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La ruta une a las poblaciones de Carmelo Peralta (Alto Paraguay) y Loma Plata (Boquerón) en un tramo de 277 kilómetros. Además de ser puntal para el desarrollo de esta región, su principal objetivo es unir con rutas de la Argentina y Chile, y así posibilitar el transporte de productos de la región a los mercados asiáticos por medio del océano Pacífico.
Fue construida por el Consorcio Corredor Vial Bioceánico, integrado por las empresas Queiroz Galvao SA y Ocho A SRL. El costo inicial fue de US$ 445 millones, financiado con la Ley 5074 de llave en mano.
Sin que se utilice para lo que inicialmente fue construida, ya que aún no circulan por la zona los camiones bitrenes, la ruta bioceánica ya presenta hundimiento en algunas zonas. Se presume que sería a causa de las grandes lluvias que se produjeron en la región. Sin embargo, por la envergadura de obra y atendiendo el dineral que se gastó en su construcción, se presume que se debió prever cualquier tipo de eventos relacionados a la naturaleza para dar seguridad a los conductores.
¿Qué pasó de las fiscalizaciones realizadas a la obra? ¿Cómo puede entenderse que con la primera prueba de la naturaleza ya presente dicho deterioro? Conste que una vez que se termine el puente de la bioceánica, construido sobre el río Paraguay y que unirá al Chaco con el Brasil, está calculado que diariamente circulen por esta ruta más de 1.000 camiones de gran porte.
Si la ruta, que es una construcción nueva, ya presenta estos hundimientos, no queremos imaginar lo que podrá suceder de acá a unos años, cuando ya funcione el mercado de integración regional.
Hasta ahora, el MOPC no emitió ningún comunicado sobre la gravedad de lo acontecido. Tampoco se conoce si existe una póliza de seguro de parte del consorcio que realizó la obra. Así la cosa, una vez más la precariedad de trabajos y la poca seriedad de nuestras autoridades hacen suponer hechos de corrupción en la ruta bioceánica.