Avance del sector cooperativo hizo más complejo su manejo

En los últimos 40 años hemos sido testigos del acelerado, importante e impactante crecimiento del sector cooperativo en nuestro país y, en menor medida, de las mutuales, tanto en cantidad y calidad –más de 1.300 entidades cooperativas y más de media docena de mutuales, así como el desarrollo de cooperativas sociales.

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De acuerdo a datos de la Confederación Paraguaya de Cooperativas (Conpacoop), a este segmento de la economía social pertenecen como afiliados un 21% de los compatriotas, lo que representa unos 1.410.000 socios insertos en las diversas entidades del sector cooperativo, que en total manejan activos superiores a los 17 mil millones de guaraníes.

Análogamente, la Población Económicamente Activa (PEA) de nuestro país es, estimativamente, de 3.100.000 personas y la cantidad de afiliados a las cooperativas representa un 45% del total de la fuerza productiva nacional, índice que en poco tiempo será rebasado por el ritmo de crecimiento del sector. Otro hecho digno de destacar es que este sector, en el ámbito financiero, ocupa un rol significativo en la bancarización de la economía, ya que un 48% de los locales de atención para la prestación de servicios financieros pertenecen a cooperativas, el 33% corresponde a los bancos y el resto a las financieras. De igual manera, más del 20% del ahorro nacional y un 18% de la cartera de créditos están en el sector cooperativo.

Pero no todo son simples números en este ámbito, puesto que también realizan un gran aporte social, mediante la financiación de viviendas, el otorgamiento de becas de estudio, préstamos para el bienestar social, donaciones, asistencia técnica a proyectos, apoyos a centros académicos, municipios, gobernaciones y acciones para la recuperación del medio ambiente, entre otras actividades. Con ello contribuyen con beneficios a las comunidades en las que están insertas y operan, brindando oportunidades de mejores ingresos, reduciendo los costos de muchos aspectos de las necesidades de su entorno, y generando beneficios económicos y sociales entre sus asociados, en las diversas actividades que manejan.

Todos los indicadores señalados son demostrativos del gran dinamismo en este sector, su importancia económico-social y de la gran confianza que los cooperativistas depositan en sus entidades solidarias, así como el gran desafío que se les presenta tanto en el presente como en el futuro, para responder a la gran expectativa de la población.

Un problema

Sin embargo, este importante y acelerado crecimiento del sector de las entidades solidarias, como también su gran importancia actual en la economía nacional y en la sociedad, ha tornado con frecuencia que su gobierno y manejo cotidiano se vuelva mucho más complejo que antes; ya sea por las características propias del sector, por la necesidad del cumplimiento de las normativas de regulación del sector, por la importancia de los activos que maneja, las distintas situaciones que se dan en su operativa cotidiana y por las múltiples operaciones que las cooperativas realizan.

Estudios que hemos realizado nos indican que las cooperativas compiten con otros sectores de la economía, en la demanda de recursos humanos calificados para su gestión y para que todo ese avance de las cooperativas sea sostenible en el tiempo; requieren que sus recursos humanos –directivos, socios y funcionarios- posean la suficiente preparación, calificación, y habilidades, para su manejo profesional. Estas empresas sociales, periódicamente, renuevan autoridades, permitiendo que sus socios puedan ocupar cargos directivos. Es en este aspecto que se da una debilidad, pues pueden acceder a los niveles de dirección socios que muchas veces no tienen la necesaria formación y habilidad -idoneidad- para ejercer delicadas y complejas funciones de gobierno de estas entidades solidarias.

En los hechos hoy día, esta imperiosa necesidad en la mayoría es paliada por la voluntad, la honestidad, entrega e integridad de los directivos y funcionarios. Pero si bien esos valores primarios son importantes y muy necesarios, no basta cimentar solo con ello el manejo de las mismas, sobre todo en el contexto actual de mucha competitividad en el segmento financiero. Una de las críticas más recurrentes hacia el sector es que cualquier persona asociada, sin importar que tenga o no formación profesional, puede ocupar un cargo directivo en estas entidades, cuyo manejo es cada vez más complejo y, por ende, requiere de que tanto directivos, socios con aspiraciones dirigenciales y funcionarios tengan habilidades cognitivas específicas para acompañar este proceso de crecimiento cooperativo y mutualista.

PEA

La PEA de nuestro país es de 3.100.000 personas y la cantidad de afiliados a las cooperativas representa un 45% de ese total.

Ahorro

De igual manera, más del 20% del ahorro nacional y un 18% de la cartera de créditos están en el sector cooperativo.

Débil

El sector cooperativo tiene una debilidad, puesto que pueden acceder a cargos jerárquicos socios sin una necesaria formación.

(*) Decano de la Facultad de Economía Social de la UTCD

lidioscar_1965@hotmail.com

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