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Este período de prueba, que permitirá a la empresa Norte Energía, responsable del proyecto, evaluar y ajustar el funcionamiento de todas las turbinas, se produjo después de que el pasado sábado la reserva de agua alcanzara el nivel necesario para poner en marcha las turbinas.
La turbina puesta en funcionamiento este miércoles tiene capacidad para generar 611,1 megavatios de energía. La previsión de Norte Energía es alcanzar la capacidad máxima de la hidroeléctrica, 11.200 megavatios, en 2019.
Belo Monte comenzó a levantarse en marzo de 2011 en Altamira, localidad del norteño estado brasileño de Pará, pese a la resistencia de indios, agricultores, pescadores y ecologistas, preocupados por el impacto ambiental del proyecto en la Amazonía, que exigió el desplazamiento de entre 16.000 y 25.000 personas.
Las obras, cuyo entrada en servicio estaba prevista inicialmente para febrero de 2015, fueron paralizadas varias veces por huelgas de obreros por protestas de los manifestantes que se oponen a su construcción.
En noviembre de año pasado, el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama) autorizó a Belo Monte a iniciar operaciones pese a que los técnicos del organismo admitieron que Norte Energía había ignorado las exigencias ambientales y de protección de las comunidades indígenas afectadas a las que se había comprometido.