Endeudamiento público a nivel mundial

La deuda pública que comprende el endeudamiento interno y externo a escala global ha alcanzado un máximo histórico de US$ 97 billones al cierre del año 2023, un crecimiento de US$ 5,6 billones con relación a 2022, de acuerdo el reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Comercio y Desarrollo.

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En países en desarrollo, principalmente, la pandemia fue el factor determinante de este importante aumento, ya que la deuda soberana externa en moneda extranjera se incrementó 15,7% hasta ubicarse en US$ 11,4 billones a finales de 2022. Por tanto, los crecientes niveles de compromisos se vuelven aún más complejos por la diversidad de prestamistas e instrumentos financieros. El aumento de los costes del servicio de la deuda representa una carga significativa para los países en detrimento de planes necesarios para el desarrollo.

Alrededor de 3.300 millones de personas, casi la mitad de la humanidad, viven actualmente en países que gastan más dinero en pagar los intereses de sus deudas que en educación o sanidad, refiere otra parte del reporte del organismo internacional.

En palabras de Anastasia Nesvetailova, jefa de la Subdivisión de Políticas Macroeconómicas y de Desarrollo de la ONU, “esta situación es claramente insostenible. Mientras se vislumbra en el horizonte una crisis sistémica de la deuda, en la que un número creciente de países en desarrollo pasan de la angustia al impago. Ya está en marcha una crisis de desarrollo”.

Otro estudio, cuya autoría es de Mark Aguiar, profesor de Economía y Finanzas Internacionales en la Universidad de Princeton y que fue publicado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), refiere que a partir de la década de 1970, las economías de mercados emergentes y en desarrollo han recurrido agresivamente a los mercados mundiales de deuda soberana, en un intento por reactivar el crecimiento o compensar los déficits transitorios de producción e ingresos fiscales. A la interrogante de si ha tenido el efecto deseado, el análisis de los datos sugiere que el endeudamiento soberano puede dejar a los ciudadanos en una situación peor, aumentando la volatilidad y reduciendo la inversión.

Para Aguiar, la promesa implícita o explícita de los modelos económicos estándar es que el acceso a los mercados mundiales de capital facilita la inversión y permite a las economías aislar (“suavizar”) el gasto público de las grandes fluctuaciones de la producción. Es decir, el endeudamiento puede financiar grandes proyectos de inversión o cubrir déficits temporales de ingresos, sin recurrir al ahorro privado interno. El autor utiliza esto como el “paradigma neoclásico”, el cual predice que los países que piden prestado (en igualdad de condiciones) deberían tener un crecimiento más rápido y un gasto menos volátil. Sin embargo, esto es exactamente lo contrario de lo que presentan en los datos.

¿Cómo ha sido la dinámica en Paraguay? ¿Qué desafíos enfrenta? En esta edición se analizan estos y otros puntos asociados a la deuda pública.

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