Crece la demanda de energía, pero la confianza no

Que la demanda de energía eléctrica creció con mucho ímpetu en los diez primeros meses de este año (20,9%), en el 2023 (12,4%) y en la última década (2014/2024) (7,2%, en promedio) nadie pone en duda.

Vertedero de Itaipú con sus canaletas cerradas y un tramo de la represa. La casa de máquinas abajo y detrás.
Vertedero de Itaipú con sus canaletas cerradas y un tramo de la represa. La casa de máquinas abajo y detrás.Jose Luis Stephens

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Que la desconfianza ciudadana, un pegajoso contrapunto que acompaña a ese ritmo casi vertiginoso, tampoco está en duda, pese a los últimos intentos estatales de convencernos de que trabajan por la pregonada “redundancia”.

Las exclamaciones pródigamente polifónicas cuando un “parpadeo” del sistema interrumpe nuestras labores o la catarata de improperios que nos ensordece cuando un apagón nos deja en la oscuridad, son apenas los botones del muestrario.

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Crece la demanda de energía eléctrica, pero no la desconfianza en la ANDE, es el título de este material, porque el 20,9% de los diez primeros meses del 2024, o el 12,4% del 2023 no ocultan ciertos alarmantes polizones, como la tasa de pérdidas que en 2023 alcanzaba aún el 28,4%.

Entonces, en rigor, un informe medianamente objetivo debería explicar también que entre las fuerzas impulsoras del índice de crecimiento de la demanda eléctrica figura la correspondiente a la pérdida del sistema interconectado de la ANDE.

La Memoria anual 2023 de la empresa eléctrica del Estado paraguayo, sin rubor alguno, informaba que el año pasado el Estado había perdido nada menos que 6.303.164 MWh, equivalentes al aporte de la central Acaray (692.119 MWh) en ese ejercicio, pero multiplicado por 9.

Las pérdidas no se producen por generación espontánea y, lo peor, no son gratuitas. El 14 de julio de este año, ABC publicaba que la cantidad de energía que derrochó la estatal en 2023, multiplicada US$ 50,65/MWh (tarifa promedio de ese año), permitirá descubrir que solo en ejercicio, la estatal perdió US$ 320 millones.

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Si no se corrigen esas filtraciones o al menos no las atenúan, no debería sorprendernos que la empresa estatal descargue ese pesado fardo sobre nuestras espaldas de usuarios más temprano que tarde.

A los usuarios solo nos queda esperar que el Plan Maestro de Gestión y Control para la reducción de Pérdidas Eléctricas en Distribución, que la empresa eléctrica estatal divulgó recientemente, con el principal objetivo de combatir las pérdidas técnicas tenga éxito.

En el lapso comprendido entre el 2014 y el 2023, según la Memoria de la estatal, la tasa de pérdida no se redujo, inclusive tuvo un aumento de 3,3 puntos porcentuales. De 25,27% en 2014 a 28,54% en 2023.

Apuntemos que del total que registraron en 2023, el 23,42% se evaporó en las redes de distribución del Sistema Interconectado Nacional (SIN) de la ANDE, y solo 5,11% en las líneas de transmisión.

No debe olvidarse empero que, con la irrupción de las llamadas criptomineras en el país, los robos también aumentaron de tamaño. Es verdad que también las penas son más rigurosas, gracias a las últimas modificaciones de la legislación correspondiente. No obstante, no debe subestimarse el factor corrupción, tanto en el sector público como en el privado.

ABC publicaba el día 3 de este mes que el 45% de las pérdidas que sufre la estatal “son no técnicas”. Este porcentaje se sustenta en un estudio de la consultora Ergon Energy - Banco Mundial, sobre las pérdidas caracterizadas como no técnicas en el área de Distribución del Sistema Interconectado Nacional.

Detallan que el 25% de ese 45% se localiza en el nivel de media tensión, en tanto que el 30% en el sector residencial, en baja tensión, en los principales cascos urbanos. El resto, que corresponde al 45% de las pérdidas no técnicas, se localizan en sectores vulnerables, asentamientos y zonas periféricas del país.

Tasa de crecimiento

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Si retomamos los datos concernientes al crecimiento general del consumo de energía eléctrica, veremos que el año pasado (2023), según los informes que el Viceministerio de Minas y Energía publica, con atraso en los últimos meses, alcanzó los 17.741.444 MWh.

De ese total, la central paraguayo/brasileña suministró 15.655.542 MWh (88,2% del total demandado por el mercado nacional); 1.450.824 MWh (8,2%) por Yacyretá y el restante 3,6% (635.078 MWh) por Acaray, la pequeña central hidroeléctrica de la ANDE, que se prepara para exportar el producto 100 MW medios al mercado libre del Brasil por US$ 21 el MWh.

En el presente ejercicio, en el lapso acotado por enero y octubre, el consumo nacional de energía eléctrica alcanzó 21.456.979 MWh (20,9% más que en 2023).

El peso de esta demanda se sostuvo, en 78% (16.731.401 MWh) sobre el abastecimiento de Itaipú. En un 18,8% sobre Yacyretá (4.033.459 MWh y, en un 3,2% sobre el aporte de Acaray que, en los 10 primeros meses de este año, alcanzó 692.119 MWh.

Apuntemos por último que la participación de Yacyretá en la cobertura de la demanda paraguaya se incrementó en un 178%, de suministrar 1.450.824 en 2023 (8,2%) y que este año abasteció 4.033.459 MWh (18,8%). Sobre este cambio aún no tenemos una explicación oficial.

Pérdidas

El 20,9% de los diez primeros meses del presente año, o el 12,4% del 2023 no ocultan alarmantes hechos: las pérdidas de la ANDE, por ejemplo.

Objetivo

Un informe objetivo debe explicar que entre las fuerzas impulsoras del crecimiento de la demanda figuran las pérdidas del sistema interconectado.

17,7 M

El año pasado (2023), el Viceministerio de Minas y Energía publica, con atraso en los últimos meses, que alcanzó los 17.741.444 MWh.

21,5 M

En este ejercicio, en el lapso acotado por enero y octubre, el consumo nacional de electricidad alcanzó 21.456.979 MWh (20,9% más)

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