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La política debe contemplar la prohibición expresa de todo acto de soborno o corrupción en las transacciones comerciales (tanto en el sector público como en el privado) que puedan de alguna manera indebida influir en cualquier transacción o decisión u obtener alguna ventaja en nombre de la empresa. Debe establecer los procesos y líneas de acción previamente diseñados para poder mitigar los riesgos derivados de una posible corrupción o soborno, de tal manera a promover la integridad, la transparencia y la ética como parte integral de su cultura corporativa. Asimismo, de acuerdo con esta política, cada operación del seguro debe estar acompañada de procesos y controles para disuadir, prevenir y detectar posibles actos de soborno o corrupción. Esto incluye no sólo las operaciones propias de la aseguradora, sino cualquier servicio tercerizado relacionado con algún proveedor.
Para que esta cultura pueda diseminarse en toda la empresa es importante que cada proceso operativo garantice que los colaboradores estén familiarizados con las leyes en contra de la corrupción que sean aplicables; que se capacite de manera continua a la plana ejecutiva, colaboradores claves y otros; que los colaboradores se mantengan actualizados sobre cualquier cambio en la política y que las evaluaciones de riesgos se realicen de manera permanente a través del comité de riesgos de la aseguradora.
Esta política también debe establecer un seguimiento del programa de cumplimiento en contra de la corrupción de la empresa a través de la redacción por escrito de las políticas y procedimientos de cumplimiento; la elaboración de informes para la plana ejecutiva y el directorio; el asesoramiento a los departamentos y áreas funcionales sobre los riesgos de corrupción; la capacitación a la plana ejecutiva, al directorio, colaboradores, sucursales y agentes de seguros que operen de manera permanente con la aseguradora y el desarrollo de estrategias de cumplimiento de conformidad con las normativas en contra de la corrupción.
En resumen, la aseguradora debe estar comprometida a nunca influir indebidamente en actos o decisiones para obtener ninguna ventaja a través del soborno o la corrupción de su propia estructura o de terceros que actúan a nombre de la misma y debe adoptar las medidas razonables para asegurarse de que todos los integrantes de la empresa, incluido accionistas y tercerizados entiendan que deben actuar con los más altos estándares de honestidad e integridad en cualquier actividad o suscripción de seguros realizado.
Es decir, la aseguradora debe estar comprometida a promover la integridad y transparencia como parte integral de su cultura corporativa y todos los colaboradores deben notificar inmediatamente a través de los canales habilitados para ello, cualquier sospecha de situaciones que impliquen un acto de corrupción o soborno y aplicarse las sanciones previstas en el manual de conducta o en los reglamentos laborales.
Integral
La aseguradora debe estar comprometida a promover la integridad y transparencia como parte integral de su cultura corporativa.
(*) Abogado.