Desafíos para la transición energética en la demanda de Paraguay

La transición energética puede definirse como el proceso de cambio en la forma de producción, distribución y consumo de energía, con objetivo de reducir emisiones de gases de efecto invernadero para mitigar el cambio climático. Si bien Paraguay se destaca por una gran generación de energía renovable y limpia, no está ajeno a desafíos de la transición desde el punto de vista de la demanda. Según datos del Viceministerio de Minas y Energía, en 2023 la participación del consumo final de energía se distribuyó en 40% para derivados de petróleo, 38% para biomasa y 22% para electricidad.

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GENTILEZA

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Esta distribución del consumo final de energía, integrada en un 40% para derivados de petróleo; 38% para biomasa y 22% para electricidad, se ha mantenido estructuralmente durante los últimos 15 años, y entre sus principales causas pueden citarse: -Derivados de petróleo: el sistema de transporte está basado en unidades convencionales, que significan una tecnología madura y barata (existe un “lock-in” o bloqueo tecnológico); -Biomasa: disponibilidad (aunque coyuntural), y consecuente comercialización de la leña como subproducto, ante la ausencia de un “mercado” de leña; -Electricidad: la atención al crecimiento de la demanda eléctrica depende de un sistema complejo y costoso para operar, mantener y ampliar.

Desafíos en la generación para la oferta de electricidad

NECESIDADES DE GENERACIÓN PARA LA PRÓXIMA DÉCADA
NECESIDADES DE GENERACIÓN PARA LA PRÓXIMA DÉCADA

La electricidad puede facilitar la transición energética en el suministro de la demanda, con foco en el transporte (abastecido en un 100% por derivados de petróleo) y en la industria (abastecida en un 85% por biomasa). No obstante, esta transición plantearía desafíos para el sistema de suministro atendiendo a que la demanda eléctrica de base demuestra un crecimiento natural propio. De hecho, en el período 1990-2024, la demanda máxima anual del sistema eléctrico paraguayo ha mostrado un crecimiento exponencial, resaltando el pico alcanzado en 2024 de 5.027 MW, y con la consideración de que la capacidad instalada en el país es de aproximadamente 7.868 MW. Proyecciones publicadas previamente en este espacio sugieren que para la próxima década se estaría utilizando el margen restante, lo que además representa requerimientos particulares para cada región del país, tal como se observa en el mapa que acompañamos.

La Administración Nacional de Electricidad (ANDE) cuenta con un plan de obras vigente para el período 2021-2040, cuyo presupuesto se presenta en el gráfico de la tapa de esta edición. Como ya fue expuesto en entregas anteriores, la implementación presenta desafíos, comenzando por la gestión y el financiamiento.

El plan maestro de la ANDE, que cubre los segmentos de generación, transmisión y distribución, tiene un presupuesto inicial de aproximadamente US$ 9.000 millones, poco más del 20% del actual producto interno bruto (PIB) de Paraguay. Estudios muestran que en nuestro país predomina el potencial solar fotovoltaico, de naturaleza intermitente. Por tanto, se debe prever un esquema para que esta tecnología coexista con la hidroeléctrica, brindando seguridad de suministro, lo que representa nuevos desafíos tecnológicos y de operación del sistema. Y tal vez esta sea una oportunidad para revisar qué otras tecnologías pueden contribuir a la generación de electricidad en Paraguay y explorar nuestras fuentes primarias para la generación; así como contemplar la instalación de nuevas centrales hidroeléctricas, grandes baterías para almacenar electricidad e inclusive (¿por qué no?) centrales nucleares.

Avances regulatorios

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Atendiendo a los desafíos planteados en los últimos años, se han encaminado esfuerzos para la ampliación del marco normativo del sector energético, en general, y el eléctrico, en particular. Estos avances están alineados con la promoción del transporte sostenible; el incremento de la eficiencia operativa del sistema eléctrico (reducción de pérdidas) y la definición de señales de incentivos de inversión en infraestructura. El listado de leyes es el siguiente: -Ley Nº 6925 (2022): De incentivos y promoción del transporte eléctrico en el Paraguay (vehículos, repuestos e infraestructura de carga); -Ley Nº 6977 (2023): Regula el fomento, generación, producción, desarrollo y la utilización de energía eléctrica a partir de fuentes de energías renovables no convencionales no hidráulicas; -Ley Nº 7299 (2024): Introduce modificaciones significativas a la Ley Nº 3009 (2006) De la Producción y Transporte Independiente de Energía Eléctrica (PTIEE); -Ley Nº 7300 (2024): Protege la integridad del sistema eléctrico, dispone la incautación y comiso de bienes asociados a dicho hecho punible y modifica el artículo 173 de la Ley Nº 1160/1997 “Código penal”.

Asimismo, recientemente se aprobó la actualización de la Política Energética de Paraguay al 2050 mediante el Decreto Nº 2553 del Poder Ejecutivo, del 19 de septiembre de 2024, y que fue liderada por el Viceministerio de Minas y Energía y apoyada por la Itaipú Binacional. Esta política establece objetivos estratégicos para el sector energético en general, y 5 subsectores: eléctrico; entes hidroeléctricos binacionales, bioenergía, fuentes alternativas renovables e hidrocarburos. Además, plantea metas en 10 ejes estratégicos de cumplimiento en el corto (2028); mediano (2035) y largo (2050) plazos. De aquí surge entonces una interrogante, ¿puede contribuir la política energética al año 2050 a la transición energética en el ámbito de la energía eléctrica?

Analizando el decreto citado se extrae que la transición energética y eléctrica en Paraguay está incluida a partir de una serie de iniciativas estratégicas que buscan ampliar la sostenibilidad, la electrificación y la integración regional. La política busca impulsar la formalización de programas y la consolidación de marcos normativos que establecerán las condiciones para la introducción de nuevas inversiones en el sector. En cuanto a infraestructura, se plantea robustecer la red eléctrica de modo a establecer las condiciones para el ingreso de nuevas tecnologías de generación tales como grandes plantas fotovoltaicas, pequeñas centrales hidroeléctricas y bancos de baterías. También busca diversificar el suministro energético con fuentes alternativas renovables y fomentar el uso de energías limpias mediante regulaciones e innovaciones tecnológicas. Asimismo, la política resalta el interés en optimizar recursos energéticos compartidos y la integración con países vecinos, buscando consolidar el rol de Paraguay como actor clave en el intercambio energético regional. Finalmente para el Grupo de Investigación en Sistemas Energéticos (GISE), la implementación de las mencionadas iniciativas está sujeta al diseño y ejecución de una serie de acciones concretas que dependen de múltiples actores sectoriales.

Pico

En el lapso 1990-2024, la demanda máxima anual del sistema eléctrico local mostró una expansión exponencial, resaltando el pico alcanzado en 2024, de 5.027 MW.

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