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Sin duda alguna, el hecho es incuestionablemente meritorio, porque no se trata del Guinness por la sopa paraguaya más extensa o por el “pancho” más largo, señalaba con énfasis una colega en la redacción del diario en un espontáneo debate sobre el significado de la distinción.
Indiscutible, porque comparar electricidad con sopa paraguaya o salchichas, aún cuando en esas recurrentes ferias de vanidades, la creatividad y el ingenio de pertinaces buscadores de fama hagan maravillas, con las virtudes de un coloso como Itaipú, en el mejor de los casos, sería absurdo.
No obstante, si la “obra del siglo XX, “la catedral de cemento y hierro” o el “monumento a la ingeniería brasileña”, según apuntaba el presidente Lula en el acto de lanzamiento de la Política de Transición Energética de su gobierno, en un acto que tuvo lugar a finales de agosto último en la sede del Ministerio de Minas y Energía de este país, en Brasilia, por lo tanto el Guinness World Records en materia de generación de electricidad no es el punto, no es nuestro punto.
Que hayan colgado del cuello del coloso el marbete de mayor productor de energía en sus 40 años de actividad, para nosotros no es más que otro intento por tapar el bosque con un árbol, como lo fue en el pasado la magnificencia de la obra, o su costo o el extraordinario esfuerzo de su financista, o que haya sido la alternativa de desarrollo, de crecimiento económico, del vínculo solidario entre dos pueblos, etc.
El material que publicaba la entidad binacional al filo del mediodía del primer día del penúltimo mes del 2024, deslizaba algunos datos que abonan esta tesis, mejor esa duda, ese temor. No pretendemos polemizar con la concedente de la distinción, tampoco subestimar tamaña decisión, sí recordar a nuestros lectores que detrás de ese Guinness World Records hay un tupido bosque de reclamos paraguayos, aún desatendidos pese a los 50 años de vigencia del correspondiente tratado y los 40 años y algunos meses de producción.
¿Qué datos publicaba en la ocasión la entidad binacional acerca de los beneficios que otorga al Paraguay?
“En cuatro décadas de generación, la binacional aportó al Paraguay alrededor de US$ 13.088.2 millones en el marco del cumplimiento del Anexo C del Tratado. De ese monto, aproximadamente US$ 6.714,1 millones corresponden a royalties; US$ 5.247,7 millones por cesión de energía y US$ 1.115,4 millones en concepto de pagos a la ANDE”, detallaban.
¿Aporta la entidad binacional? Recordemos que las acepciones más conocidas del verbo aportar son contribuir, colaborar, dar, etc. y el pueblo paraguayo entiende que la entidad binacional es apenas una concesionaria de los Estados paraguayo y brasileño (Art. V del Tratado), luego el “monumento de la ingeniería brasileña”, además de su ya conocida indumentaria poética, exhibida en cada encuentro por nuestras autoridades de turno con sus pares brasileños, es una unidad de negocio, cuyos beneficios deben repartirse en partes iguales entre las dos partes (Art. III, XIII, etc. del Tratado).
Recordemos que esos 3.038 millones de MWh que produjo la central binacional entre el 5 de mayo de 1984 y el 30 de octubre último fue posible gracias, en primer lugar, al sacrificio aún impune de las siete caídas de los saltos del Guairá, del territorio que ocupa el embalse del complejo, el único factor insustituible en emprendimientos de este tipo. El desplazamiento forzoso de los pueblos originarios que habitaban el territorio hoy sumergido, por citar algunos “aportes”.
No olvidemos que el complejo hidroeléctrico se pagó su financiación y en muchos casos con elevadas tasas de interés e inclusive durante varios años con “doble indexación”. Luego la financiación nunca fue una concesión graciosa al pueblo paraguayo, sí otro rentable negocio para nuestros socios por partes iguales en el proyecto, quienes no titubearon en sumar resultados a los inherentes a su proceso de construcción y a la energía que brotaba de sus entrañas.
