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Somos favorables a la eficiencia energética por varios motivos, el uso eficiente de la energía se traduce en costos generales económicos positivos para la industria, el comercio, la administración familiar, individual o colectiva, y el medio ambiente.
Por su lado, la crisis energética representa una repentina escasez en el suministro de las fuentes energéticas. Normalmente hace referencia a una disminución de la disponibilidad de petróleo, electricidad, o a otros recursos naturales. La crisis a menudo repercute en el resto de la economía, provocando una recesión.
Paraguay es un país al que podríamos calificar de atípico en temas energéticos, han transcurrido más de 40 años desde la firma de los Tratados para la construcción de sus dos grandes centrales hidroeléctricas compartidas, Yacyretá e Itaipú, y aparentemente desde esas fechas y hasta hoy, su pueblo y sus autoridades están con la falsa creencia de que con ambas centrales la nación “guaraní” es y continuará siendo por siempre una potencia en disponibilidad de energía, es decir, que con ambas centrales se tendrá energía ilimitada e inagotable.
Ese concepto errado posiblemente fue la causa por la cual los gobiernos que siguieron al que las construyó nada planificasen con posterioridad. Lo que sí se tuvo en el escenario nacional fue una clase empírico-técnica, abanderada con un concepto equivocado de patriotismo, quienes se dedicaron durante cuatro décadas a cuestionar y atacar, sin propuestas inteligentes, los Tratados y sus Anexos. No estoy afirmando que lo hicieron con mala fe o sin patriotismo, algo se consiguió en consecuencia, pero nunca hubo una inteligencia superior que ofrezca propuestas para maximizar los beneficios del producto de ambas centrales y, en consecuencia, del propio sector energético y del país.
El Paraguay se encamina hoy hacia una profunda crisis energética, crisis que deberá llegar a finales de la década del 20, ¿exactamente cuándo? mucho dependerá de las acciones del futuro gobierno, quien, dentro de una visión de país, con abundante e inagotable fuente de energía, posiblemente como los anteriores, buscará atraer grandes consumidores, pero en contrapartida no avanzará, más bien se lo ve como alguien que atrasará la construcción de nuevas fuentes generadoras.
Consecuencias de la crisis energética
Cuando el abastecimiento de energía entra en crisis, las restricciones comienzan a amenazar el funcionamiento ordenado de la sociedad. La crisis que se abatirá sobre el país se caracterizará por la insuficiencia de la oferta de electricidad; este desequilibrio planteará opciones muy simples: si la demanda excede la oferta y esta no se puede modificar en lo inmediato, se debe intervenir sobre la demanda para evitar el peor de los escenarios, que es la restricción automática no controlada.
El sector industrial, que en condiciones normales representaría un tercio del consumo total de energía, puede sufrir de limitaciones en determinados horarios, que pueden alcanzar hasta un 40% de sus necesidades.
Tal limitación tiene un altísimo costo productivo, porque cuando las industrias están sin reservas de energía empiezan sus problemas de funcionamiento en sus diversas cadenas de producción. Ante esta alternativa, el sistema energético se verá ante la siguiente disyuntiva: o extiende la magnitud de la restricción energética a las industrias, o se restringe el consumo de otros sectores, igualmente vulnerables como los comerciales o residenciales.
Adicionalmente podría restringirse menos la demanda, pero sobre un universo más amplio de consumidores. Es decir, además de las industrias, comercios o residencias podría extenderse a servicios, a la administración pública, a la iluminación callejera y a los espectáculos nocturnos. Con esta opción sería posible alcanzar, adicionalmente, un ahorro general del orden del 10% de lo que se consume.
Complementando, además de estas acciones concretas se requerirá de un esfuerzo en la implementación de una campaña de información y educación. Es imperioso que la sociedad tome conciencia lo antes posible de que se aproxima una crisis energética, que lastimosamente se viene ignorando, sistemáticamente, en el discurso oficial.
¿Cómo la eficiencia energética puede minimizar la crisis?
