Panorama y perspectivas de la deuda pública

Países de América Latina y el Caribe habían sido no solo los más afectados por la pandemia, sino también impactados por el fuerte alza de la deuda pública ante la necesidad de financiamiento externo para mitigar efectos de la crisis sanitaria, precisa un informe del BID. Si bien en los últimos tres años el endeudamiento de la región bajó (por ajuste fiscal) para acercarse a niveles prepandémicos, pasando de 71% en 2020 a 66% en 2021, a 62% en 2022 y a 60% en 2023 con respecto al PIB, sigue siendo considerable, más en un escenario sin visos de reformas vinculadas a nuevas fuentes de financiamiento.

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GENTILEZA

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Las implicancias sociales y económicas de un acelerado endeudamiento público han sido analizadas por varios autores en el escenario internacional. En ese sentido, especialistas como Mark Aguiar, Manuel Amador y Gita Gopinath refieren que los titulares políticos prefieren que el gasto ocurra mientras están en el cargo, lo que sin un conjunto sólido de instituciones políticas conduce a un endeudamiento excesivo.

Dado el gran volumen de deuda, los gobiernos se ven tentados u obligados a gravar la actividad privada, incluidos la inversión privada y los ingresos de capital. Esta perspectiva alternativa predice que el endeudamiento público desplaza a la inversión privada y retrasa el crecimiento, enfatizan los autores.

Los países de América Latina y el Caribe habían sido no solo los más afectados por la pandemia, sino también impactados por un aumento importante de la deuda pública ante la necesidad de financiamiento externo para mitigar los efectos de la crisis sanitaria, precisa un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Si bien en los últimos tres años el endeudamiento de la región disminuyó (por ajuste fiscal) para acercarse a niveles prepandémicos, pasando de 71% en 2020 a 66% en 2021, a 62% en 2022 y a 60% en 2023 con respecto al Producto Interno Bruto (PIB), sigue siendo considerable, más en un escenario sin visos de reformas vinculadas a nuevas fuentes de financiamiento.

Además de factores como los problemas económicos, las altas tasas de interés y un crecimiento más lento, que pueden limitar el progreso y generar un aumento de la deuda hasta el 62% del PIB en 2026, advierte en otra parte de su análisis el BID.

¿Qué ha pasado en Paraguay?

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En la mayoría de los casos, como es en Paraguay, la deuda local es contraída en moneda nacional mientras que la externa en otra denominación.

La deuda pública también puede ser directa o indirecta. Cuando se habla de la primera categoría, es decir, de la deuda pública directa de la Administración Central, la misma es asumida por esta en calidad de deudor principal. Y la deuda pública indirecta de la Administración Central es la constituida por cualquier persona física o jurídica, pública o privada, distinta de la misma, pero que cuenta con su correspondiente aval, fianza o garantía, debidamente autorizado por ley, de acuerdo con especificaciones del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).

En el mismo sentido, la Ley N° 5097, que dispone medidas de modernización de la Administración Financiera del Estado y establece el régimen de cuenta única y de los títulos de deuda del Tesoro Público, contempla que el endeudamiento puede originarse mediante varias operaciones tales como la emisión y colocación de títulos, bonos u obligaciones de largo o mediano plazo.

También, a través de la emisión y colocación de bonos del Tesoro, la contratación de préstamos con instituciones financieras así como la de obras, servicios o adquisiciones, cuyo pago total o parcial se estipule realizar en el transcurso de más de un ejercicio financiero. El pasivo público también puede ser generado por el otorgamiento de avales, fianzas y garantías, cuyo vencimiento supere el período de ejercicio fiscal, además de la consolidación, conversión y renegociación de otras deudas.

En Paraguay, el destino de los recursos obtenidos mediante el crédito público es bien claro, pudiendo canalizarse a inversiones productivas, para atender casos de necesidad o emergencia nacional, además para refinanciar pasivos. La ley prohíbe realizar operaciones de crédito público para financiar gastos corrientes como pago de servicios personales, bienes de consumo e insumos, entre otros.

Hasta el año 2011, las cuentas públicas cerraban el ejercicio fiscal con superávits, es decir, los ingresos eran mayores a los gastos. Este comportamiento permitió generar ahorros en las cuentas del Estado, pero en detrimento de proyectos tan necesarios como los de infraestructura.

Al siguiente año, el aumento salarial del 38% otorgado a los funcionarios provocó el inicio de un déficit fiscal que hasta la actualidad no ha podido ser resuelto.

Varios factores adversos acentuaron el descalce en los últimos años, como la caída económica en el 2019 y la pandemia en 2020.

Búsqueda de financiamiento

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Dada la falta de recursos para implementar planes y proyectos de relevancia, Paraguay buscó financiamiento en mercados internacionales con la primera emisión de bonos soberanos en 2013. Desde entonces, esta fuente de financiamiento se ha convertido en la principal generadora de recursos para la ejecución de obras públicas en los diferentes gobiernos. Hasta 2012, la deuda pública total de Paraguay ascendía a aproximadamente US$ 3.591 millones o 10,8% del Producto Interno Bruto (PIB) y a julio de 2024 se ubicó en US$ 17.802 millones, representando al 39,4% del PIB. De este total, 86,6% corresponde a la deuda de la Administración Central y el restante a la descentralizada. Además, el 90% del endeudamiento del país es externo y el 10% son pasivos internos. Un total de US$ 13.825,6 millones u 86,6% de la deuda pública está denominada en dólares, US$ 2.026,5 millones (12,7%) en moneda nacional y el restante, en otras monedas.

Durante el gobierno de Horacio Cartes, las inversiones en infraestructura, en promedio, se ubicaron en 2,1% del PIB. Mientras que en la administración de Mario Abdo Benítez los recursos destinados a obras públicas fueron mayores, de aproximadamente 3% del PIB al considerar los complicados años de ese periodo.

Las importantes inversiones por encima de US$ 1.000 millones no han podido ser alcanzadas en los últimos dos años. Esto debido a los limitados recursos que reconfirman el fin de este modelo de financiamiento. La desaceleración en obras públicas impactó no solo en el sector de la construcción, sino en toda la cadena, por ende, en la dinámica de la economía como componente adicional. Finalmente, la ONU Comercio y Desarrollo ha pedido reformas urgentes de la arquitectura global de la deuda para evitar una crisis generalizada en los países en desarrollo donde Paraguay no está exceptuado. Por tanto es urgente el uso de otros instrumentos de financiamiento que no generen más presiones a las cuentas fiscales como los proyectos coordinados, ejecutados y de mantenimiento con el sector privado.

Local

En Paraguay, como en la mayoría de los casos, la deuda local es contraída en moneda nacional, mientras que la externa en otra denominación.

Paraguay

En Paraguay, el destino de recursos obtenidos mediante el crédito público es bien claro, pudiendo canalizarse a inversiones, emergencias o casos de necesidad.

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