas" y con proyecciones buenas a mediano plazo. Además, a pesar de no ser extraordinariamente rentables, las cifras indican que las acciones de Johnson & Johnson tienen un precio beneficio de 13 dólares por acción, su rendimiento anual actualmente es del 3,1%, por lo tanto no es una mala inversión, pues implica un porcentaje de ganancia superior al que pagan los bonos del Tesoro de Estados Unidos a 5 años.
No todas las acciones han mantenido precios bajos, algunas han subido como es natural en cualquier mercado, pero algunas lo han hecho de forma moderada y, de acuerdo a los análisis especializados, han subido pero no tanto como para no ser accesibles y no dar buenos rendimientos en un futuro.
Lógicamente, no estoy hablando de Google, cuya acción se cotiza en 600 dólares en promedio, pero sabemos que el campo tecnológico es muy amplio. En este campo se encuentran las acciones tecnológicas, muchos las consideran un segmento de riesgo, pero lo cierto es que los avances en la tecnología han hecho que este mercado se convierta en una opción interesante.
La empresa de análisis estadounidense en el segmento de mercados tecnológicos Forrester Research ha hecho una estimación para 2010, indicando que el gasto en tecnologías de la información será de 1.600.000.000 de dólares: es decir, un 8,1% más que el año pasado, es decir, en 2009 fue de 1.472.000.000 dólares.
Econ. Gloria Ayala Person
Presidente de Cadiem Casa de Bolsa
gayala@cadiem.com.py
Mucha gente movió sus capitales, buscando mercados más seguros, y otros, los más pocos, tiraron la caña de pescar y comenzaron a comprar acciones a precios bajos, pensando en la recuperación y en la revaluación de las acciones de las compañías en las que invirtieron.
No era necesario ser Carlos Slim o Warren Buffett para buscar estas oportunidades; todos los inversores, sin importar su tamaño, pudieron haber adquirido esas acciones; claro, el volumen dependería de los recursos disponibles.
Pero muchas personas ganaron con esta estrategia, ya que compraron barato y si ya vendieron, lo hicieron caro, o bien sus capitales y patrimonio se han visto fortalecidos, ya que esas acciones tuvieron un repunte que les permitió ganar dinero.
La reacción ante la acción
Psicológicamente, como seres humanos reaccionamos ante la adversidad queriendo deshacernos de aquello que nos está haciendo perder dinero lo antes posible, buscando un control de daños.
Pero se olvida un pequeño detalle, la evolución histórica de nuestras acciones y los programas gubernamentales que apuntalaron a las empresas en donde los títulos perdieron su valor como efecto inmediato, peor hoy a casi dos años de distancia, esas empresas han visto una revaluación muy importante, y con ello los tenedores de las acciones también se han visto beneficiados.
Para poner un ejemplo, las acciones de las compañías estadounidenses consideradas de primer nivel, o mejor conocidas como "Blue Chip", tuvieron un importante incremento desde marzo del 2009, hasta enero de este 2010, su recuperación como podemos apreciar ha sido muy buena.
Muchas de las personas que ganaron con estas acciones no necesariamente son estadounidenses, son inversores de todo el mundo que, a través de una adecuada asesoría, tuvieron la iniciativa de ir "cazando" las oportunidades para adquirir los papeles de aquellas empresas que, como en muchos casos, sufrieron el impacto negativo de la crisis, pero no por ello perdieron actividad o disminuyeron su valor, simplemente se dio una coyuntura psicológica y de mercado.
En la primera, los tenedores entraron en pánico y pusieron a la venta las acciones que tenían, pues sus precios se desmoronaban conforme pasaban los minutos, en un ambiente donde la confusión generalizada era la única constante. Esta reacción elevó el número de acciones ofertadas, haciendo que bajen aún más los precios, por la sencilla razón de que hubo más oferta que demanda y esto las abarató.
Las acciones son un producto al igual que cualquier otro, la ley de oferta y demanda es absoluta y no permite violaciones. Supongamos que en lugar de acciones, estemos hablando de tomates, en la época del año que existe una gran producción (se ponen muchos tomates a la venta oferta) el precio tiende a bajar, pues a pesar de que la calidad y el precio son muy buenos, tampoco aumentamos el consumo de tomates de una forma descomunal por ello. Es decir, la oferta es superior a la demanda y eso produce una disminución del precio del bien (tomates en este ejemplo o acciones en el contexto de este análisis).
No obstante, cuando disminuyeron considerablemente los precios, en principio por la acción de la propia crisis y luego más aún por la reacción masiva de los inversores (poner a la venta), fue el momento en el que muchos inversores aprovecharon para adquirirlas, pescar en río revuelto nos recuerda el adagio popular, y hoy tienen buenas ganancias gracias a este sentido de la oportunidad (o de especulación, como usted prefiera).
Aprovechando la coyuntura
El tema es que para aprovechar estas oportunidades que el sistema ofrece (en buenas épocas y también en momentos de crisis) se precisan tener información, realizar un análisis adecuado de la situación actual y proyección, disponer de liquidez para realizar la inversión y conocer la forma en la que se debe operar para concretar la inversión. Sitios especializados en información financiera, como expansión.com, dan a conocer algunas estrategias para adquirir este tipo de acciones; la primera de ellas es buscar las acciones rezagadas, es decir, aquellas acciones que no entraron en esta ola de ganancias, como las del sector salud estadounidense, ya que las grandes empresas en el área de salud se han visto cautelosas esperando las esperadas reformas al sistema de salud que en Estados Unidos impulsa el presidente Barack Obama, por lo que sus repuntes no han sido espectaculares. De hecho, calificarlas como rezagadas, quizás, sea bastante incorrecto, ya que realmente el mercado se ha movido con cautela esperando el resultado de la reforma de salud, evitando con ello especulaciones.