Superar la crisis energética exige transitar del sistema actual hacia otro que garantice la conciliación de objetivos nacionales de seguridad, igualdad y sustentabilidad en cuanto a energía.
Se requiere para ello reducir el desperdicio y la intensidad energética en la producción y el consumo de la economía (eficiencia energética); diversificar las fuentes de energía, dando la mayor prioridad a las renovables y al uso racional e integrado de los recursos naturales, y reorganizar las instituciones del Estado con el propósito de identificar, financiar y ejecutar proyectos prioritarios de inversión pública y privada en las industrias petrolera y eléctrica y en las actividades consumidoras de energía.
La economía nacional puede ofrecer oportunidades de reducir la intensidad energética sin sacrificar bienestar y desempeño de las actividades productivas. Así se puede proponer objetivos definidos que incluyan estrategias oficiales de eficiencia y ahorro; además de impulsar estudios académicos sobre medidas puntuales para la convergencia entre eficiencia energética y ventajas en precios, calidad y accesibilidad en los energéticos.
Entre las acciones aplicables de eficiencia se podrían destacar diversos campos de acción: 1.- mejorar los balances de energía de las empresas públicas y privadas de alta densidad energética, en lo individual y en su articulación entre ellas.
2.- Otra actividad puede consistir en disminuir el consumo de combustibles utilizados en el transporte público y privado, la prestación de servicios públicos y la producción industrial, sin afectar los resultados productivos de esas actividades.
Se observa que el consumo de diésel y gasolinas en Paraguay se ubica entre los más altos y menos eficientes en el mundo. Una de las causas podría ser la inmensa cantidad de chatarras que hoy existen en nuestro parque automotor.
3.- Un tercer campo de eficiencia se ubica en los hogares y en las pequeñas y medianas instalaciones industriales, comerciales y de servicios. La normatividad aplicable a la fabricación y comercialización de equipos eléctricos y térmicos contribuyen con ese propósito. La instalación y operación de fuentes renovables de energía distribuida ofrece ventajas en costo y funcionalidad respecto a los sistemas convencionales de suministro de electricidad y gas LP.
Se requiere la decisión de Estado para brindar facilidades de gestión y financiamiento y promover la fabricación nacional de equipos e instalaciones de fuentes renovables en pequeñas escalas.
Otros beneficios
Desde el punto de vista de un consumidor de energía, la motivación principal de la eficiencia energética, a menudo, es simplemente ahorrar dinero al reducir el costo de la compra de energía. Pero no es solo eso, hace tiempo que se reconoce que la eficiencia energética aporta otros beneficios adicionales a la reducción del consumo de energía.
Algunas estimaciones de estos otros beneficios, denominados beneficios no energéticos, han puesto su valor total aún más alto que el de los beneficios energéticos directos. Estos múltiples beneficios de la eficiencia energética incluyen la reducción del impacto del cambio climático, la reducción de la contaminación del aire y la mejora de la salud, de las condiciones interiores, de la seguridad energética y la reducción del riesgo de precios para los consumidores de energía.
Cuando se incluye en el análisis se puede demostrar que el beneficio económico de las inversiones en eficiencia energética es significativamente mayor que simplemente el valor de la energía ahorrada.
Una estimativa del ahorro energético total del sistema, en un porcentaje del 30%, equivale a la construcción de una nueva central de esa capacidad. Esto puede representar el atraso en la llegada de la crisis energética derivada de la falta de nuevas centrales generadoras.
Concluimos esta entrega reafirmando otra vez que la llegada de la crisis energética afectará al país, con suerte será posiblemente mínima en este periodo presidencial, pero si nada se ejecuta, el próximo será el martirizado. Las dos únicas vías para minimizarla será con la Eficiencia Energética y con la construcción de nuevas grandes centrales.
Falso
Pueblo y autoridades tienen la falsa creencia de que con Itaipú y Yacyretá el país seguirá siendo una potencia en disponibilidad de energía.
Crisis
El Paraguay se encamina hacia una profunda crisis energética, que llegará a finales de la década del 20, ¿exactamente cuándo?
(*) Exdirector paraguayo de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY)