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Un turista es aquel visitante que llega del exterior y pernocta al menos una noche. En el 2013, arribaron al país más de 600.000 turistas, y cuatro años después, ese número creció de manera importante con la llegada al territorio nacional de más de 1.600.000 extranjeros. La entrada al país de este grupo representa el movimiento de varios sectores vinculados directa como indirectamente a la actividad turística, que van desde las agencias aéreas, transporte, hotelería, comunicaciones, hasta locales comerciales y gastronómicos, entre otros.
Como resultado, los ingresos turísticos generados en el país por extranjeros experimentaron un importante crecimiento entre los años 2013 y 2017, pasando de US$ 272 millones a US$ 619 millones, de acuerdo a datos de la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur).
Este movimiento turístico se ha reflejado en sectores como el hotelero, que ha empujado planes de ampliación en más del 30% de su capacidad de alojamiento, es decir, de una oferta de 25.000 camas incrementó sus servicios a 34.000, especialmente en Asunción. Mientras que las compañías aéreas también han venido apostando fuertemente en el país, siendo un total de 20 aerolíneas las que ofrecen atractivos paquetes de conexión del mundo a Paraguay y viceversa.
Para responder a todo este dinamismo proveniente del turismo, la mano de obra se constituye en una de las piezas clave dentro del efecto positivo que también genera para la economía del país. El trabajo en hoteles, restaurantes, centros comerciales, transporte y otros, han permitido generar unos 20.000 puestos laborales en el 2017, frente a los 13.000 que existían hace cuatro años.
Factores que incidieron en esta bonanza del turismo receptivo
El auge del turismo como una actividad económica en Paraguay no se ha dado simplemente por casualidad o por las apuestas en promociones que ha realizado el Gobierno, alrededor de US$ 2,8 millones por año, sino por factores que datan de unos años atrás, así por la coyuntura económica misma de los países de la región, que terminaron siendo una ventaja, por ende, una oportunidad para Paraguay.
En este contexto, antes de la primera salida de Paraguay a los mercados internacionales con US$ 500 millones de bonos soberanos, el país no existía en los radares de inversionistas y menos del público en general.
Tras esa exitosa emisión y colocación inaugural de los títulos paraguayos en el 2013, finalmente Paraguay dejó de ser un país desconocido para convertirse en uno con identidad y reconocido por sus buenos indicadores macroeconómicos, como una estabilidad económica, controlada inflación, altas reservas internacionales, baja presión tributaria, entre otros atractivos muy notorios al compararse con sus principales vecinos, Argentina y Brasil. Desde ese tiempo a esta parte, las inversiones en Paraguay han registrado un crecimiento importante y el turismo de negocios, principalmente, cobró relevancia.
A este escenario, se le sumó otro, una coyuntura económica regional que afectó el desarrollo y crecimiento de Argentina y Brasil en los últimos años. Sin embargo estas complicaciones resultaron ser una ventaja para Paraguay, sobre todo en el diferencial cambiario, es decir, entre el peso argentino y el guaraní, así como entre el real y el guaraní, volviendo al país mucho más accesible para los ciudadanos del otro lado de la frontera.
La política de liberación del tipo de cambio en Argentina a finales del 2015 impuesta por Mauricio Macri, generó subas considerables en los precios de su economía, mientras que en Paraguay, el nivel de precios se mantuvo bastante estable, permitiendo que el país se volviera atractivo o barato para los extranjeros, quienes ingresaban a territorio nacional en forma masiva, convirtiendo esta práctica en turismo de compras. La entrada, especialmente de los argentinos, no solo benefició a los comercios, sino también al sector de servicios, como hoteles, restaurantes, transporte, entre otros, registrándose una importante demanda de productos nacionales, principalmente en Asunción y Encarnación.
Esta bonanza, sin embargo, se vio interrumpida en abril, cuando en Argentina se da una fuerte devaluación de su moneda frente al dólar, lo que a pesar de la elevada inflación en ese país, hizo que Paraguay se volviera relativamente más caro para los argentinos, por lo que desde esa fecha, mermó el ingreso de éstos al territorio nacional.
Por el lado del turismo hacia la frontera con Brasil, en los principales puntos como Ciudad del Este, Pedro Juan Caballero y Salto del Guairá, los compradores pasaban a Paraguay donde realizaban compras y luego regresaban a su país.
Al igual que en Argentina, con la depreciación del real, los productos que venían a comprar los brasileños como electrónica, relojes, perfumes, prendas de vestir se volvieron relativamente más caros en los últimos meses de este año.
Dinamismo del turismo interno
Así como Paraguay ha aparecido en la hoja de ruta del turismo receptivo, el turismo interno también ha cobrado fuerza en los últimos tiempos, es decir, los paraguayos o personas con residencia en el país vienen apostando fuertemente al turismo local que ofrece una variedad de opciones, tanto de lugares como de precios, que van desde los más altos hasta los más accesibles, tratando de responder a las múltiples necesidades de un grupo de personas cada vez más demandante.