Si bien no podemos jugar de adivinos, las finanzas nos permiten realizar estudios basados en las transacciones y resultados realizados, sobre las cuales sumados a hechos claves (como lo descrito en el párrafo anterior) nos ayudan a inferir en proyecciones para visualizar las probabilidades futuras.
Esto nos lleva a resultados interesantes, que van desde entender la gran diferencia entre un juego de azar y el mercado de valores (la información, el criterio, la asesoría, la capacidad de entrar o salir de las posiciones); hasta comprender el alto grado de responsabilidad que implica la toma de decisiones teniendo en cuenta el nivel de riesgo que puede asumir un capital, pues es diferente invertir un excedente familiar que invertir el dinero de la jubilación, o el capital operativo de una empresa, por ejemplo.
Tipo de capital y nivel de riesgo
Inversión implica riesgo, en mayor o menor medida, pero siempre que consideremos realizar una aplicación de capital en procura de rentabilidad, estamos corriendo un riesgo. Esta es la diferencia entre inversión y ahorro, el riesgo que implica. Así, si decidimos comprar mercaderías para vender, o comprar un tractor para producir, o comprar una acción o un bono, estamos realizando una inversión; es decir, decidimos correr un riesgo en procura de generar rentabilidad sobre el capital.
Cuando nos referimos a las acciones que cotizan en la Bolsa de Valores debemos también actuar con prudencia y con base en suficiente análisis de información. Hay momentos oportunos para comprar y ocasiones ideales para vender. Su asesor financiero podrá guiarle sobre los movimientos para que usted decida qué acción comprar, en qué momento y a qué precio.
Cuando las acciones han sufrido una baja en el precio, por causas de mercado, son altas probabilidades de que a mediano o largo plazo la empresa llegue nuevamente a su ciclo económico y financiero promedio. Estamos en un buen momento de comprar, pues ahora que están baratas las acciones se aprovecha el momento de comprar más cantidad por el mismo monto de inversión. Eso sí, tendremos que esperar el tiempo que requiera nuevamente su ascenso para tomar la decisión de venta.
Como se podrá apreciar, siempre es cuestión de conocer la oportunidad, la empresa, las proyecciones y, sobre todo, conocer qué nivel de riesgo uno puede asumir con el capital que maneja.
¿Y esto puede ser para mí?
La posibilidad de invertir en fondos o bonos o acciones del mercado internacional no está limitada a los grandes inversores. Con un capital de US$ 10.000, usted ya puede acceder a un sinnúmero de ofertas de inversión en la Bolsa de Valores de Nueva York, de Londres, de Tokio, de Brasil, de México o de otras plazas bursátiles.
Para acceder a inversiones de "conformación de capital", denominados corrientemente fondos de goteo, pues se trata de inversiones pequeñas para ir conformando un capital futuro, se encuentran excelentes opciones desde aportes mensuales de US$ 250.
El precio al que cotiza cada acción es independiente al monto mínimo que usted puede invertir, pues estas inversiones tienen costos, como ser de transferencia de dinero, comisiones de corretaje, impuestos, etc. Por lo tanto, para que sea rentable realizar la inversión, usted debe tener en cuenta que el impacto de los costos es mayor cuando menor es el monto de su inversión.
Panorama bursátil en EE.UU.
Por ejemplo, durante 2009 las acciones de una empresa relacionada con las finanzas, como Standard & Poors, incrementaron su valor en un 24%, pero las relacionadas con la salud, Johnson & Johnson y Pfizer, solo lo hicieron en un 8% por ejemplo.
Esto debido a decisiones de empresas de ese rubro, relacionadas a políticas públicas esperadas en el campo de la salud que aún no se han realizado por parte del Gobierno de Obama.
Pero eso no implica que pueda ser una mala inversión comprar acciones del área de salud en este momento. En primer lugar, porque justamente las acciones están "baratas" y con proyecciones buenas a mediano plazo. Además, a pesar de no ser extraordinariamente rentables, las cifras indican que las acciones de Johnson & Johnson tienen un precio beneficio de 13 dólares por acción, su rendimiento anual actualmente es del 3,1%, por lo tanto no es una mala inversión, pues implica un porcentaje de ganancia superior al que pagan los bonos del Tesoro de Estados Unidos a 5 años.
No todas las acciones han mantenido precios bajos, algunas han subido como es natural en cualquier mercado, pero algunas lo han hecho de forma moderada y, de acuerdo a los análisis especializados, han subido pero no tanto como para no ser accesibles y no dar buenos rendimientos en un futuro.
Lógicamente, no estoy hablando de Google, cuya acción se cotiza en 600 dólares en promedio, pero sabemos que el campo tecnológico es muy amplio. En este campo se encuentran las acciones tecnológicas, muchos las consideran un segmento de riesgo, pero lo cierto es que los avances en la tecnología han hecho que este mercado se convierta en una opción interesante.
La empresa de análisis estadounidense en el segmento de mercados tecnológicos Forrester Research ha hecho una estimación para 2010, indicando que el gasto en tecnologías de la información será de 1.600.000.000 de dólares: es decir, un 8,1% más que el año pasado, es decir, en 2009 fue de 1.472.000.000 dólares.
Econ. Gloria Ayala Person
Presidente de Cadiem Casa de Bolsa
gayala@cadiem.com.py