Boquerón: un departamento diverso y con desafíos socioeconómicos

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El departamento de Boquerón es el segundo más grande del país: con sus 91.669 kilómetros cuadrados de extensión, sólo es superado por el Alto Paraguay. En mismo tiempo, Boquerón es el segundo departamento más vacío, también después del Alto Paraguay. Si bien representa el 22% de la superficie de todo el Paraguay, Boquerón sólo alberga al 0,9% de la población nacional. Como es lógico, las densidades poblacionales son muy bajas ya que, en promedio, no se alcanza el habitante por kilómetro cuadrado (0,65 habitante/km²).

No obstante, y contra toda expectativa, Boquerón ha sido uno de los departamentos con la mayor tasa de crecimiento demográfico en los últimos 23 años. Efectivamente, su ritmo anual de crecimiento fue cercano al 5% entre 1992 y 2015, contra sólo 1,28% a nivel país. Con tan solo 60.402 habitantes en 2015, Boquerón vio incrementarse su población de manera muy acelerada: desde 1992, la cantidad de habitantes del departamento se multiplicó por dos. En este proceso, tanto el saldo natural como el saldo migratorio tuvieron un rol muy activo, aunque el segundo fenómeno fue el más decisivo: efectivamente, el Chaco Central se ha vuelto un espacio atractivo para una nueva población migrante. Así, las ciudades emergentes, especialmente Filadelfia y Loma Plata, se han convertido en las zonas urbanas que crecen con mayor intensidad como resultado de una atracción económica.

Por otra parte, es de notar que en Boquerón los desequilibrios en la ocupación del espacio son muy acentuados. De forma muy visible, el departamento se encuentra mucho más poblado en una pequeña porción Este, que corresponde precisamente al centro del Chaco paraguayo, pero que coincide con las fronteras con los departamentos de Alto Paraguay y Presidente Hayes. Según la consultora Investor Economía, en esta región (de color gris en el mapa) se concentra el 78 % de la población y se caracteriza por la variedad de grupos étnicos y culturales. Las zonas urbanas de las ciudades de Filadelfia y Loma Plata, hoy ya convertidas en ciudades en franco crecimiento y por lo tanto ya lejos de la imagen de “colonia”, se agregan los diferentes grupos indígenas, y sumado a estos, en menor proporción una población surgida de la migración, es decir de personas proveniente de otras regiones, principalmente de la Región Oriental.

Comúnmente se denomina “latinos” a aquellos pobladores que no son ni indígenas ni descendientes de los inmigrantes canadienses y rusos de religión menonita. Dichos actores se diferencian por sus modos de vida, sus costumbres, por sus actividades económicas así como por sus formas de ser al mundo. Sin embargo, desde un periodo muy reciente se ha intensificado la llegada de numerosos “latinos”, generando una cierta “dilución” de los ingredientes étnicos. Atraídos por el dinamismo urbano del Chaco central, estos se suman a la tarea inconsciente pero decidida de construir un nuevo objeto social y espacial: las ciudades. La migración internacional no está ausente y se encuentra representada principalmente por brasileños vinculados al negocio ganadero. La reciente creación del distrito de Irala Fernández en el departamento de Presidente Hayes, a poco menos de 100 kilómetros al Sur de Loma Plata parece confirmar la hegemonía pobladora del Chaco central y crea una necesaria pero aún insuficiente red de ciudades en esta parte del territorio.