El mercado es a la economía como el voto es a la democracia

El día de hoy domingo los partidos políticos con sus respectivas candidaturas se encuentran en elecciones internas. Luego, en el mes de abril del año que viene, se llevarán a cabo las elecciones nacionales en los cargos electivos que contempla nuestra ley fundamental. En términos de lo que se llama la democracia, resulta sumamente beneficiosa en una sociedad, ahí donde los ciudadanos deciden por sus futuros representantes.

Cargando...

Esto es lo que debería suceder en términos de la democracia constitucional. En Paraguay tuvimos importantes avances. Todavía falta y mucho en materia de instrucción cívica, formación de las ideas y propuestas. Pero los paraguayos lo encaramos y sin tener que apelar a la fecha desde 1989 a esta parte a hechos violentos de muertes entre facciones diferentes.

Sin embargo, y a falta precisamente de lo que significan las ideas y de su suprema importancia, así como la de castigar con el voto a aquellos que incumplieron con sus promesas electorales, en el presente tenemos un Estado cada vez más grande, ineficiente y corrupto.

Estos tres últimos calificativos son hartos conocidos, pero lo que no se dice es que tanto el tamaño desmesurado, la ineficiencia y la corrupción son consecuencias del estatismo reinante desde las ideas y praxis que se llevan a cabo desde nuestros partidos políticos donde sus dirigentes son la correa de transmisión de lo que no debe hacerse en el gobierno de una nación.

Para gran parte de la dirigencia, el Estado es como una panacea, una solución que requiere de más recursos y atribuciones. La realidad es muy diferente y no solo porque los hechos así lo prueban, sino porque la filosofía de la libertad que auspicia el constitucionalismo sostiene que precisamente el Estado mediante su gobierno no es la solución, es el problema y un gran problema.

El problema

Problema porque el crecimiento de los gastos no se compadeció de la contraprestación requerida en servicios de calidad y porque la misma existencia del Estado tal como la dirigencia la considera conlleva a que se transite hacia un camino sinuoso y hasta peligroso.

La razón no parece tan difícil de entender porque si se gasta más de lo que se recauda y además se despilfarran los escasos recursos detraídos de los contribuyentes, el resultado es y será una economía que pudiendo crecer a más del 7 o el 8 por ciento anual como mínimo del Producto y de modo continuo, lo que tenemos es un exiguo no más del 2 por ciento para este año y para el siguiente no más del 4 porcentual.

Dicho crecimiento es absolutamente insuficiente. Refleja el plafón de las ideas de una dirigencia sin visión ni siquiera a corto plazo, una conducta y mirada acomodaticia.

Idea que persiste

Si hay una idea que persiste y mucho en el país es aquella propalada incluso por los mismos dirigentes, por la cual se cree que tenemos demasiadas elecciones y por tanto se las propone en su mínima cantidad. De este modo lo que se busca es contar con un grupo de personas supuestamente más “preparadas” que podrían ir eligiendo a los más “capaces” (expresiones entrecomilladas que denotan lo contrario), esto es, no están preparadas ni son los más capaces.

Pero más de esto, lo que no se entiende porque así le parece mejor a la dirigencia que hoy tenemos es que la democracia por su naturaleza misma requiere en la permanente consulta popular, consulta que debe hacerse cada tanto para que el pueblo preste su acuerdo o desacuerdo a sus gobernantes.

Tampoco se reconoce que el subsidio electoral es una de las fuentes de la corrupción, motivo por el cual no se pretende eliminarlo puesto que debido a ese dinero, multimillonario por cierto, las cúpulas consiguen mantener sus influencias dentro y fuera del partido, en menor y mayor grado.

Desde luego que los partidos políticos son parte importante de la democracia constitucional. El reunirse en base a ideales y programas concretos implica ofrecer a la ciudadanía y a la opinión pública una línea de pensamiento coherente que requerirá la aceptación por parte del electorado.

Sí a los partidos

La gente no debería cansarse de los partidos políticos, sino de la forma en que funcionan sin resguardo de la formación de sus cuadros, formación que requiere de filosofía, política y economía. No debería extrañar al respecto que no se hable mucho, o mejor dicho no se mencione luego sobre las reformas que el país necesita en todos los órdenes donde el Estado interviene.

De lo que el pueblo en general entonces está hastiado es de dirigentes que se perpetúan en el cargo sabiendo que su lógica de sustentación está en mantener el aparato clientelístico, donde no importa seguir llenando cargos con tal que le respondan en épocas de elecciones a tal o cual político. Los partidos políticos de este modo han perdido su rol de ser lugares de debate público donde se expresen ideas y propuestas sobre los temas que hacen a la vida diaria de la población.

En nuestro país, por ende, el problema no está en las elecciones que ciertamente deben ser todavía más abiertas y no solo permitir una opción preferencial como ahora la tenemos. Si se sigue financiando en buena parte las elecciones con dinero de otros debido al subsidio electoral, entonces la democracia no tendrá el contenido suficiente para impulsar a aquellos que, por motivos de baja capacidad económica, puedan presentarse y ocupar algún cargo.

En tal sentido es muy interesante la relación del voto con el mercado. El concepto del consumidor del que hablamos continuamente en la economía es el mismo que la soberanía del pueblo que elige a sus representantes gobernantes. En el mercado, el consumidor decide a quién comprar y el ciudadano votante a quién votar.

Economía, democracia y representación

Esta es entonces la relación entre la economía y la democracia, entre decidirse en el mercado a realizar una determinada decisión de compras, ventas e intercambios con el voto en la democracia. Todavía más, el voto en el mercado es a cada segundo, en cada instante decidimos comprar, vender o dejar de realizar una actividad con nuestro dinero; y el voto se lleva a cabo cada período de tiempo, por lo general cada dos años como mínimo, de acuerdo a las normativas de cada país.

Hoy ciertamente la representación está en entredicho. Los que nos representan han roto el contrato entre el mandante, el pueblo, y el mandatario, el dirigente. Y habiéndose roto entonces esta forma de relacionamiento no se adecua a lo que sucede en un mercado libre. Aun así y tomando en cuenta esta objeción que hago sobre este preciso tema en esta nota periodística, no deja de ser cierta la relación entre mercado y voto.

El intento de disociar el concepto del consumidor con el de la soberanía del pueblo constituye una amenaza para el fortalecimiento de la democracia constitucional y, por tanto, es un peligro para que el ciudadano común se exprese de acuerdo a sus gustos y necesidades. Después de todo compramos o no un producto o servicio según nuestros gustos y necesidades y lo mismo sucede con el voto.

Panacea

Para gran parte de la dirigencia, el Estado es como una panacea, una solución que requiere de más recursos y atribuciones.

Despilfarro

Se gasta más de lo que se recauda y además se despilfarran los escasos recursos detraídos de los contribuyentes.

(*) Catedrático de materias jurídicas y en UniNorte. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”: “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la Libertad y la República”.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...