Reiteremos que, en lo atinente a los royalties, esa suerte de alquiler que abona la entidad binacional por aprovecharla energía hidráulica d el río Paraná en la producción de energía, es igualmente pagado al Brasil y en la misma proporción.
Una situación parecida se presenta con los beneficios que percibe la Administración Nacional de Electriigcad (Resarcimiento y Utilidad por capital aportado), que también los cobra su contraparte brasileña, la ENBpar.
El bosque que buscan disimular detrás del árbol del Guinness Records, así como de otras mímicas, y la ya desleída retórica de justificación, es la compensación por cesión de energía.
¿US$ 5.247.700.000 es mucho dinero? presentado en bruto, aislado de otros factores, abruma, es casi el 12% del Producto Interno Bruto de nuestro país, claro de un año.
No obstante, si en el persistente rompecabezas que nos ofrecen, para colmo de males con la ausencia de algunos factores, al cubrir esas ausencias, el globo comienza a perder aire.
La compensación por cesión de energía es el concepto o criterio que sustituye a venta de energía de Itaipú, específicamente “de la energía que no sea utilizada, por el otro país para su consumo”.
La firma del Tratado de Itaipú data de abril de 1973 y su puesta en vigencia de agosto del mismo año, por consiguiente siempre se supo, especialmente en 1973, que la única parte que tendría “energía no utilizada”, sería Paraguay, que según el Acta de Foz de 1966 y de lo que se lee en el tercer párrafo del Considerando del Tratado, debió recibir un Justo Precio por ese excedente.
A los US$ 5.247.700.00 millones que menciona el informe de Itaipú, añadamos los factores que soslaya: Energía aprovechada por el Paraguay en esos 40 años: 296.072.000 MWh. Energía cedida al Brasil: 1.223.000.000 MWh.
Luego si en el período de referencia el Paraguay recibió en concepto de Compensación por Cesión de Energía US$ 5.247.700.000 por la energía que cedió, 1.223.00.000. Dividamos finalmente US$ 5.247.700.000 por 1.223.106.000 y nos acercaremos a la verdad escamoteada: por cada MWh (1 MWh = 1000 KWh) el Paraguay recibió 4,29 dólares.
En cuanto a la tasa paraguaya de aprovechamiento de la energía de Itaipú, hagamos las siguientes comparaciones, si entre el 5 de mayo de 1984 y el 30 de octubre último los registros acumulados de la central binacional indican una producción de 3.038.000.000, y la economía nacional, mejor el Sistema Interconectado de la ANDE se apuntó 296.072.000 MWh, sabremos que en ese período al Paraguay, socio con los mismos derechos y obligaciones, dueño de la mitad de la energía que produzca la central binacional, le correspondió solo el 9,7%, el abrumador 90,3% fue inyectado en las arterias de la economía del vecino país.
El acuerdo de entendimiento paraguayo/brasileño del 7 de mayo último establece que el plazo para la revisión de las disposiciones Anexo C, así como de los artículos correlativos del Tratado, fenece el 31 de diciembre de este año.
A primera vista hay discrepancias sobre el plazo de referencia, entretanto muy poco se sabe dela estrategia paraguaya. Se especula empero que defenderían una especie de continuidad de la vigente, es decir explorar otras fórmulas, o las mismas para tapujar ingresos adicionales en Itaipú, mediante la ocupación del espacio que dejó en el costo de Itaipú la deuda, saldada en febrero de 2023.
Los más sentidos reclamos, como la plena disponibilidad de la energía paraguaya en Itaipú, así como el justo precio por la energía que aún cede, anhelamos que no los terminen agendando para las calendas griegas.
¿Tapar?
Que cuelguen del cuello del coloso el marbete de mayor productor de energía..., para nosotros no es más que otro intento por tapar el bosque con un árbol.
Bosque
El bosque que buscan disimular detrás del árbol del Guinness Records y desleídas retóricas de justificación es la compensación por cesión de energía.