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Pese a que desde ese año ya se realizaron los pagos, recién en octubre de 2019 empieza el funcionamiento del cobro electrónico y esto sin que cuente con una central en donde se concentre la información generada y que permita un control por parte del Estado.
Recién en diciembre de 2019, el Gobierno firmó el contrato para la instalación del Centro de Control y Monitoreo (CCM) del billetaje, trabajo para el cual fue adjudicado el Consorcio Electronic Tícket Control (ETC), representado por Ángela Marien Ocampos Ortega. El contrato, valuado en US$ 3,9 millones, tenía una vigencia de 24 meses, se reportó.
La emisión de la orden del inicio de obras data del 12 de febrero de 2020, hace cuatro años. Este reciente aniversario coincide con la inhabilitación a la proveedora por parte de la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas (DNCP), institución que confirmó con tres investigaciones el incumplimiento contractual de varias obligaciones y que actuó con mala fe.
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Cabe recordar que el acuerdo establecía tres componentes para su ejecución, que son la construcción del edificio, su equipamiento y la instalación del software.
Este último es el elemento más sensible porque impacta en la definición del precio del pasaje, a corto plazo, y los datos obtenidos mediante el uso del billetaje representan información clasificada útiles para el diseño de políticas públicas del transporte público a largo plazo.
En pocas palabras, el centro de monitoreo debe funcionar como un “cerebro” de toda la información generada con el cobro electrónico.
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Conforme a la planificación explicada por los técnicos, el sistema fue ideado para que cada pago de pasaje (validación) sea reportado en detalle al CCM y en tiempo real, con la posibilidad de implementar auditorías. Así se desprende de la Ley N° 5230/2014 del billetaje y su reglamentación, el Decreto N° 6912/2017.
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De esta manera, el plan es que el Estado –a través del Viceministerio de Transporte (VMT)– cuente con datos precisos sobre el recorrido hecho por los colectivos de todas las concesionarias y así observar de forma tecnológica sobre la prestación.
La información generada muestra la cantidad de itinerarios desarrollados (kilometraje recorrido), número de buses utilizados, cantidad de pasajeros trasladados y clasificado por horario y área (demanda), entre otros datos obtenidos, que “diagnostica” la prestación real realizada.
Ese conjunto de datos revela la facturación real de cada concesionaria, por vehículo, por mes, por día y por hora. Representa el costo de cada empresa de transporte.
El servicio efectivamente prestado está vinculado directamente con los costos reales de los transportistas y los ingresos que tuvieron con el cobro del pasaje a los usuarios.
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Esos ingresos y egresos son parte del cálculo del subsidio, lo cual se realiza mediante la Tarifa Técnica (TT). La TT se implementa con una planilla en la cual se completa con los datos de cada mes, tales como precio del combustible, cantidad de buses, kilometraje recorrido y otros. El resultado es el precio del pasaje.
He aquí la sensibilidad (y gravedad) de la falencia del centro de monitoreo al 100%, pues se paga pasaje y subsidios sin datos reales.