Ministerio de Economía: engendro de tecnocracia, ni liberal ni republicano

De prosperar en el Congreso el proyecto de ley que crea el Ministerio de Economía y Finanzas se dará un poderoso incentivo para que el intervencionismo económico se consolide como una política de Estado desde un órgano del Poder Ejecutivo. Sus efectos serán perniciosos sobre la economía y la política.

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El actual Ministerio de Hacienda hace al presupuesto, al diseño tributario como también a la administración de las deudas internas como externas y otras como la misma gestión operativa.

A tal efecto, el proyecto de modo correcto instala la fusión de la Secretaría Técnica de Planificación con la de Función Pública. Sin embargo, el documento también avanza en otros temas. Para empezar, el cambio de nombre de Ministerio de Hacienda a Ministerio de Economía no es mera enunciación lingüística. Una cosa es la Hacienda y otra la Economía.

Desde aquí y siguiendo lo establecido en el proyecto de ley se inicia una transformación que convierte al nuevo ministerio con una nueva nomenclatura institucional de exorbitantes atribuciones. No se trata solo de finanzas públicas sino de economía.

El artículo 5° del proyecto funciones y competencias del ministerio dice: a) “Formular y definir la política económica nacional”. d) “Formular, diseñar y evaluar la planificación del desarrollo nacional”. Bastan estos dos ítems como otros para mostrar la tendencia dominante: un giro intervencionista a la cubana y venezolana.

Para una mejor comprensión es fundamental dejar en claro que las finanzas públicas son muy diferentes a la economía. Aquella es una disciplina y actividad reglada en el estamento estatal para todo lo relacionado a los ingresos y gastos públicos así como el endeudamiento. Muy diferente es la economía, pues esta hace a la actividad privada, a la acción humana en cooperación, división del trabajo, producción y productividad.

Pero el nuevo ministerio -ahora de Economía- tendrá a su disposición a la Dirección de Ingresos Tributarios mediante la fusión de la Subsecretaría de Estado de Tributación (SET) y la Dirección Nacional de Aduanas (DNA) que se encuentra en otro proyecto de ley ya aprobado en Diputados. Y todavía más, podrá hacer economía. Se consolida así una línea de pensamiento más allá de los recursos del erario público.

Economía y tecnocracia

La hacienda convertida en economía resulta en una regresión si se toma en cuenta que nuestro sistema político y económico puede ser mejorado sin necesidad de un intervencionismo pernicioso como pretende el proyecto de ley.

De aprobarse este documento el ministerio de economía es un órgano no solo técnico sino igualmente fundado en la tecnocracia como forma de gobierno. La tecnocracia, es de tomarse en cuenta, es una ideología que considera que las decisiones de un estado deben ser hechas por técnicos y expertos en vez de por los políticos y esto no es para tomarlo a la ligera.

El superministerio de economía tendrá de esa manera la atribución de inmiscuirse sobre los factores de producción como el capital, el trabajo y la tierra. Avanzará de acuerdo al “plan nacional” sobre la creación y el mejoramiento de unidades productivas ya sea en el campo como en la ciudad.

Dadas las atribuciones del superministerio donde todo estará bajo su vista y alcance, desde la producción, el comercio, los servicios, la industria, etcétera, se estará entonces ante un nuevo actor de relevancia en el país: el ministro de Economía.

En efecto, el súper ministerio tendrá a su súper Ministro. Con amplias facultades como en efecto se lee en los artículos 5 y 6 del proyecto de ley, funciones y competencias que convertirán a esa repartición y a su ministro en una nueva fuerza política con pocas limitaciones. Inclinará la cancha hacia el Ejecutivo en detrimento del Congreso.

No es cualquier diferencia

La Hacienda se refiere a las actividades de imposición y gasto del gobierno. La recaudación ya es un problema y el gasto todavía más, al menos si debe cumplir con la transparencia, eficiencia y rendición de cuentas. Esto último lo hago notar con énfasis porque existe lo que se llama la perspectiva orgánica.

Para los que se adhieren a tal perspectiva, la sociedad es entendida como un “organismo” natural donde cada individuo es parte del mismo y el Estado es entendido como su razón de ser. Surgen entonces desde esta visión (a mi modo de ver errónea) los objetivos “sociales” establecidos por el Estado, quien se convierte en un conductor de la sociedad y de la economía.

Los adherentes de esta perspectiva orgánica terminan por considerar que lo público, lo estatal, el grupo, el Estado, está por encima del individuo; lo que implica finalmente el orden sobre la libertad.

Es el Estado mediante su gobierno el que tiene objetivos “naturales” diseñados por los que más saben. El resultado no es más que la centralización en vez de la descentralización del poder, y dicho esto, es la seguridad sobre la libertad. El colectivismo socializante será su resultado.

Desde luego esta visión colectivista del proyecto de ley de marras es contraria a la filosofía de la libertad para garantizar la vida, la libertad y propiedad. Esto es lo que ha dado resultados auspiciosos en el mejoramiento continuo de la calidad de vida de la gente a nivel planetario.

Tecnocracia intervencionista

El intervencionismo estatal es la forma de poner en práctica al ministerio de economía. Es el camino que lleva a la tecnocracia como una ideología que considera que las decisiones de un Estado deben ser hechas por técnicos y expertos en vez de los políticos mediando la representación del pueblo. La herramienta que sustenta este desvarío es el neo keynesianismo. Los tecnócratas son sus hijos pródigos que impulsan este proyecto de ley. Para ellos, por ejemplo, el desempleo se elimina simplemente aumentando los gastos del Estado, incluso a expensas del déficit y la misma inflación. Afirman que si se “regula la economía de modo eficiente” (vaya expresión que solo los colectivistas pueden decir sin ruborizarse pese a sus fracasos), se mejora toda la economía. Y proponen mediante el adecuado gasto, inversión así como del consumo privado con impuestos y legislaciones, tocar o un “poco” las tasas de interés y la masa monetaria.

Este proyecto de ley crea un superministerio. Un retroceso económico y político. Es la tecnocracia económica colectivista. No es liberal ni republicano.

Pernicioso

Se dará un poderoso incentivo para que el intervencionismo económico se consolide como política de Estado desde el P. Ejecutivo. Los efectos serán perniciosos sobre la economía y la política.

Diferente

Para una mejor comprensión es fundamental dejar en claro que las finanzas públicas son muy diferentes a la economía.

(*) Catedrático de materias jurídicas y económicas. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”; “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la Libertad y la República”.

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