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Este banco que, por cierto, había recibido un galardón semanas atrás como “Banco del año”, vuelve a poner en el análisis y en entredicho varios temas que requieren de nuestra atención. Precisamente aquí en este espacio he venido sosteniendo con relación al modelo económico actual permeado por ideas y prácticas equivocadas.
Sobre la base de este sistema incluso los países más desarrollados son afectados y, desde luego, también afecta a países subdesarrollados o emergentes como el nuestro.
Ciertamente la situación podría (se han dado impactos en los bancos europeos) no desembocar en una crisis global como la ocurrida en el año 2008; pero, la realidad es que la quiebra de entidades financieras guarda relación directa con las normas reguladoras estatal, la supervisión y las mismas calificadoras de riesgo. Algo no está funcionando bien.
El problema
En este momento la población mundial se enfrenta con una amenaza creada por el estatismo de base neokeynesiana. En efecto, la inflación se inicia en este caso concreto con la crisis sanitaria de la pandemia. Los bancos centrales bajaron las tasas de interés y en el caso concreto de los Estados Unidos las redujo a prácticamente cero.
Esta situación produjo exceso de liquidez en el sistema bancario. Y esto con las bajas de tasas de interés que desde luego el Banco SVB lo aprovechó, hizo que invirtiera en bonos de tasa fija como lo son los bonos del tesoro norteamericano. Empresas y hasta países recibieron apoyo por parte del SVB, sin embargo, algo pasó que cambiaría el escenario.
Como la inflación empezó a subir, la Reserva Federal en Estados Unidos (y los bancos centrales en los demás países) empezaron a alzar las tasas de interés para “enfriar” la economía y entonces empezó un problema que se volvería crónico. El problema estuvo y sigue así porque al subir las tasas de interés, los bonos empezaron a perder valor.
Empezó la corrida. Sucede que los depósitos están asegurados por 250.000 dólares, pero los bancos como SVB y otros tantos solo tienen un pequeño porcentaje de garantía para los retiros, lo que significa que alguien deberá asegurarse de ello. Están en juego miles de millones de dólares de dinero en depósito que no tienen protección.
¿El creador del problema tiene la solución?
Los cambios en las tasas de interés bajándolas para incentivar o alzándolas para enfriar la economía lo hace el Estado y lo realiza de acuerdo a la doctrina económica hoy en vigencia, la del intervencionismo estatal desde la banca central.
Los bancos privados pueden cometer errores, no obstante, si tenemos un alza en las tasas de interés por parte de las políticas estatales, entonces los bonos no se pueden colocar en el mercado porque significaría pérdidas. ¿Qué pasaría si los depositantes quieren su dinero? El banco se vería en problemas porque para responder a esos pedidos deberá vender activos y aquellos bonos que debido a la manipulación de las tasas de interés (alza artificial de los intereses) no podrían ser colocados.
Esta situación expone un escenario de incertidumbre que solo podría ser “solucionado” (que se noten las entrecomillas) por el mismo causante del problema: el Estado, mediante la banca central. Al respecto, algunos dirán que no hay otro modo, sin embargo, ello no es cierto. Hay otra forma y es que la banca central debe desaparecer porque actúa como un constante estimulador de medidas por el cambio en las tasas de interés que no responden a las señales de los precios del mercado, esto es, al intercambio libre entre oferentes y demandantes.
La genuina estabilidad
No hay otro modo de conseguir la estabilidad para propiciar la certidumbre de respetar los precios reales. Si en verdad se desea una política monetaria que incentive reglas de juego para la banca privada, entonces hay que sacar del escenario al propiciador del desorden.
El Estado actuando en el mundo bancario por medio de los bancos centrales convirtió el dinero en curso forzoso autorizando mediante normas llamadas leyes (que no son tales) para así tener el monopolio de emisión de dinero artificial, y de ese modo financian los desvaríos de los políticos que hacen trizas el equilibrio fiscal y obligan a pagar a la gente los endeudamientos que aquellos generaron.
Si hay algo que en estas décadas se ha constatado y demasiado bien es que la raíz del problema de la inflación es creada por el mismo Estado. Pero como los adoradores del poder coercitivo de los gobiernos son los que hacen y deshacen la política monetaria y fiscal, entonces son ellos los que se encargan de “corregir” lo que han originado.
En el presente estamos ante una situación delicada para el futuro de las finanzas y sobre todo de la economía y siendo así entonces también para el futuro de la libertad de las personas. El sistema bancario de reserva fraccionaria donde se puede prestar más de lo que se dispone en depósito, se debe precisamente a que la banca central es considerada finalmente como prestamista de última instancia, donde todo se puede corregir y reponer a los depositantes si así las circunstancias lo exigen.
Seguir manipulando las tasas de interés es un arma poderosa en manos del Estado porque le otorga un poder desmedido y sin control alguno sobre la gente, la que trabaja, invierte y es la que produce para que otros gasten según sus deseos y caprichos y que termina en el enriquecimiento de algunos mediante la riqueza mal habida.
¿Estamos ante una sorpresa en el sistema bancario por lo ocurrido con el banco SVB Financial Group, premiado días antes como el mejor banco e intervenido por las autoridades en los Estados Unidos cuyos efectos se notan en Europa? Y no. Lo que produjo un asombro finalmente no es más que un síntoma adicional del estatismo que permea a nuestras instituciones y países.
Atención
Esta entidad recibió un galardón semanas atrás como “banco del año”, lo que vuelve a poner en el análisis y en entredicho varios temas que requieren de nuestra atención.
Quiebra
Quiebra de entidades financieras guarda relación directa con normas reguladoras estatal, supervisión y mismas calificadoras de riesgo. Algo no está funcionando bien.
Inflación
Si hay algo que en estas décadas se ha constatado y demasiado bien es que la raíz del problema de la inflación es creada por el mismo Estado.
(*) Catedrático de materias jurídicas y económicas en UniNorte. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”; “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la Libertad y la República”.