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En una de las ediciones fue analizada la importancia del capital humano y su impacto en la economía. Al respecto, la etapa de crecimiento y desarrollo en la vida, desde el nacimiento hasta la finalización de la fase educativa es fundamental para la formación del capital humano.
De acuerdo con la definición del Banco Mundial (BM), el capital humano es el conjunto de conocimientos, capacidades y salud que las personas acumulan e invierten a lo largo de su vida permitiéndoles desplegar su potencial como miembros productivos de la sociedad. Así, invertir en las personas a través de la nutrición, la atención médica, la educación de calidad, el empleo y las capacidades ayuda a desarrollar el capital humano, lo que resulta clave para poner fin a la pobreza extrema y crear sociedades más inclusivas.
Impacto en la educación
En esta ocasión se mencionaba que el impacto de la pandemia en la educación ha sido considerable y ha comprometido el bienestar de miles de personas en el futuro. Aunque es de recordar que el sistema ya presentaba muchas deficiencias, la situación se vio agravada con la crisis por el coronavirus.
El cierre de escuelas afectó a alrededor de 1.600 millones de niños en 188 países. Además, entre los meses de febrero de 2020 y febrero de 2022, los sistemas educativos no impartieron enseñanza presencial durante 141 días de instrucción en promedio, siendo peor para los niños en condición de mayor vulnerabilidad (El aprendizaje está en crisis: Dar prioridad a la educación y las políticas eficaces para recuperar el aprendizaje perdido. Artículo del Banco Mundial).
De hecho y conforme al organismo, a nivel global, aproximadamente 463 millones de niños no accedieron a programas de aprendizaje a distancia de radiodifusión y digitales durante los cierres de escuelas.
Otro dato igualmente alarmante es que 3 de cada 4 estudiantes que no participaron en esas actividades pertenecían a familias pobres o vivían en zonas rurales.
El Banco Mundial cuenta con el denominado “Índice de Capital Humano”, una medición que resume la cantidad de capital humano que un niño que nace hoy en día puede llegar a alcanzar hasta los 18 años.
Se consideran los riesgos de mala salud y educación deficiente prevalentes en el país en el que vive. De esta manera, se crea un probable escenario de productividad de toda una próxima generación para ser analizada.
Se utiliza una escala de 0 a 1, en la que solo se aplica 1 si el niño que nace hoy en día puede llegar a gozar de “plena salud” (definida como “el estado en el que la persona no sufre retraso del crecimiento y vive, como mínimo, hasta los 60 años”) y alcanzar todo su “potencial en la educación formal” (definido como “la posibilidad de asistir durante 14 años a un establecimiento educativo de alta calidad hasta los 18 años”).
Los datos desagregados revelan que, en su mayoría, los países asiáticos y nórdicos ocupan los primeros diez lugares con un promedio del 81%. Para todos estos se observa un alto desempeño en todos los indicadores.
Al observar las cifras para la región de América del Sur, la métrica de capital humano indica un 59% de productividad. En este caso, Chile, Perú y Colombia son los países de mejores rendimientos hacia esta zona del continente.
Paraguay, por su parte, se encuentra relegado tanto en el indicador general como en todos los demás, menos en el de crecimiento saludable.
Los números del país señalan un fuerte rezago en cuanto al capital humano (educación y salud) de la población que incidiría en las próximas generaciones. Si se considera la pandemia, los efectos podrían ser aún mayores, por lo que urgen acciones que ayuden a mitigar la pérdida en el bienestar de las futuras generaciones.