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O, el Art. III, también del Tratado, que creó en “igualdad de derechos y obligaciones” la entidad binacional Itaipú.
O el Art. VIII, con sus parágrafos 1º y 2º, que advierten, a propios y extraños, que las instalaciones destinadas a la producción de energía eléctrica y las obras auxiliares “no producirán variación alguna en los límites entre los dos países... “.
O el Art. XIII, que impone que “la energía producida por el aprovechamiento hidroeléctrico ... será dividida en partes iguales entre los dos países ...”.
Sin embargo, de facto, la enorme asimetría que favorece al Brasil, consentida, aún hoy por los “paraguayos de 60 Hz.”. o por aquellos que intentan eludir el índice acusador de la historia, o simplemente defender la fortuna que amasaron algunos “seudonobles” en ese feudo sui géneris conocido como Itaipú.
Comencemos con la tasa paraguaya de aprovechamiento, calculada con los datos de la propia Itaipú.
- En las publicaciones oficiales de la binacional se lee que desde la puesta en servicio de las primeras unidades del parque de máquinas de la gran central hasta abril del corriente ejercicio que la hidroeléctrica acumula 2.928.308.000 MWh de producción.
9,1% Vs. 90,9%
- Al comparar estas cantidades, la producción acumulada de Itaipú con la que consumió el Sistema Interconectado de la ANDE en el lapso de referencia, comprobaremos que la tajada que le sirvieron al Paraguay de la descomunal torta midió apenas 9,1%, en tanto que nuestro socio en condominio, por partes iguales, en el complejo binacional, con singular voracidad, engulló el abrumador 90,9%.
- El Art. XIII del Tratado de Itaipú, repitamos, consagra que “... la energía producida por el aprovechamiento hidroeléctrico ... será dividida en partes iguales entre los dos países...”, luego el 50% de los 2.928.308.000 MWh, 1.464.154.000 MWh correspondían al Paraguay.
- Al explorar la relación entre la cantidad que no consumió el Paraguay y la energía paraguaya, o sea 1.464.154.000 MWh - 266.774.000 = 1.197.380.000 MWh, se infiere que la cantidad que el Paraguay cedió al Brasil alcanzó 1.197.380.000 MWh, inclusive hasta abril de 2023, el 81,8% de su energía acumulada y consumió solo el 18,2%, o sea, 266.774.000 MWh.
¿Cuánto pagaron por la cesión?
El cuadro quedaría incompleto si no añadiéramos la suma que recibió el Estado paraguayo por el cuantioso caudal de energía que cedió en el lapso de referencia. Precisemos que se trató de la ya famosa “compensación por energía cedida”.
Ese dato, relevante por cierto, no es inaccesible, basta con localizar extraer, cotejar, sumar, etc., las cifras oficiales y luego plantear la siguiente fórmula: US$ 5.044.793.900 (pago total por cesión de energía) /1.197.380.000 MWh (total de energía cedida) = US$ 4,21 por MWh.
Está claro que el exclusivo receptor de este beneficio, el sector eléctrico brasileño, suma ese valor al costo de la energía de Itaipú, que para ellos también es, y con mayor razón, el promedio del valor de la garantizada, así como de la energía adicional a la garantizada, que según datos no actualizados, ronda los US$ 44/MWh.
Por consiguiente, la energía paraguaya cedida al Brasil les cuesta a sus beneficiarios menos de US$ 50/MWh.
¿Es esta cantidad el “justo precio” al que se refiere el Acta Final de Foz de Yguazú de 1966 y el tercer párrafo del Considerando del Tratado?
La respuesta la obtendremos al cotejar esta cifra con las tarifas de electricidad vigentes en la región. El precio promedio anual industrial publicado en Montevideo informaba que en el Uruguay ese valor promedio excedía este año US$ 130/MWh; ligeramente por debajo de US$ 130/MWh en Chile; superior a los US$ 120/MWh en Brasil y a US$ 90/MWh en Argentina.
En otras fuentes, también regionales, se informa que el precio promedio de la energía proveniente del Brasil para los países del Río de la Plata oscilaba entre US$ 60 y US$ 100/MWh, que se trata de la energía llamada de “vertimiento”, existente solo en tiempos lluviosos, con centrales hidroeléctricas con mucha agua en sus embalses, lapso de bonanza que ya pasó.
Si de generación térmica se trata, se supo que en la planta de Punta del Tigre (Uruguay) ese precio trepa a US$ 260,6/MWh; mientras en otros casos de generadoras de ciclo combinado, abierto, alcanzaban inclusive los US$ 285,8 /MWh.
Luego, la energía paraguaya en Itaipú, cedida en forma obligatoria al sistema brasileño, aún con el costo decreciente de Itaipú, es categóricamente beneficiosa para ellos.
Finalmente, se presta a la suspicacia que los paraguayos de 60 Hz., “nobles”, más bien innobles, dediquen sus esfuerzos en su pretensión de convencer que en Itaipú el gran beneficiario fue -inclusive es- el Paraguay y no Brasil, subestimando valiosos aportes, como los del reconocido financista norteamericano Jeffrey Sachs o más recientemente los del politólogo paraguayo/nortemericano Miguel Cartes, quienes demostraron la real dimensión de las pérdidas paraguayas en Itaipú y sus depresivas secuelas.
La pregunta que nos queda es si algún 60 Hz. también dedicará sus esfuerzos, y suponemos recursos, a demostrar la cuantía real de los beneficios que cosecharon nuestros socios en condominio por partes iguales en Itaipú.
Por de pronto, basta con rememorar ciertos conceptos del “Padre del Tratado de Itaipú”, Mario Gibson Barboza, en su memoria titulada “Na diplomacia, o trazo todo da vida”: “Cuando discutimos hoy Itaipú -su dimensión, el monto de la inversión, los empréstitos, en fin, las ventajas y cargas de la portentosa obra, debemos tener siempre en mente esta consideración: sin la energía generada por Itaipú (u otro equivalente, está claro) no podría existir el Brasil de hoy. Fue ese el parámetro que nos guió siempre, durante todas las negociaciones con el Paraguay y la Argentina”.
Barboza
“Sin la energía generada por Itaipú ... no podría existir el Brasil de hoy” Barboza, Mario Gibson. Na diplamacia, o trazo toda da vida”, 1992.