El delirante y dañino consejo del FMI contra el Paraguay

Días atrás el Fondo Monetario Internacional (FMI) entre otras cosas dijo que en nuestro país se deben subir los impuestos, proponiendo igualmente otras medidas como la de reformar la Caja Fiscal y el sistema de pensiones. Sobre los dos últimos puntos mencionados desde luego que expreso mi acuerdo y lo vengo sosteniendo desde hace varios años.

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Sin embargo, esas recomendaciones caen en saco roto porque desprecia la columna vertebral del sistema económico especialmente de nuestro país, que no debe ser modificado so pena de iniciar un proceso de descomposición de la economía privada.

El aumento de los tributos que propone el FMI no solo resulta delirante sino que dañará el tejido económico del Paraguay al punto de incentivar todavía más la alta informalidad y la intromisión de políticas públicas de más control sobre los pocos contribuyentes.

Pero no solo eso. El aumento de los impuestos será una estocada contra la formación del ahorro y la inversión nacional, que a causa del frágil Estado de derecho no pueden ser formados ni tener sus efectos bienhechores en los salarios de los trabajadores y las ganancias empresariales.

Precisamente son los salarios de los trabajadores y las ganancias de las empresas los que se verán afectados por la suba de impuestos porque al incidir sobre el ahorro y la inversión, pues los factores de producción como el capital y el trabajo son inexorablemente incididos.

Además, no solo el capital y el trabajo serán afectados negativamente sino también el factor de producción tierra, por lo que la producción y la productividad del sector agropecuario se verán mermados ostensiblemente.

El FMI y el Estado

El FMI viene desde hace tiempo “sugiriendo” a nuestros analistas, funcionarios y políticos sobre la necesidad, además de aumentar los impuestos como de incrementar la recaudación tributaria. Y esto no debe resultarnos raro porque este organismo fue creado precisamente para eso: otorgarles suma importancia a las finanzas públicas desde la mirada unívoca desde el Estado porque sus técnicos han sido formados en la escuela neokeynesiana donde el poder gubernamental es la fuente de la riqueza y bienestar de las naciones.

Los antecedentes del FMI son consecuentes con su forma de analizar y proponer las medidas a llevarse a cabo. El FMI es el adalid, la fuerza de choque académica para hacerles creer a los no tan incautos para colocar al Estado paraguayo en contra del pueblo, los que en verdad deben ser respetados y por tanto los consultados: los contribuyentes.

¿De dónde creen los técnicos del FMI que pueden solicitar más impuestos cuando saben del multimillonario despilfarro de más de 1 mil setecientos millones de dólares, del desvío de dinero, riqueza mal habida, sobornos y fraudes realizados desde y con el aval del mismo Estado al cual ellos desean dotarle de más recursos?

Para el FMI desde luego lo sublime y sacrosanto es el famoso espacio fiscal. En efecto, el espacio del Estado para seguir teniendo influencia sobre la economía de los individuos, las familias y las empresas privadas.

El “espacio fiscal” es tan sacrosanto que los contribuyentes pueden ser inmolados ante el altar del Leviatán del Estado, unos políticos y burócratas que viven a costa del esfuerzo ajeno.

Las finanzas públicas –en su absurda y delirante comprensión de la economía– consisten en sacrificar los intereses de individuos, familias y empresas privadas, pues para ellos lo que importa es que haya más dinero “administrado” por los gobiernos. ¡Esto es un despropósito y un atentado contra el sentido común y desde ahí contra el concepto del hombre libre y ciudadano!

El FMI, contra la economía privada

Considero procedente dejar asentados aquí los orígenes de una institución como el FMI para conocer sobre su tendencia al día de hoy.

En efecto, el FMI es creado a instancia e inspiración de John Maynard Keynes, el gurú del perverso estatismo, y se hizo apenas culminada la Segunda Guerra Mundial en la reunión de Bretton Woods (1944) para que ocupe el rol “de banquero de banqueros centrales” para así convertirse a lo que es hoy, una agencia prestamista que se ocupa de todos los detalles minuciosos que se deben contar para el financiamiento de los Estados.

Para el FMI y otros organismos internacionales coaligados desde la misma Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Estado no es solo una organización jurídica y política que se asienta en un determinado territorio y por medio de sus representantes en el gobierno establece sus normativas. No. Es más que eso. Es una deidad sacrosanta al que se le debe prestar –según creen ellos– absoluta pleitesía.

La filosofía de la libertad cuyo correlato está en la economía y la política, y por cierto a la que me adscribo intelectualmente, no aceptamos esa glorificación perversa del Estado o del poder sobre nuestros derechos individuales a la vida, la libertad y la propiedad.

En contra del hombre libre y ciudadano

La teoría y los hechos van diciéndonos sin duda razonable que los gobernantes de turno con su séquito de tecnócratas y politiqueros tienen como objetivo el aprobar y autorizar con insistencia medidas que no se corresponden con el interés del hombre libre y ciudadano, el que trabaja, invierte y paga sus impuestos para vivir en una sociedad basada en la ley.

El FMI se dedica a financiar a la caja de los Estados en cuya cabeza se encuentran políticos de baja calaña, corruptos e inútiles y en contra de la gente, como de hecho lo demuestra el descomunal y multimillonario mal gasto. Al FMI no le interesa la contraprestación que deben recibir los contribuyentes.

El FMI, finalmente, apuesta a financiar a gobernantes con ideas tercermundistas fracasadas y obsoletas como lo es aumentar los impuestos para mantener los escandalosos privilegios de unos cuantos en contra de la mayoría.

Seguir nutriendo de víveres al Leviatán con más impuestos bajo el impulso de la fuerza de erróneas legislaciones, dañando al individuo, a las familias y a las empresas privadas es, sin duda alguna, de lo más delirante y dañino para el Paraguay.

Es de esperarse de nuestros representantes, si son tales, el Ejecutivo y el Congreso, el rechazo firme y contundente de esta malévola “sugerencia” e intención del FMI de aumentar los impuestos en contra del Paraguay.

Apuesta

Al FMI no le interesa la contraprestación que deben recibir los contribuyentes. Apuesta a financiar a gobernantes con ideas tercermundistas fracasadas.

Rechazo

Es de esperar de los representantes del pueblo, el rechazo de esta “sugerencia” e intención del FMI de alzar los impuestos en contra del Paraguay.

(*) Catedrático de materias jurídicas y económicas en UniNorte. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”; “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la Libertad y la República”.

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