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La producción de gas llegó a casi un billón de metros cúbicos en octubre, según los últimos datos disponibles, un máximo histórico y casi un 50% más que hace una década. El sector crece desde el verano boreal de 2021, cuando Rusia empezó a recortar los envíos a Europa, según Steven Miles, del Instituto Banker de la Universidad Rice de Houston.
El boom del gas surgió tras la revolución del esquisto en la primera década del siglo, que llevó a Estados Unidos a convertirse en exportador neto de ese combustible en 2017.
La progresión no fue permanente: la caída de los precios del gas natural frenó la inversión y en junio de 2020 llevó a la quiebra a Chesapeake Energy, uno de los mayores actores del sector. Sin embargo las empresas de energía se volvieron más confiadas en las perspectivas de la demanda de largo plazo a la luz de la cambiante dinámica geopolítica.
Hace cinco años, la demanda de largo plazo “no estaba ni mucho menos tan clara como ahora” , afirma Eli Rubin, de la consultora EBW AnalyticsGroup. “Especialmente después de que Rusia invadiera Ucrania, tenemos un nuevo y saludable respeto por el gas natural a la hora de proporcionar seguridad energética y por su papel para ayudar a atenuar los precios al consumo”.
Incluso, antes de la invasión había fuertes inversiones en instalaciones para transformar el gas en gas natural licuado (GNL). En los últimos años se aprobaron unas 14 nuevas terminales de licuefacción y la primera comenzará a funcionar en 2024. “En los próximos cinco años podríamos duplicar las exportaciones estadounidenses de GNL” , afirmó Rubin.
Las grandes empresas energéticas disfrutan hoy de un abundante flujo de caja, fruto de elevados precios de las materias primas, que les permite invertir agresivamente. Al mismo tiempo con esta bonanza las empresas aumentaron las compras de acciones y los dividendos.
Aunque el crecimiento del GNL amplió bastante globalmente el mercado del gas natural, la dinámica sigue muy localizada. Los precios de referencia de los contratos a futuro de gas European TTF son seis veces mayores que los de su equivalente de Estados Unidos, el Henry Hub. Esa diferencia significa que las exportaciones de GNL tienen un precio más cercano al estadounidense, lo que prepara el terreno para que los “intermediarios” puedan trasladar cargamentos a Europa y “venderlos a precios europeos” , explicó Miles.
Demanda
Hace cinco años, la demanda a largo plazo “no estaba ni mucho menos tan clara como ahora”, afirma Eli Rubin, de la consultora EBW AnalyticsGroup.