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En el documento se agrega que en un contexto de envejecimiento, estos esquemas adquieren cada vez mayor importancia para el bienestar, pero, a su vez, implican importantes retos para la sostenibilidad fiscal de los países (mayor gasto y un menor ingreso agregado de los sistemas de pensiones, por tanto, mayores desafíos para las finanzas públicas).
En efecto, a casi cuarenta años desde que se iniciaron las reformas al estilo chileno, América Latina y el Caribe se encuentra de nuevo ante una situación preocupante. Se vislumbran serios problemas en el horizonte que conllevan acciones políticas desafiantes y soluciones técnicas costosas.
Pese a los avances registrados en los últimos años, Paraguay sigue perteneciendo al grupo de países de la región con mayor informalidad, lo que constituye una restricción para su desarrollo. A decir, el impulso de una seguridad social que garantice cobertura y protección ante los riesgos sociales sigue siendo uno de los desafíos centrales para las políticas públicas.
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), desde el punto de vista del acceso a una prestación contributiva, como son las jubilaciones, los índices de informalidad implican que muchos empleados no aportan a la seguridad social, incluso si se encuentran trabajando.
Al observar el comportamiento por género, la situación de las trabajadoras se caracteriza por períodos sin aportes debido a salidas del mercado laboral para realizar labores de cuidado. Por ello, varios estudios se han centrado en analizar la densidad de cotizaciones, observando que trabajadores y trabajadoras tienen interrupciones frecuentes en sus historias de contribución y exhiben periodos considerables sin cotizar a la seguridad social, por consiguiente, afectando su cobertura y acceso a la jubilación.
A modo de conceptualizar, la densidad de cotizaciones es un indicador clave de todo régimen previsional. Mide los aportes que realizan los afiliados a un seguro social y su relación con el tiempo potencial que podrían haber cotizado en su edad activa. A partir de esta distribución, y según las reglas para establecer el acceso a la jubilación, se puede estimar la probabilidad que trabajadoras y trabajadores accedan a una jubilación contributiva.
Estimaciones realizadas por la OIT con registros administrativos del Instituto de Previsión Social (IPS), la densidad de cotización promedio de los aportantes activos al sistema previsional entre los años 2000 y 2020 fue de 28%. La mitad de estos cotizantes aportaron un 20% o menos del tiempo potencial, y cerca de la tercera parte registra densidades menores o iguales a 10%, reflejando que muchas trabajadoras y trabajadores entran y salen de la economía formal, realizando aportes esporádicos a lo largo de su edad activa.
Al incorporar los requisitos para acceder a una jubilación del IPS, el estudio del organismo había revelado que un 57,3% de los trabajadores no alcanzaría a acumular los 15 años de aporte para jubilarse a los 65 años de edad. Mientras que el 32,1% accedería a una jubilación proporcional a la edad de 65 años, un 9,1% lograría obtener 25 años de aporte entre los 60 y los 64 años de edad para una jubilación ordinaria y 1,5% cumpliría el requisito de 30 años de aporte entre los 55 y los 59 años de edad.
En esta edición se presentan y analizan algunos componentes de la informalidad en el país, sus implicancias en el panorama del sistema de seguridad social en Paraguay y la urgente necesidad de reformarlo para mitigar los impactos sociales y económicos en el corto, mediano y largo plazo.