Ajuste lento del BCE contrasta con la velocidad de la Fed

LONDRES. El BCE tomó el jueves su mayor medida hasta ahora para retirar el respaldo de la era de la crisis al decir que planea terminar la QE (siglas en inglés de flexibilización cuantitativa) en diciembre, un día después de que la Reserva Federal (Fed) estadounidense nuevamente elevara las tasas y señalara un ritmo todavía más veloz de subidas comparado con lo previsto. Aunque los dos bancos centrales más poderosos del mundo parecen estar en el sendero de la normalización de la política monetaria, el contraste no podría ser mayor: el BCE está dando pasos de bebé, mientras que la Fed acelera con zancadas cada vez más grandes. No es una crítica a Mario Draghi y el Banco Central Europeo.

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Su cautela probablemente esté justificada, al igual que la confianza de la Reserva Federal bajo su nuevo presidente, Jerome Powell. Draghi parece haber alcanzado el logro de calmar a los funcionarios del BCE que exigían más claridad sobre la salida de la QE y una normalización, manteniendo al mismo tiempo la política extremadamente expansiva y dejando las puertas abiertas para aflojarla más en caso de ser necesario. El euro dio un salto, pero luego se desplomó incluso hasta dos centavos, a 1,1650 dólares, dirigiéndose a su mayor descenso diario desde octubre del año pasado.

Los rendimientos de los bonos de la zona euro también bajaron. Buenas noticias para las acciones de la zona euro, no tanto para los mercados emergentes. Para los mercados financieros, la prudencia del BCE es bienvenida, pues una doble dosis de ajuste estadounidense y de la zona euro no está exenta de riesgos –especialmente cuando están en aumento las tensiones de una guerra comercial global.

De cara a ello, subir las tasas de interés y retirar el estímulo de la era de la crisis es una clara señal de que las economías, mercados y el sistema financiero en general pueden soportarlo. La economía estadounidense disfruta de su segunda expansión más larga desde la Segunda Guerra, el mercado laboral rara vez ha estado más ajustado, las ganancias corporativas nunca han sido tan altas y Wall Street goza de buena salud.

La economía de la zona euro ha emergido de las crisis de 2008 y 2011-2012 para crecer al ritmo más veloz en siete años, el desempleo está en el mínimo en una década y las utilidades empresariales tuvieron un crecimiento de 30 por ciento en el primer trimestre. Si no se puede ajustar ahora, o al menos dar una señal de hacerlo, en el caso del BCE, ¿cuándo se haría eso? Aún así, estos datos positivos y comparaciones históricas favorables son precisamente el motivo por el cual una política monetaria más estricta de lo que se descuenta actualmente podría poner nerviosos a los inversores: probablemente esto sea lo mejor que se puede conseguir.

El jueves, JP Morgan delineó la mejor forma de prepararse para el cambio de ciclo en un informe titulado: “Las mejores operaciones de fin de ciclo – Rotaciones para un resultado que está muy anticipado pero no muy previsto en las posiciones (financieras) de los mercados” . “La sensación de ansiedad es más tangible en las discusiones con los clientes y en el flujo de noticias que en las posiciones de los inversores” , dijo el reporte. “Aunque casi todas las reuniones con clientes incluyen preguntas sobre dónde se encuentran la economía y los mercados en el ciclo y surgen tendencias de noticias en torno a temas defensivos, las posiciones cíclicas aún dominan las carteras de los inversores”.

Bache económico 

Cada vez está más claro que la zona euro cayó en un bache económico. Los datos entrantes están consistentemente debajo de las expectativas, lo que puso en duda la fortaleza de la expansión. Draghi mismo dijo que el período de debilidad probablemente se extendió al segundo trimestre en algunas naciones.

El índice de sorpresas económicas de Citi para la zona euro se ha desbarrancado y ahora está en el mínimo desde 2011. La brecha entre los índices de sorpresas de la zona euro y Estados Unidos es la más amplia en casi una década. Eso se puede atribuir a que las expectativas en la zona euro simplemente eran muy altas debido al desempeño superior del último par de años.

Pero el panorama se oscurece, y esta semana el instituto económico DIW de Alemania rebajó su previsión del crecimiento de 2018 para Alemania en 0,5 puntos porcentuales (a 1,9%), y en 0,2 puntos (a 1,7%) en 2019.

El BCE elevó su panorama de inflación a 1,7% para este año y los dos siguientes. Pero eso probablemente no alcance el punto donde desearían estar los funcionarios, y es por ese motivo que Draghi dijo que todavía se requería una flexibilidad “significativa”.

(Análisis de Jamie McGeever, de Reuters)

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