Consumo de electricidad: la tasa es poco confiable

“No es oro todo lo que reluce”, trillada pero sabia frase; sobre todo aplicable a decenas de circunstancias.

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GENTILEZA

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¿A qué nos referimos, en este caso concreto a la tasa de crecimiento de la demanda de energía eléctrica del mercado de la ANDE, técnicamente conocido como Sistema Interconectado (SI), porque al consumo de sus usuarios internos adiciona el minúsculo porcentaje que exporta al sistema argentino. Si excluimos esta pequeña exportación nos encontraremos ante al Sistema Interconectado Nacional (SIN).

Antes de abordar el tema, señalemos también que cuando hablamos de exportación nos referimos a la venta de un determinado producto en otro país, con precios reales de mercado, y no a la “cesión” de nuestro excedente en Itaipú y Yacyretá a cambio de una pretendida compensación, absolutamente al margen de los criterios que rigen en cualquier mercado.

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El hecho concreto que pretendemos examinar en este material, que oscila entre lo informativo y lo reflexivo, es el ritmo de crecimiento del consumo o demanda de energía eléctrica en el SI, cuyas últimas tasas asombran y hasta enceguecen por su intenso brillo, especialmente las correspondientes al 2023 y al primer semestre de este año.

Si fuese oro, su brillo hubiera transformado la matriz energética actual del Paraguay, cuya superficie, en más del 80%, es ocupada por los derivados del petróleo la biomasa, pese a la tremenda deforestación de la que es víctima nuestro territorio.

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Para colmo de males, que haya aumentado el tamaño de esa tasa no se refleja siquiera en una mayor facturación de la empresa eléctrica estatal que, según su Memoria 2023, publicada recientemente, apenas alcanza el 70% de la energía neta que suministró a lo largo del ejercicio, ¿cuántos MWh más se perdieron en esa boca de tormenta que se conoce como “energía bruta?

La tajada de la matriz energética que corresponde a la energía eléctrica, pese a que nos presentamos como los propietarios de envidiables indicadores, como el de la energía renovable per cápita más alta del planeta, apenas ronda 20%.

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La opacidad más temible es tal vez la pretensión de encubrir las índices de pérdidas de la empresa estatal con la vigorosas tasas de crecimiento de la demanda del mercado que pudo observarse en 2023 y en el primer semestre de 2022.

Tal vez porque esa maniobra no se puede disimular es que especialistas del sector eléctrico nacional, como el Ing. Juan José Encina, en un artículo que publicó el último domingo en este mismo lugar, advertía que la mayor utilización de energía guarda relación con el desarrollo de los países, concluía que se hace “necesario determinar el origen de esta aumento sustancial del crecimiento del consumo en Paraguay”.

También apuntaba que las pérdidas en distribución del sistema de la ANDE aumentaron en 10% con respecto a las pérdidas del 2022, coincidente con el aumento del 12% del SIN “inclusive con menos clientes registrados que el año pasado”.

En otras palabras, la expansión del 12,45% en 2023 en comparación del ejercicio precedente en parte se explica con el 7,9% de incremento de las pérdidas totales de la empresa eléctrica entre el 2022 y el 2023 (vea el cuadro correspondiente), las que en el territorio de la distribución excede el umbral del 10% inclusive.

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Recordemos que en 2023, la demanda de energía eléctrica en el mercado de la ANDE –por cierto monopólico– se incrementó en un 12,45; en tanto que en el primer semestre de este año, trepa nada menos que la 26% (14.547.080 MWh Vs. 10.743.583 MWh).

¿Por qué razón es tan descomunal la tasa de pérdida de la ANDE? Los administradores de turno de la empresa del Estado adujeron siempre un par de motivos: los técnicos y el robo de energía.

No obstante, desde la irrupción en nuestro país de las criptomineras, gran parte de ellas ilegales, el robo de energía desplazó con contundencia a cualquier otra excusa.

En 2022, el índice de pérdida de la estatal era del 26,44%, el año pasado 28,3%, tendencia de la que aún no sabemos si se estancó, retrocedió o sigue creciendo.

Recordemos que diez años atrás, en 2014, la ANDE ya perdía el 25,27% de la energía neta que suministraba a su mercado.

Un cálculo realista –y honesto– de este indicador, no solo permitirá mayores recaudaciones a la ANDE, sino también, y especialmente, la posibilidad de optimizar y racionalizar sus inversiones.

Real

Un cálculo realista de este indicador permitirá mayores recaudaciones a la ANDE y, sobre todo, optimizar y racionalizar sus inversiones

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