El turismo interno, es decir, el realizado por aproximadamente 2.500.000 paraguayos de salir y recorrer lugares que distan a 10 km o a 500 km de su zona de residencia, representó para el país un movimiento de recursos de US$ 125 millones en el 2017, cuando en el 2012 era de solo US$ 92 millones. Estos números muestran el cada vez mayor interés de paraguayos por las opciones que el país ofrece en materia de actividades de ocio, no solo a turistas de otros países, sino al mismo paraguayo.
Este dinamismo ha motivado que hasta micro, pequeñas y en algunos casos, medianas empresas apuesten invirtiendo en las conocidas como posadas turísticas, que en los últimos años han registrado un aumento importante, en línea al movimiento turístico reportado en el país.
Los datos muestran que en el 2013 existían solo 30 posadas turísticas, pero cuatro años después, ese número creció, llegando a más de 230 hospedajes, ubicadas en aproximadamente varios distritos del país y ofreciendo más de 2.500 camas para los visitantes. La nueva oferta de infraestructura de pernocte hace posible un nuevo movimiento del turismo interno, caracterizados por precios accesibles para la nueva clase media.
En Itapúa, el distrito de Carmen del Paraná, por ejemplo, es donde existe la mayor cantidad de posadas, sin que esto signifique liderar el número de camas disponibles, como ocurre en el caso de Ayolas del departamento de Misiones, donde la cantidad llega a casi 300 camas con 7 posadas, tal como se observa en el mapa de arriba.
Transformación sociodemográfica
Al igual que el crecimiento del turismo receptivo fue producto de varios factores, el dinamismo del turismo interno también ha sido empujado por varias fuerzas, sobre todo, por una transformación sociodemográfica, donde un importante grupo de jóvenes en edad de trabajar y de consumir son quienes terminan ganando un alto porcentaje de esta evolución y por constituir la clase media emergente, caracterizada por el individualismo, la emancipación, una ascensión social.
La evolución de grupos de ingresos en Paraguay en los últimos 10 años muestra un importante crecimiento en los hogares de clase media. En este segmento están incluidas las familias cuyos ingresos van de US$ 10 a US$ 50. En el 2006, el 38% de los hogares paraguayos ya se encontraba dentro de la clase media, en el 2011, el 48% y en el 2016, el 57% de las familias estaba dentro de la mencionada estructura socioeconómica.
La mayor necesidad de consumo en bienes y servicios, incluido el destinar recursos al ocio y esparcimiento como el turismo, le concede la sensación de pertenecer a esta clase media emergente. Muchas de estas familias, por ejemplo, cuentan con un vehículo, lo que no solo le ha dado confort, facilitando su traslado a cortas distancias, sino el tiempo para realizar viajes a puntos turísticos distribuidos en todo el país.
Finalmente, los datos descriptos y analizados muestran que el turismo receptivo e interno se ha convertido en una actividad de gran peso dentro de la economía de Paraguay.
Los aproximadamente US$ 800 millones de ingresos turísticos registrados en el 2017 y que representan alrededor del 2% del Producto Interno Bruto (PIB) marcan una tendencia de crecimiento de este sector de la economía, que debe ir acompañada por políticas públicas y privadas de mayor apuesta por la demanda local, mediante una mayor variedad de opciones, pero sobre todo, de promoción, haciendo uso, por ejemplo de la tecnología, herramienta que se encuentra al alcance de un alto porcentaje de los paraguayos. De esta manera la buena o mala situación de los países vecinos dejaría de tener el peso en el comportamiento final del turismo en el país.
En tanto que para satisfacer la demanda proveniente del exterior, la oferta también debe ser reforzada en los puntos mencionados más arriba, ubicando a Paraguay en la vanguardia de destinos turísticos desde lo que se ofrece en hospedaje, centros comerciales, hasta la gastronomía, pero sobre todo, se debe trabajar en buscar revertir la debilidad institucionalidad del país, es decir, reglas claras, cumplimiento de normas legales e instituciones transparentes, características muy valoradas por los extranjeros.
* Los ingresos turísticos generados en el país por extranjeros experimentaron un fuerte crecimiento entre 2013 y 2017, pasando de US$ 272 millones a US$ 619 millones, según Senatur. El turismo interno también se convirtió en actividad de gran peso para la economía paraguaya.
* El sostenido desarrollo económico permitió dinamizar el consumo local, principalmente de una clase media emergente, mientras que los complicados escenarios económicos de la región como Argentina y Brasil, convirtieron en una oportunidad expansión del turismo local.
* Paraguay debe ser ubicado a la vanguardia de destinos turísticos, desde oferta de hospedaje, centros comerciales y gastronomía, y trabajar en revertir la debilidad institucionalidad del país, es decir, reglas claras, cumplimiento de normas e instituciones transparentes, características valoradas por los extranjeros.